Que finalmente el Presidente Provincial del PP, José Ciscar,
no haya resultado elegido presidente de la Diputación Provincial de Alicante
gracias al veto de Ciudadanos es una buena noticia para todos cuantos trabajan
por la regeneración de la política y de las instituciones. Bien es verdad que
este veto de Ciudadanos a José Ciscar tiene toda la pinta de una venganza
política del líder provincial de Ciudadanos, Emigdio Tormo ripollista de pro, más
que a una cuestión de principios éticos y políticos. Al fin y al cabo, Ciudadanos
ha dado el poder de la institución provincial a un partido que no sólo no se ha
movido un centímetro en favor de la regeneración democrática, sino que, además,
cuenta entre sus filas de diputados provinciales con un imputado. Gracias a
Ciudadanos se ha producido un cambio de caras, pero no de políticas y se deja
la institución provincial en manos de un partido responsable directo de la
marginación presupuestaria de nuestra Provincia, de políticas despilfarradoras
e insolidarias y de decenas de casos de corrupción sin que, hasta el día de
hoy, nadie haya entonado un “me culpa” ni pedido perdón a los alicantinos por
tanta desvergüenza.
Pocos cambios pueden esperarse en la política a desarrollar
por la nueva Diputación Provincial a pesar de la buena imagen del nuevo
Presidente, César Sánchez, pupilo y colaborador directo de José Ciscar. No hay
que olvidar que en el PP se dirige y se somete a los cargos públicos a las
directrices del partido dejando poca autonomía política a los cargos
institucionales. Y la prueba más palpable la veremos en cuanto se proceda a
nombrar a toda esa pléyade de cargos a dedo, asesores y directores, que lastran
el presupuesto público. La lista de gente buscando acomodo en la mamandurria
provincial es inmensa tras el desastre electoral de las elecciones municipales
y será la dirección provincial del Partido Popular la que se ocupe de premiar a
los buenos y castigar a los malos indicándole al Presidente de la Diputación a
quién tiene que contratar y a quien no. Cuentan que hay ex cargos públicos
populares que, en un alarde de ignorancia administrativa, se ofrecen hasta de
conserjes. Y no voy a dar nombres.
Si el nuevo Presidente de la Diputación, César Sánchez,
quisiera o pudiera dar muestras de su talante regenerador y de su autonomía
política podría empezar su mandato con toda una batería de gestos políticos:
eliminar el 90 % de los cargos de confianza, suprimir todos los coches
oficiales y eliminar ese infame acuerdo aprobado en la legislatura pasada por
el PP y el PSOE que permite a los grupos políticos de la Diputación desviar la
asignación económica para sus gastos de funcionamiento en la Diputación al pago
de los alquileres de las sedes de sus partidos. Estoy prácticamente convencido
de que no lo va a hacer porque ni su partido, ni seguramente Ciudadanos, se lo
van a permitir.
Salvo imprevistos, a los alicantinos nos esperan en la
Diputación más de lo mismo y mientras tanto nuestra Provincia seguirá siendo
marginada por el Estado y por la Generalidad Valenciana, administración en cuyo
Gobierno el peso de Alicante es prácticamente nulo.
Santiago de Munck Loyola