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miércoles, 28 de junio de 2017

Unidos Podemos, objetivo: liquidar la transición española a la Democracia.


Si en la segunda mitad del siglo XVIII se extendió en gran parte de Europa el despotismo ilustrado como concepto político que asociaba la Monarquía absoluta con las ideas filosóficas de la Ilustración, hoy en muchos países padecemos el despotismo sin ilustrar. Los neopopulistas esconden como pueden su carácter despótico y su vocación autoritaria pero difícilmente pueden ocultar su falta de ilustración, su ignorancia.
Pueden ser más o menos toscos como el Presidente Maduro de Venezuela o un poco más pulidos con aires profesorales como los cabecillas de Unidos Podemos, pero en cuanto rascas un poco aparecen sus lagunas intelectuales, eso sí, convertidas en dogmas. Son la nueva versión del “todo para el pueblo, pero sin el pueblo”. Su paternalismo llega a ser vomitivo.

Una buena muestra de ello, acaban de ofrecerla los dirigentes el Grupo Parlamentario Confederal Unidos Podemos - En Comú Podem - En Marea (nombre largo donde los haya para disfrazar al comunismo de toda la vida) con el escrito que han dirigido hoy, 27 de junio de 2017, a la Presidenta del Congreso en el que piden básicamente que se excluya del homenaje a los parlamentarios de la transición que se celebra el 28 de este mes a Rodolfo Martín Villa y que de paso el Gobierno atienda la orden de búsqueda y captura contra Martin Villa dictada por una jueza pirada argentina para investigar los crímenes del franquismo.

En el escrito presentada por los confederados podemitas se dice que “Sin duda alguna, el caso más recordado, por dramático y sangriento, de las actuaciones acaecidas bajo el ejercicio de Martín Villa como ministro, es la carnicería que ocasionó la muerte de 5 obreros y heridas a otros 150 en la Iglesia de San Francisco de Asís de Vitoria el 3 de marzo de 1976. Es decir, apenas un año antes de las elecciones de 1977 ahora conmemoradas. Tanto es así que, como es bien sabido, la jueza argentina María Servini emitió por este caso en 2014 una orden internacional de busca y captura contra Martín Villa, en el marco de un proceso general por crímenes de lesa humanidad cometidos durante la dictadura franquista. En este sentido, Rodolfo Martín Villa no solamente no debe ser homenajeado como “constituyente” sino que, al contrario, el Estado español debería atender la petición de que Martín Villa, o  bien sea extraditado, o bien rinda declaración ante la justicia internacional en territorio español. No hay democracia sin justicia. Y a la inversa, el principio de universalización de la justicia para crímenes políticos de masas especialmente atroces, viene siendo desde el siglo pasado un indicador de la madurez democrática de las sociedades avanzadas”.

Hay que recordar a esta pandilla que:
- El Ministro de Gobernación en aquellas fechas era Manuel Fraga Iribarne.
- Fraga estaba de viaje oficial en Alemania el 3 de marzo del 76 y regresó a España el 6 del mismo mes por lo que no estaba al mando de las Fuerzas de Orden Público.
- Rodolfo Martín Villa era a la sazón Ministro de Relaciones Sindicales y no recibió delegación alguna para sustituir a Fraga.
- El sustituto del Ministro de Gobernación en aquel trágico día fue el Ministro Secretario General del Movimiento que se llamaba Adolfo Suárez González.
- La idea de la universalización de la justicia no es un concepto pacífico en la doctrina jurídica, no es un principio absoluto y se encuentra limitado en nuestro ordenamiento jurídico. Pero, por sentido común, ¿por qué va a juzgar una jueza argentina a un ciudadano español cuando los tribunales españoles no lo han hecho ni lo van a hacer? ¿Qué co… tiene que ver Martín Villa con “crímenes políticos de masa especialmente atroces”? ¿Qué pasa con la prescripción de los delitos, aunque tales delitos no existan en este caso? Nada de nada de nada. Si los podemitas no lo saben que estudien, que aprendan o que apliquen el sentido común pero que no se empeñen en exhibir su ignorancia como dogma político. Sólo faltaba eso.

El hecho de que el Ayuntamiento de Barcelona el pasado 31 de marzo de 2017 retirase a Martín Villa la medalla de oro de la ciudad gracias a los votos de BComú y PSC, grupo Demòcrata, ERC, CUP y Demòcrates y la abstención de Ciudadanos no puede servir de antecedente para justificar, como lo hacen, esta absurda y malparida petición.

No hay que engañarse, detrás de la misma solo existen enormes deseos de liquidar la transición democrática española y la reconciliación entre las dos España que supuso. Hombres como Rodolfo Martín Villa,  Adolfo Suárez y muchos otros, como el propio Rey Juan Carlos, criados políticamente en y por el franquismo fueron los artífices del mayor éxito político de la historia moderna de España. 

Hay que recordar, además, que si el 15 de junio de 1977 se celebraron las primeras elecciones democráticas en España desde hacía décadas fue gracias a la última Ley Fundamental aprobada por las Cortes franquistas, aprobada en Referéndum Nacional en el que la gran mayoría de la izquierda española propugnó la abstención. Unidos Podemos, y parece que el PSOE empieza a estar en ello también, quieren jugar al revisionismo histórico, quieren desenterrar antiguos fantasmas y abrir viejas heridas borrando los méritos de quienes protagonizaron la transición y, de paso, su principal creación, la Constitución de 1978 gracias a la cual semejantes individuos podrían llegar a gobernar España. ¡Ojo! La combinación de la ignorancia con el fanatismo, con el odio, con el revanchismo y con la vocación totalitaria constituye un peligroso cóctel y es prólogo de la violencia.

Santiago de Munck Loyola


jueves, 20 de abril de 2017

La pestilente lluvia fina.



Hace ahora 20 años que el entonces Presidente del Gobierno José María Aznar usaba el símil de la “lluvia fina” para defender el balance de su primer año de gobierno. La teoría de Aznar era que gestionar bien acaba calando en la sociedad y, a pesar de las encuestas por entonces adversas, lo cierto es que parece que la “”luvia fina” terminó calando y en el año 2000 logró la primera mayoría absoluta del centro derecha.


Mucho ha cambiado el panorama político desde entonces y lo cierto es que desde hace una década la “lluvia fina” de la corrupción ha ido calando entre los votantes hasta el punto de situarla en un lugar preeminente entre sus preocupaciones. Es indudable que los casos de corrupción afectan a todos los partidos como lo es también el hecho de que poderosos medios de comunicación solo resaltan los que afectan al Partido Popular, pero ello no puede servir de excusa para eludir las propias responsabilidades, para hacer una profunda autocrítica y poner todos los medios posibles para sanear una estructura partidista absolutamente carcomida.


Es cuando menos llamativo que, si uno se fija en la evolución ideológica del Partido Popular, existe una curiosa proporción: a menos definición ideológica más corrupción. Recuerdo perfectamente un acto con Rodolfo Martín Villa en Rivas. Decía “tenemos que construir un gran partido y por ello hemos de abrir las puertas. No debemos preguntar a los se incorporan de dónde vienen, sino a dónde quieren ir”. Muy bonito y generoso, pero poco realista porque, al final, resultaba que tampoco importaba el destino de los nuevos, lo que importaba es ser más, crecer. Y ese crecimiento rápido produjo un progresivo desarme ideológico y un abandono paulatino de los principios. El eclecticismo ideológico vino acompañado de la relajación ética. Y los resultados están más que a la vista. Los militantes fueron perdiendo peso y desde arriba se prefirió conformar cuadros y candidatos por cooptación que durante años han nutrido los cargos públicos.


En partido en el que los candidatos no son propuestos por las bases y que después de elegidos no existen mecanismos de control por las mismas es evidente que cuando salen ranas la responsabilidad de su designación recae en los superiores que los auparon al puesto y que a ello hay que añadir, cuando menos, otra responsabilidad por negligencia “in vigilando”. No puede ser casualidad la existencia de tanto batracio en cargos públicos, algo ha venido fallando y seguirá fallando, porque pocas medidas se han articulado para evitarlo. Y lo cierto es que las ranas se sienten a gusto y se multiplican con facilidad en ambientes húmedos, con la lluvia fina y persistente.


Quizás lo más doloroso de esta situación sea la profunda vergüenza, asco y decepción que deben sentir los militantes populares y los millones de votantes que cada día que se asoman a los medios de comunicación se mojan con una nueva dosis de fina y pestilente lluvia.


Durante los últimos años el Partido Popular ha optado por el pragmatismo ideológico y el eclecticismo ético con unas consecuencias desastrosas, no sólo para su supervivencia política sino para el conjunto de los españoles. Desaprovechó su mayoría absoluta para realizar profundas reformas, no económicas, sino políticas y desaprovechó su último congreso para asumir sus errores, para aprobar mecanismos que democratizaran profundamente su estructura y para cerrar el paso de forma tajante a cualquier atisbo de corrupción. Pero era lógico ¿cómo se iba a pedir a quienes por acción u omisión eran responsables de la actual situación que dieran un paso atrás y saldasen así su deuda con los militantes y votantes? Un pequeño lavado de cara y punto, no hubo más.


De aquellos polvos vienen estos lodos. El crecimiento de fuerzas populistas que ponen en peligro la estabilidad constitucional no es casual. Son un auténtico peligro para las libertades y tampoco son trigo limpio, pero ahí están, al acecho. Pero el miedo que generan es el contrapeso para que el Partido Popular se sostenga como mal menor, como la cesta del voto del miedo. Triste consuelo.


Mucho hay que cambiar y rápido. Todo parece señalar que de seguir así las cosas la lluvia fina de la corrupción terminará calando hasta en el votante más acérrimo y leal. Puede que el Sr. Rajoy se lo pueda permitir, pero España no.

Santiago de Munck Loyola
https://santiagodemunck.blogspot.com.es