Translate

viernes, 27 de marzo de 2015

La coalición “Esperanza Ciudadana – Juntos por Alicante” designa a Santiago de Munck Loyola candidato a la Alcaldía de Alicante.

COMUNICADO
Tras la celebración de un proceso de participación para la elección de candidato a la Alcaldía de Alicante celebrado entre las bases de los partidos integrantes de la Coalición “Esperanza Ciudadana – Juntos por Alicante”, la Comisión de Dirección de la misma ha designado a Santiago de Munck Loyola, cabeza de lista de la coalición para el Ayuntamiento de Alicante.


Santiago de Munck Loyola, de 56 años, funcionario de Administración Local, es Licenciado en Derecho, Ciencias Política y Sociología. Procede el Partido Popular del que fue expulsado en octubre de 2013 por haber solicitado públicamente el apartamiento de Sonia Castedo y demás imputados y por haber promovido la regeneración democrática en el seno de este partido en el que venía militando desde su fundación y del que fue Portavoz durante tres legislaturas en el Ayuntamiento madrileño de Rivas-Vaciamadrid.


El candidato ha manifestado su agradecimiento a los compañeros de partido y de la Coalición y ha resaltado que “se trata de un reto difícil y de enorme responsabilidad. La ciudad de Alicante necesita un profundo cambio para recuperar el prestigio que le han arrebatado y para exigir el fin de la discriminación económica a la que es sometida desde Madrid y desde Valencia, para poder abordar así con eficacia los problemas más acuciantes de miles de alicantinos, como el desempleo, la vivienda y o los recortes sociales. Queremos devolver el Ayuntamiento al ciudadano y ponerlo a su servicio, desterrando a los grupos de intereses privados que lo han venido manejando a través de los partidos tradicionales.”
Alicante 26-3-2015.

www.juntosporalicante.es 

lunes, 23 de marzo de 2015

El anticipo andaluz.


Parece que los resultados de las elecciones andaluzas no han diferido mucho de lo que venían vaticinando las encuestas publicadas. El PSOE con Susana Díaz ha desbancado al PP como partido más votado en Andalucía. Susana Díaz ha logrado repetir, aunque perdiendo más de 100.000 votos, el número de escaños con los que contaba en el Parlamento andaluz. Con ello, el PSOE ha resistido bastante bien el crecimiento de PODEMOS, pero no ha logrado el objetivo que se propuso Susana Díaz al anticipar estas elecciones: lograr una mayor estabilidad parlamentaria para el gobierno andaluz. Todo lo contrario, esta convocatoria anticipada ha servido, y a la vista está, para que la gobernabilidad sea aún más difícil. No va a pactar con el PP ni con PODEMOS, así lo anunció Susana Díaz en repetidas ocasiones. Y para poder pactar con Ciudadanos, salvo que éstos incumplan su palabra en favor de la gobernabilidad, el PSOE debería deshacerse de Chaves y Griñán por su vinculación con los mayores casos de corrupción de la historia de España, el caso de los ERE’s y el de los cursos de formación. Pronto lo veremos.

El PP por su parte se ha llevado un varapalo sonado. Ha perdido su condición de partido ganador, el partido más votado en Andalucía, para pasar a la segunda plaza y, con ello, ha pasado de 50 a 33 escaños. Casi un 40 % de los andaluces que en 2012 votaron al PP ha dejado de hacerlo. Casi la mitad de esos ex votantes del PP se ha decantado por el candidato ex socialista de Ciudadanos y por un programa de centro izquierda y la otra mitad seguramente se ha decantado por la abstención o, incluso, por PODEMOS, como en las últimas elecciones europeas. El PP no ha sabido rentabilizar su labor de oposición, ni el impresionante desembarco de ministros durante la campaña electoral ni los efectos de la recuperación económica que aún no son percibidos por la inmensa mayoría de los ciudadanos. La falta de reacción del PP frente a sus propios casos de corrupción, su inmovilismo regenerador y su falta de democracia interna subrayada con el nombramiento a dedo del candidato Moreno, han debido pesar en la decisión de los votantes fugados. Moreno era una apuesta personal de Mariano Rajoy, la expresión más pura del dedazo, y la apuesta ha fracasado. Nadie asumirá responsabilidad política alguna por ello, lo veremos.

Izquierda Unida ha sido el otro gran perdedor de estas elecciones. No ha rentabilizado su gestión compartida con el PSOE en la Junta y seguramente su tibieza, cuando no complicidad, en las investigaciones parlamentarias sobre los ERE’s le ha pasado factura. Su voto se ha ido con los podemitas, lo que sin duda constituye una mala noticia para la estabilidad y futuro de una izquierda necesaria y responsable.

Con todo, el votante de derechas que cree en la decencia, en la participación, en la ejemplaridad y en las políticas serias al servicio de los ciudadanos y no de los poderosos sigue sin encontrar su partido. Vox ha perdido la mitad de los votos que obtuvo en las elecciones europeas y cada día es más evidente que se ha transformado en el chiringuito de un líder para su sustento personal. Buena parte de los antiguos votantes del PP han apostado por Ciudadanos porque representa un soplo de aire fresco en la coyuntura actual y pesan más sus propuestas regeneradoras que las medidas de su programa ideológicamente alejadas del pensamiento liberal conservador.

Estas elecciones son, sin duda, un anticipo de las tendencias electorales que en dos meses se concretarán en las elecciones municipales y autonómicas: el PSOE no va remontar allí donde no toque poder, el PP se va a estrellar, los podemitas y Ciudadanos van a crecer e Izquierda Unida va a ser fagocitada. Queda poco tiempo para enderezar las estrategias y algunos partidos son extremadamente lentos en sus reacciones. El toro les va a pillar.

Santiago de Munck Loyola


jueves, 19 de marzo de 2015

Ikea, Alicante y la “polla insaciable”.


En una sociedad de mercado libre, no intervenida, competitiva y con instituciones limpias y transparentes el hecho de que una empresa cualquiera, por muy grande que sea y por muy Ikea que se llame, decida instalarse en una ciudad como Alicante no debería causar todos los problemas y debates que en nuestro caso se están generando. La instalación de esa empresa debería depender fundamentalmente de razones de oportunidad de mercado y del cumplimiento de la legislación vigente. Y poco o nada tendrían que decir los políticos salvo en lo relativo a la defensa de los intereses de los usuarios.

Pero es evidente que no estamos en una sociedad de mercado libre, no intervenida, competitiva y con instituciones limpias y transparentes y no lo estamos porque nos gobiernan los que nos gobiernan y porque se oponen los que se oponen. Unos y otros son los responsables del lamentable espectáculo que se está ofreciendo para algo tan normal como que funcione el mercado en una sociedad moderna y occidental. Seguramente, al observador extranjero toda esta opereta en torno a la instalación de Ikea en Alicante le suena más a una aventura empresarial en una república bananera que a la que corresponde a un país y a una ciudad occidental en el siglo XXI.

Han conseguido que la llegada de Ikea a Alicante esté asociada a la corrupción, al tráfico de influencias y, en definitiva, a lo peor de una determinada forma de entender el papel de las administraciones públicas en el funcionamiento del libre mercado. A la vista de lo que ha ocurrido y de lo que está ocurriendo es evidente que en Alicante tenemos, más bien padecemos, un Ayuntamiento y una Administración Autonómica podridas hasta la médula que, lejos de servir al interés general, al de los ciudadanos y consumidores, sirven a intereses particulares y, además, bastante sucios, gracias a una clase política en buena parte corrupta, servil, irresponsable y, cuando menos, vergonzosamente pasiva.

Para que una gran empresa se instale en una determinada ciudad sólo deben confluir dos intereses: el de la empresa y el de los consumidores o usuarios y el primero siempre dependerá del segundo. Y el papel de las administraciones no puede ser otro que el de haber desarrollado un modelo de ciudad que disponga de los suelos necesarios para que las oportunidades empresariales pueden materializarse. Y eso no ha ocurrido en nuestra ciudad cuya configuración territorial, cuya trama urbana se ha venido improvisando a golpe de ocurrencias o de intereses particulares, sin más previsión de futuro que la del pelotazo del amigote.

Para que Ikea o cualquier otra gran empresa se instale en nuestra ciudad no hace falta que se vincule con la aprobación de suelos para miles de viviendas nuevas, ni con la creación de un supercomplejo comercial de 130.000 metros cuadrados. Si se hace es sólo para beneficiar al amigote de turno, si se hace es para servir a los intereses de un particular y no al interés general. Podrán justificarlo como quieran, pero todos sabemos que eso es así. Y cuando el proyecto inicial es sometido a investigación judicial, acudir a la figura urbanística de una ATE para eludirla es una demostración palpable de que el Gobierno de la Generalidad también está sirviendo a intereses privados.

Ikea no es la panacea para el empleo ni es la salvación de la ciudad, aunque lo sea del capo de la misma. Es indudable que su implantación beneficiará al consumidor que ya no tendrá que desplazarse a Murcia o a Valencia para adquirir los productos de la multinacional sueca. Pero si Ikea va acompañada de un macrocentro comercial significará, sin duda, la asfixia de los numerosos centros comerciales de la ciudad que no terminan de despegar, supondrá la creación de muchos puestos de trabajo pero simultáneamente la pérdida de cientos de puestos de trabajo en esos mismos centros comerciales y en muchos de los comercios del centro de la ciudad y supondrá el desplazamiento y concentración del ocio con la consiguiente pérdida de vitalidad de importantes zonas de la ciudad. Hay que valorar todo y hay que redimensionar el impacto de esta iniciativa empresarial. Pero lo que hay que intentar sobre todo es obligar a nuestros gobernantes a que sitúen en el centro de sus actos el interés de los alicantinos y a que olviden de una vez sus pactos y su vergonzante sumisión en Valencia y en Alicante a la “polla insaciable”.

Santiago de Munck Loyola


sábado, 14 de marzo de 2015

Alicante maltratada: razones para un cambio.


Desde hace muchos años, los ciudadanos de Alicante sufrimos dos graves problemas cuyas consecuencias se notan en nuestra vida diaria: la discriminación que sufre nuestra provincia y la corrupción en las administraciones públicas. Estos dos problemas inciden directamente en nuestra vida porque son los responsables, en gran parte, de que el nivel de bienestar de los alicantinos esté por debajo de la media española. Ganamos menos que la media de los españoles y tenemos unos servicios públicos de calidad inferior a la media. ¿Por qué? Porque la discriminación provincial y la corrupción conllevan menos recursos públicos y privados para impulsar el desarrollo de nuestra provincia y, por tanto, del bienestar de todos los alicantinos.

Hay que recordar que Alicante es la quinta provincia española en población y en generación de riqueza. Nuestro Producto Interior Bruto es el quinto más elevado de España. Y, sin embargo, la renta media de los alicantinos está en el puesto 20 siendo 4.000 euros anuales por debajo de la media española y situándose en el último puesto de la Comunidad Autónoma. Hoy la renta media de un alicantino está más lejos de la renta de un valenciano de lo que estaba hace 20 años, lo que significa que las últimas dos décadas de política autonómica no han servido para favorecer una convergencia de las rentas provinciales sino para todo lo contrario. Y en el terreno de las rentas conviene recordar la pensión media en España es de 872 euros mientras que la de un alicantino es de 761, la más baja también de la Comunidad Valenciana.

Tanto el Estado como la Generalidad Valenciana no invierten en nuestra provincia lo que por población le corresponde. Nos discriminan y marginan y ello se traduce en malas infraestructuras, equipamientos deficitarios y prestaciones públicas deficientes. Alicante figura en el puesto 40 en las inversiones del Estado y en el último lugar en las inversiones de la Generalidad. En 2015, por ejemplo el Estado invertirá una media de 238 € por habitante, mientras que en Alicante solo invertirá 187 euros. Y la Generalidad hace lo mismo: invertirá 25 euros por alicantino mientras que la media regional será de 32 euros. Y no es la primera vez. En 7 años la Generalidad ha dejado de invertir en Alicante 253 millones de euros que le correspondían por población. Y lo mismo que en infraestructuras ocurre en las demás políticas públicas. Por ejemplo, mientras que en España hay una media de 45 médicos por cada 10.000 habitantes, en Alicante esa cifra se reduce a 32.

Estos son solo algunos ejemplos del maltrato que sufrimos los ciudadanos de Alicante. Y nuestros políticos, nuestros representantes calladitos. ¿Alguien ha escuchado a muchos diputados, senadores o alcaldes alzar la voz y denunciar esta injusticia? No lo hacen porque sus puestos dependen de Madrid o de Valencia y el que desafina sale del coro.

Y a esta discriminación hay que sumar la de la corrupción y el despilfarro que suponen no sólo una pérdida de recursos públicos, sino también privados. Es tal la mala fama que ha sembrado nuestra clase política que las inversiones huyen de nuestra ciudad y nuestra Provincia. Los que nos gobiernan han despilfarrado a manos llenas y han arruinado muchos ayuntamientos y a la propia Generalidad. Ahora cambian algunos nombres de cara a las elecciones pero detrás de los mismos siguen quienes han amparado, tolerado y protegido a los corruptos.

Discriminación provincial y corrupción conllevan menos recursos públicos y privados para el desarrollo y bienestar de los alicantinos. Es por tanto imprescindible combatir esos dos serios problemas.

Y, por eso, ha nacido Esperanza Ciudadana un partido provincial de y para Alicante. Un grupo de personas, normales y corrientes, sin cargos políticos, hartos e indignados con esta situación que queremos cambiar las cosas y que pretendemos, sobre todo, defender los intereses de los alicantinos, por encima de las disciplinas de los partidos, y regenerar la política. Sabemos que sin exigir los recursos que les pertenecen a los alicantinos y que se quedan en Madrid o en Valencia y sin limpiar a fondo las administraciones públicas no es posible atender lo único que importa en la política: el bienestar de las personas y de las familias.

Y, por eso, hemos decidido aunar esfuerzos constituyendo una coalición, “Esperanza Ciudadana – Juntos por Alicante” con otros dos partidos para ofrecer a nuestros vecinos una alternativa diferente porque ninguna otra opción política defiende lo verdaderamente importante y esencial para garantizar el progreso de Alicante: el fin de la discriminación a la que nos somete Valencia y Madrid y la regeneración política. “Esperanza Ciudadana – Juntos por Alicante” representa el cambio decente, un cambio profundo y radical para devolver a Alicante la importancia y el prestigio que le han robado. Y queremos hacerlo con la ayuda de todos, de la mano de la gente, desde abajo. Tenemos las ideas, los proyectos y los equipos para ello. Hay que pasar página, hay que romper con los grupos mafiosos que controlan buena parte de la política, con los moldes políticos caducos que lastran a nuestra provincia y a nuestra ciudad, hay que conseguir que no nos sigan ninguneando y estafando. Hay que decir ¡basta! Y exigir lo que nos corresponde. Los ciudadanos de Alicante no podemos seguir siendo tratados por el Estado y la Generalidad Valenciana como ciudadanos de segunda porque no lo somos. Hay que derrumbar los muros que impiden que se despliegue el enorme potencial que Alicante posee. Y entre todos podemos conseguirlo.

Santiago de Munck Loyola


jueves, 5 de marzo de 2015

El dedazo del "Ppführer" Rajoy se ha movido.


Cada día que pasa resulta más difícil comprender por qué el mayor partido de España, el Partido Popular, el partido que oficialmente cuenta con más de 800.000 afiliados, prescinde de ellos a la hora de decidir los candidatos que han de representarlos en las elecciones. Estos días todos los medios de comunicación se hacen eco de las especulaciones sobre quién será o no el candidato del PP en determinado Ayuntamiento o Comunidad Autónoma y para ello tratan de interpretar cualquier signo, declaración o gesto de los máximos líderes populares para adivinar los nombres de los agraciados con el “dedazo” del “pepeführer” Rajoy.

Es evidente que con una supuesta base de 800.000 personas un partido con sólidos canales de comunicación internos con esas mismas bases tendría una enorme ventaja sobre sus rivales la que le proporcionaría la conexión con una gran parte de la sociedad en la que sus afiliados se enraízan. Pero, claro, esa comunicación interna debería llevar aparejada, para que fuese efectiva, la participación y la capacidad de decisión de las bases, algo que la élite burocrática de la supuesta derecha española no está dispuesta a tolerar. La alergia popular a la democracia interna “sin tutelas, ni tutías” que dría D. Manuel, es ya una seña de identidad de este partido. Con ello, no se hace otra cosa que alentar y dar la razón a cuantos día a día se van alejando de la política desencantados al comprobar, entre otras cosas, como una casta burocrática y endogámica maneja a su antojo al mayor partido de España para ponerlo al servicio de intereses ajenos a los de sus propios militantes y de los más de 10 millones de españoles que en las últimas elecciones le otorgaron su voto.

Llaman la atención dos actitudes. De una parte la de los medios de comunicación que aceptan sin crítica alguna reseñable el hecho de que la ausencia de democracia interna en el PP se ponga de manifiesto especialmente a la hora de designar candidatos y que entren en ese juego de las especulaciones alimentando una condenable estrategia política. De otra, la sumisión y la aceptación del profundo desprecio con que son tratados por parte de la cúpula del partido los militantes populares. Nunca en democracia un partido político ha ninguneado y despreciado tanto a sus propios afiliados como lo está haciendo el Partido Popular. Sencillamente lo aceptan dócilmente y punto. ¿Cómo es esto posible en pleno siglo XXI? ¿Por qué tanta desconfianza hacia tanta y tan buena gente?

Son miles los candidatos a candidatos, alcaldes y concejales del PP, los que llevan semanas, por no decir meses, completamente descolocados. A pocas semanas de la convocatoria de las elecciones municipales no saben si repetirán o no en las listas porque a algún cerebro se le ha ocurrido que el todopoderoso Rajoy maneja astutamente los tiempos mientras que sus posibles candidatos se pasean con cara de póker por las calles de los pueblos de España mientras sus adversarios ya tienen todo listo para la campaña. ¡Allá ellos! Tienen el hiperliderazgo que se merecen y el que calla, como ellos, otorga.

Definitivamente el Partido Popular ha renunciado a cualquier atisbo de regeneración democrática porque la regeneración sin democracia interna no es tal. Y con ello se aleja, día a día, de un electorado al que ha engañado especialmente en esta legislatura aunque ahora trate de recuperarlo con algunos caramelitos fiscales tras haber castigado a la clase media española con el mayor aumento de la presión fiscal y los peores recortes sociales de la historia. Hoy hemos conocido además que el “Pepeführer” Rajoy ha agraciado con su “dedazo” para la candidatura a la Alcaldía de Alicante a Asunción Sánchez Zaplana y a Alberto Fabra para la Generalitat lo que viene a ratificar dos cosas: que para el PP la opinión de los afiliados alicantinos vale exactamente lo mismo que la de los afiliados socialistas, por poner un ejemplo, y que el PP pasa de nuestra tierra, que la da por perdida.

Santiago de Munck Loyola



miércoles, 4 de marzo de 2015

Constituida la Coalición electoral “Esperanza Ciudadana – Juntos por Alicante”.


Hoy, 3 de marzo, se ha constituido con la firma pública del correspondiente Acuerdo la Coalición “Esperanza Ciudadana – Juntos por Alicante” entre tres partidos alicantinos: Esperanza Ciudadana, Demòcrates per Alacant e Iniciativa Independiente de Alicante. Según sus promotores, esta Coalición se constituye con la finalidad de aunar voluntades para desarrollar una política municipal que devuelva al Ayuntamiento de Alicante el prestigio que le ha sido arrebatado y para situar a la institución municipal al servicio de los ciudadanos y no de los grupos de intereses que desde hace años la vienen instrumentalizando para sus fines particulares.

Los miembros de la Coalición presentarán una candidatura conjunta al Ayuntamiento de Alicante con un programa basado en la regeneración política y en la defensa a ultranza de los intereses de la Ciudad de Alicante y cuyos principales ejes de actuación serán:

  1. El impulso del desarrollo social, económico y político de la Ciudad de Alicante a través de una política basada en la regeneración democrática, la honradez, la participación ciudadana, la ejemplaridad y la austeridad.

  1. La reivindicación de un tratamiento presupuestario del Estado y la Generalidad para la Ciudad de Alicante basado en principios de equidad y solidaridad que permita dotar a la ciudad de las infraestructuras culturales, deportivas, administrativas, sanitarias y sociales así como de las conexiones terrestres y marítimas necesarias para impulsar el desarrollo económico y social de los alicantinos.

  1. La realización de una profunda auditoría para medir la eficiencia de todos los servicios públicos y aprobar consecuentemente un Plan de reforma de la Administración municipal para acabar con las duplicidades, incrementar la eficacia de la misma y la accesibilidad ciudadana al Ayuntamiento, exigiendo de forma paralela un nuevo modelo de competencias y de financiación local.

El acuerdo, presentado a los medios por el Secretario General de Esperanza Ciudadana, Carlos Pascual Ruiz, ha sido suscrito por los representantes de los tres partidos, Santiago de Munck por Esperanza Ciudadana, Francisco García por Demòcrates per Alacant y Pablo García por Iniciativa Independiente de Alicante.

http://santiagodemunck.blogspot.com.es