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viernes, 26 de abril de 2013

La vagina de la concejala socialista Elena Martin.



De piedra, me he quedado de piedra, al leer en un periódico unas palabras de Elena Martín, ex secretaria de organización del PSPV y actual concejala del Ayuntamiento de Alicante. Ignoraba que la ilustre política socialista tuviera problemas con su vagina. "Bueno y para despedir la semana, les digo a los curas: ¡¡¡¡sacad las biblias de nuestras vaginas!!!! Bona nit" así se despedía hace unas horas en Twitter.

Es posible que esta frase antológica responda a problemas personales del uso vaginal de la Sra. Concejala y que use el “nosotros” por cierto pudor. Con el uso del plural podrían diluirse las referencias personales de su situación vaginal. De todos es sabido que la vagina forma parte de los órganos genitales internos de la mujer, del aparato reproductor femenino. La vagina, junto con la vulva, son los órganos de la copulación en los mamíferos. Y para cumplir esta función reproductiva, es el órgano femenino que recibe el pene durante el coito, la parte inferior del canal del parto y la vía de salida de la menstruación. La sabia naturaleza ha dispuesto que en la vagina se introduzca sólo el pene para cumplir con la función reproductiva. Pero los humanos y por otras razones, además del pene, introducimos otras cosas: los tampones, por motivos higiénicos, vibradores, como estimulantes sexuales, instrumentos médicos, etc. Ahora bien, ¿una Biblia? ¿Quién coño (y perdone el lector la redundante expresión) le habrá metido una Biblia en la vagina a Dª Elena Martín o a sus conocidas? Si ella lo dice es que se ha debido encontrar con algo parecido a un volumen bíblico en su vagina. Desde luego, la Biblia, el libro más leído del mundo, no es un libro cualquiera. Libro sagrado para cristianos y judíos es una larga narración que ocupa centenares de páginas y que, por tanto, puede tener un volumen más que considerable. Es verdad que algunas ediciones impresas en papel muy fino y letra pequeña reducen notablemente dicho volumen, pero con todo parece excesivo que una edición de bolsillo de la Biblia pueda caber en la ilustre vagina municipal. Es posible que la coincidencia del material en el que se imprime un libro, el papel, con el de la fabricación de los tampones, la celulosa, haya inducido a la confusión a la edil socialista, tomando por una Biblia lo que en realidad podría ser un tampón. ¡Hombre! Por higiene convendría ser más cuidadoso a la hora de examinarse las oquedades corporales y, sobre todo, de aprender a distinguir un libro, sagrado o no, de otros objetos.

Pero, claro, es que además la linda y elegante frase de la Sra. Martín está dirigida a los curas, presuntos culpables de esa supuesta práctica. Hay curas de todas las clases y condición, buenos, malos, santos, regulares, etc. Pero nunca había oído hablar de curas que confundieran las vaginas con las bibliotecas que es el lugar idóneo para depositar libros. Conviene resaltar que Dª Elena se ha dirigido expresamente a los curas, al clero católico, y no a otros “curas” o miembros del clero musulmán, por ejemplo, quienes también manejan un libro sagrado, el Corán. Se ve que estas prácticas de introducir textos en las vaginas de las mujeres deben estar circunscritas al clero católico o puede ocurrir que los hábitos de otros cleros en relación a las mujeres no sean de interés para la concejala socialista alicantina.

Sin embargo, la explicación más probable que justifique la creación literaria de Dª Elena lanzada a las redes sociales estribe en la personalidad y forma de hacer política de la concejala socialista. Su frase está destinada a fijar públicamente su posición política y personal sobre la legítima reforma de la ley del aborto impulsada por el actual Ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón. Elena Martín, con su mensaje, ha dejado claro lo siguiente: que cree, o eso finge, que la reforma la impulsan los curas y no los casi 11 millones de españoles que la impulsaron con su voto en noviembre de 2011. Podría haberlo dicho así, tranquilamente y sin ofender a nadie. 

Pero, no, para repetir los tópicos que su partido transmite a la sociedad, esta señora lo ha hecho seguramente de la única forma que sabe, de forma grosera, soez y ofensiva para los creyentes. Es lo que hay: ésta es la representante de una parte de la clase política que nos representa a todos, creyentes y no creyentes. Incapaz de elevar intelectualmente el argumentarlo de parvulario de su partido sobre el aborto no se la ha ocurrido otra cosa que, creyéndose ingeniosa, ofender con ordinariez a muchos ciudadanos. Ahora se comprende mejor por qué el PSOE alicantino está como está: rebosa de sectarismo, de anticlericalismo y de parquedad intelectual. ¡Que sigan así!

Santiago de Munck Loyola