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viernes, 16 de junio de 2023

UN GRAN DÍA.


Hoy es un gran día para las personas decentes: hoy es el último día que ocupa la Alcaldía de Monforte del Cid M.ª Dolores Berenguer Belló. En 2015 no ganó las elecciones municipales, no llegó a la alcaldía siendo la fuerza más votada sino comprando el voto de dos concejales de Ciudadanos y con el apoyo de dos concejales de un PSOE en franco proceso de descomposición liderado por un candidato fracasado laboral y frecuentemente envuelto en vapores etílicos.

 

Pero llegó, a pesar de las compañías, y muy pronto dio rienda suelta a sus complejos, a sus frustraciones, a su mala educación y ausencia de modales, a su odio y al resentimiento social acumulado desde pequeña en su entorno familiar. Entre sus objetivos estaba hacer la vida imposible a todo aquel que considerase (en su fantasía paranoica) de clase superior, a todo aquel que no se plegase reverencialmente a sus intenciones, a todo aquel al que considerase corresponsable de los éxitos del gobierno anterior o simplemente amigo o colaborador de los dirigentes populares. Su desconfianza patológica y su arraigado resentimiento, propio de un profundo complejo de inferioridad, guiaron sus decisiones. Y en su diana estaba un humilde servidor, paradigma de todas sus fantasías patológicas, representación de su enemigo de “clase” y de sus peores paranoias. Desde el minuto uno, despreció mi disposición a colaborar profesionalmente en todo cuanto necesitase el nuevo gobierno y me declaró la guerra. Una guerra sucia, innoble, barriobajera y cobarde. Y fue a por mí y contra mi entorno laboral, social y familiar. Prohibió a los empleados municipales que se relacionasen conmigo, aunque fuera por Facebook. Llamaba al orden a quien osase tomarse un café conmigo. Persiguió e interrogó a todo aquel que fuera descubierto intercambiando palabras conmigo. No dudó en presentar denuncias falsas contra mi hija y contra otra profesora amiga, denuncias que no prosperaron en los juzgados, que costaron a los monfortinos miles de euros y por las que nunca pidió perdón. Difamó, mintió, falsificó documentos, humilló y despreció a funcionarios hasta el punto de que Monforte batió el récord de empleados municipales de baja por motivos psicológicos.  Se obsesionó con las redes sociales exigiendo explicaciones a cualquiera que se permitiese criticarla y más aún si tenía alguna relación con el Ayuntamiento, desplegó la difamación como medio para atemorizar a cualquier vecino que en sus alucinaciones considerase peligroso, usó a la administración y a los empleados municipales en beneficio propio y de sus familiares,…

 

Llegó y reveló su verdadero rostro: el rostro de la codicia y de la maldad. Llegó con una mano delante y otra detrás, pero se va como desde un principio pretendía. Con una casa enorme sin haber tenido que costear una hipoteca durante 20 ó 30 años a diferencia del resto de los mortales, cobrando el desempleo de momento y con decenas de miles de euros provenientes de la cuenta corriente de una pobre anciana a la que los servicios sociales que ella misma dirigía no tutelaron, no protegieron y no cuidaron. Se va habiendo conseguido para su hermano una casa en Orito, casa que ya ha vendido por casi 170.000 € y también decenas de miles de euros provenientes de la misma anciana. Se va con su padre, reconocido mundialmente por su laboriosidad,  colocado en una empresa que trabaja para el Ayuntamiento, eso sí, facturando cientos de miles de euros a dedo. Y se va con su marido también colocado (como experto en producción agrícola mundialmente reconocido) en una empresa a la que ha beneficiado con un pelotazo de órdago. Su rentable peripecia política solo ha sido posible por la cobardía y la miseria moral de muchos y la inestimable ayuda de una sombra siniestra, con ínfulas de intelectual, un traficante de intereses, alguien capaz de comprarse un BMW con dinero donado para la campaña electoral de su partido. Pero su indecente periplo no ha concluido aún. A ella y a cuantos la han ayudado a perpetrar sus tropelías les esperan años de comparecencias judiciales que ahora tendrán que costear con su propio bolsillo, no como hasta ahora con el dinero de los monfortinos.

 

Su atrevimiento le impulsó a intentar representar el papel tragicómico de pobre víctima “acosada”, cuando se descubrió y denunció ante la justicia parte de sus putrefactas maniobras. En vez de venir “llorada” de casa, como hace cualquier político honesto, aparecía en los plenos como una pobre víctima del acoso de una banda de facinerosos fascistas. Ella, la acosadora por antonomasia, acusando a los demás de practicar sus propias tretas ¡patética, ridícula y desvergonzada!

 

Pero se va, se ha ido para bien de la sociedad y de la decencia pública. Y se ha ido mintiendo, como no podía ser de otra forma cuando se trata de una corrupta. No ha renunciado por un supuesto e inexistente acoso, no. Se ha ido porque la justicia le pisa los talones. Experta en herencias la que deja a su sucesor no es moco de pavo. Ojalá éste sepa corregir el rumbo marcado por la cesante y rectificar sus errores, aunque no tiene mucho tiempo para hacerlo. A buen entendedor sobran las palabras.

 


“El rostro es el espejo del alma, y los ojos, sus delatores” dijo Cicerón. Y así es, se va de la política una mala persona cuyo rostro es fiel reflejo de su alma. Un gran, grandísimo día.

 

Fdo. Santiago de Munck Loyola