Desde
hace tiempo, las encuestan indican que entre las preocupaciones que más
importan a los ciudadanos españoles se encuentran la corrupción y los
comportamientos de una buena parte de la clase política. Parece que en la C/
Génova empiezan a darse cuenta y por ello se van anunciando algunas medidas, a
todas luces necesarias pero insuficientes, encaminadas a tratar de frenar esos
comportamientos y, por tanto, a mejorar la percepción ciudadana sobre estos
problemas. No parece sin embargo que en la rama popular valenciana se esté
percibiendo de igual manera la gravedad y el alcance de la indignación de los
ciudadanos. Hace tan sólo dos días, el vicepresidente del Consell y Presidente
del PP alicantino, José Císcar, a preguntas de los periodistas llegó a
reconocer que los imputados del PP sentados en su escaño de Las Cortes “perjudican”
la imagen del partido, pero que les corresponde a ellos decidir si entregar el
acta o si, por el contrario, prefieren aferrarse a ella. El Sr. Ciscar añadió
que la permanencia de imputados y procesados “perjudica a la imagen pública del
conjunto de políticos en general, y por supuesto también” del PP, algo que “preocupa”
al partido. Y con ello, con expresar su supuesta preocupación da por zanjado el
asunto y da a entender a los ciudadanos que ni él ni el PP pueden hacer otra
cosa que preocuparse por la mala imagen que se proyecta ya que no pueden
obligar a nadie a que deje su escaño o su acta de concejal.
Sin
embargo, semejante obviedad no significa que no se pueda hacer algo más que
preocuparse. El Sr. Ciscar lo sabe, pero lo oculta. Si estas personas dañan
según él la imagen del PP, lo hacen porque están imputadas o procesadas y
siguen permaneciendo en el Grupo Parlamentario Popular o en los Grupos
Municipales Populares de los distintos Ayuntamiento y ahí sí que puede actuar
el Sr. Ciscar y el PPCV. ¿Y Cómo? Pues excluyéndolas de dichos Grupos
institucionales que con los reglamentos en la mano es factible. ¿Y por qué si
está tan preocupado el Sr. Ciscar no lo hace o no pide que se haga? Por varias
razones. En primer lugar porque peligrarían las votaciones en dichas
instituciones ya que los así excluidos podrán revolverse y tumbar con su voto
las propuestas populares. Los actuales dirigentes del PPCV no se mueven por
principios éticos sino por pragmatismo. Yen segundo lugar, porque dicha
preocupación no se corresponde con la realidad. Hay que recordar que hace pocos
meses, estando imputada por tres presuntos delitos la Alcaldesa de Alicante,
Sonia Castedo, el Sr. Ciscar manifestó públicamente que seguía siendo el mejor
activo electoral del PP de la ciudad de Alicante, lo que da una idea del nivel
de los activos electorales populares.
Pero
es que, además, la falta de principios y, por tanto, de preocupación sincera y
honesta de algunos dirigentes populares se pone perfectamente de manifiesto en
el documento del PPCV por el que se expulsa a varios militantes del PP. En
dicho documento redactado por el exdiputado Felipe del Baño, acusado por cierto
de corrupción y promovido por el Sr. José Ciscar y su ayudante el Sr. José Juan
Zaplana, se dice que no se pueden criticar públicamente las actuaciones de la alcaldesa
imputada, Sonia Castedo, porque sus actuaciones son las del Partido Popular y
que no se puede pedir públicamente honestidad y regeneración democrática porque
eso es tanto como dar a entender que todo el PPCV es corrupto. Es, por tanto,
más que evidente que el Sr. Ciscar y todos los demás dirigentes del PPCV, al
avalar y apoyar esta tesis, actúan en connivencia con la corrupción y son, por
consiguiente, corresponsables del daño que la imagen pública del PP sufre.
Y,
por si fuera poco, la connivencia del Sr. Ciscar y de su equipo con el daño a
la imagen del PP que ocasiona la corrupción se puso no hace mucho de manifiesto
con la antidemocrática maniobra orquestada para que la alcaldesa imputada
pudiera seguir controlando la organización popular de la ciudad de Alicante,
sorteando con descaro la inexistente línea roja de Fabra. Para ello suprimieron
la Junta local de la ciudad, la dividieron en distritos y sin elecciones
democráticas situaron en la cúspide a la alcaldesa como directora de un órgano
de coordinación recién inventado. ¿Qué credibilidad puede tener por tanto el
Sr. Ciscar y todos cuantos participan y consienten silenciosamente estas sucias
maniobras? Ninguna. La corrupción y la desafección ciudadana les trae al pairo.
Sólo les preocupan los efectos electorales y no mucho porque para lo que les
queda en el convento…
Y,
a todo esto, vuelve a surgir con fuerza el rumor de que la Alcaldesa, Sonia
Castedo, podría estar organizando su propio partido para concurrir a las
próximas elecciones municipales. No es nuevo el rumor pero hoy en el Diario El
Mundo, en la Sección de Alicante, se publica un interesante artículo al
respecto (http://www.elmundo.es/comunidad-valenciana/2014/02/23/5309d86bca47415d108b4572.html).
Hay que decirlo: hoy por hoy, Sonia Castedo, Alcaldesa de Alicante es inocente.
Está imputada por varios delitos, pero es inocente y es normal que intente
actuar como tal. Otra cosa es que a la luz de las grabaciones publicadas y de
los distintos testimonios conocidos hasta la fecha pueda afirmarse con
rotundidad que su comportamiento con algún proveedor municipal diste mucho del
que debería haber tenido quien representaba la dignidad de esta ciudad y de los
alicantinos. Y otra cosa muy distinta, también, es que siendo inocente, por el
momento, las acusaciones existentes contra ella dañan y mucho a la imagen del
PP, de la clase política en general y de la propia ciudad que regenta.
Considerándose inocente es lógico que no dimita, pero siendo consciente del
daño que su situación procesal causa, no es tan lógico que no haya tenido un
gesto de generosidad o de grandeza personal y haya suspendido voluntariamente
su militancia o haya abandonado temporalmente el Grupo Popular.
Si
es cierto que está “montando” su propio partido, y algo debe haber cuando el
río suena, no es posible creer que en la Dirección Provincial del PP no sepan
nada o que la estén dejando actuar con toda libertad. Organizar un partido
desde la Alcaldía de Alicante, con los inmensos recursos a su disposición para
hacerlo, es relativamente sencillo y, desde luego, no se puede llevar en
secreto. Lo que sí es evidente es que si se consuma será gracias a la
pasividad, cuando no complicidad, de muchos ediles que hoy son del PP y de la
funesta dirección provincial popular encarnada en ese tétrico dúo compuesto por
los Sres. Ciscar y Zaplana.
Santiago
de Munck Loyola