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sábado, 20 de agosto de 2011

JMJ 2011: Un éxito.

No cabe la menor duda de que el desarrollo de las Jornadas Mundiales de la Juventud está siendo un verdadero éxito de sus organizadores y, como no, de los participantes en las mismas.  Más de un millón de jóvenes peregrinos, cientos de miles en todo caso, venidos de todos los rincones del mundo, inundan estos días las calles de Madrid soportando un calor asfixiante y algún que otro incidente promovidos por los intolerantes de siempre.
La noticia está ahí, en la participación y presencia de estos cientos de miles de peregrinos que en uso de su libertad de conciencia han acudido a la llamada de la Iglesia para desarrollar un encuentro de compromiso y de Fe. Los jóvenes católicos lo están haciendo en un clima de alegría desbordante, de simpatía, de valentía, de amistad y de camaradería que para si quisieran muchas otras organizaciones.
La noticia está también en el enorme poder de convocatoria de la Iglesia y en la indiscutible capacidad de movilización y en la incomparable capacidad de organización de la misma, sustentada sin ningún género de dudas en las aportaciones voluntarias materiales y humanas de los miembros de la Iglesia Católica. Decenas de actos desarrollados tras meses de preparación y ejecutados con una precisión asombrosa ponen de manifiesto una excelente planificación y una coordinación difícil de igualar.

Las JMJ han convertido a Madrid y a España, durante estos días, en el centro informativo de todo el Mundo, trasladando una imagen una imagen positiva de nuestra sociedad tan solo empañada por la actitud de los intolerantes que, a pesar de haber intentado convertirse en noticia, tan sólo han logrado ser anécdotas en un acontecimiento tan importante.

Estos cientos de miles de jóvenes de peregrinos que han pagado por inscribirse en las Jornadas entre 30 y 210 € son, con su mochila pagada que no regalada, un ejemplo de civismo y de comportamiento envidiables. Han sufrido insultos, vejaciones, agresiones y descalificaciones por el simple hecho de reunirse a compartir unos días y de ejercer uno de los derechos más elementales y básicos del ser humano, la libertad religiosa. Y han venido a hacerlo a una nación cuyo Estado garantiza constitucionalmente ese derecho y  cuya población está compuesta según señala el CIS en su última encuesta por un 72 % de ciudadanos que se declaran católicos. Es decir que han venido a una Nación cuyo Estado se sostiene principalmente con los tributos que los que se declaran Católicos pagan.

Quedan pocas horas para que las Jornadas Mundiales de la Juventud del año 2011 terminen y estas horas finales constituirán seguramente un broche de oro para este gran acontecimiento. Y para todos los organizadores y los participantes en las mismas mis mejores deseos y mi modesta gratitud por su ejemplaridad.

Santiago de Munck Loyola.