Translate

Mostrando entradas con la etiqueta Miguel Ángel Blanco. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Miguel Ángel Blanco. Mostrar todas las entradas

martes, 12 de julio de 2016

ADIÓS, MIGUEL ÁNGEL. (In memoriam).

Artículo publicado en las revistas locales de Rivas-Vaciamadrid en 1997.

ADIÓS, MIGUEL ÁNGEL.

Nada sabíamos de ti, como nada sabemos de la mayoría, hasta que unos desalmados te secuestraron y te mataron. Y, antes que tú, otras ochocientas personas te precedieron en el mismo final. Anónimas también la mayoría, hombre, mujeres y hasta niños pagaron con su vida el precio impuesto por la sinrazón de unos cuantos. Tú llegaste a ser el objetivo de esos violentos porque el día que asesinaron a Gregorio, en San Sebastián, decidiste echar una mano a tu pueblo, afiliarte a las juventudes del partido Popular y presentarte a las elecciones municipales. Y en el momento en que lo hiciste no ignoraste seguramente los riesgos que tu decisión podía implicar. Tú llegaste a ser su víctima porque alguien te señaló, alguien que te debía conocer y que pensó que por ser una persona normal y corriente, por ser representante del pueblo y por ser demócrata servirías a sus propósitos.

Nada sabíamos de ti y aunque ahora sabemos algo más, seguramente es poco. De tus veintinueve años hemos conocido tus esfuerzos, tu trabajo, tu afición a la música, tu abnegada familia, tus proyectos. Pero poco más hemos podido saber.

Nada sabíamos de ti y ojalá no hubiéramos tenido que saberlo nunca. Hemos sabido de tus últimas cuarenta y ocho horas. Las hemos vivido con tensión, con angustia, con esperanza, con rabia y finalmente con tristeza, con una profunda tristeza y amargura. Hemos imaginado, hemos intentado compartir un poco tu angustia, tu dolor y tu sufrimiento. Pero son intentos vanos porque sólo tú has padecido ese auténtico calvario. Y aunque tus últimas cuarenta y ocho horas de vida han removido los sentimientos y las conciencias de millones de españoles de todas las edades y condición, son sólo tuyas.

Nada sabíamos de ti y poco seguimos sabiendo. Pero sí que podemos imaginar por el dolor de tu familia, de tus amigos y de tus vecinos que eras alguien que merecía la pena. Sí que podemos saber por las lágrimas sinceras, desconsoladas e incontrolables de tu joven compañera de escaño que tu ausencia es la de un hombre justo y bueno.

Es verdad, Miguel Ángel, te has ido para siempre. Los gritos de millones de españoles no lo han impedido, las calles inundadas de buena gente no han sido suficientes para que te dejaran vivir. Sin embargo, algo de ti ha quedado entre nosotros. Te has convertido en flor de esperanza, en un río de libertad que inunda todos los rincones de España, en un clamor de paz que une voluntades. Algo de ti ha quedado entre nosotros, pero seguramente Dios se ha quedado para siempre con lo mejor de ti.

       Fdo. Santiago de Munck Loyola       
Presidente del PP de Rivas-Vaciamadrid

(Julio de 1997)