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miércoles, 1 de noviembre de 2023
Los tres Pedros.
martes, 22 de agosto de 2023
Un imparable proceso de degradación política.
Cada día que pasa, cada decisión política que se adopta, cada noticia nueva, cada declaración política no hacen otra cosa que poner de manifiesto que estamos en un proceso de progresiva degeneración de la política y de los miembros de la llamada “clase política”. Existe un abismo entre la política de la transición democrática y la actual. Una brecha insalvable entre los políticos de entonces y los actuales. Hemos pasado de los pactos de la Moncloa al mercadillo de la Moncloa, de considerar un mérito construir una España para todos a calificar de éxito desenterrar a un muerto, del consenso a los cordones sanitarios, del pacto antiterrorista a los pactos con los terroristas, de la vertebración del Estado a su descoyuntamiento.
El proceso de negociaciones y su resultado para la elección de la nueva Presidenta del Congreso, la tercera magistratura más alta del Estado, son buena prueba de ello. Y como no podía ser de otra forma, la Presidenta electa es el resultado de lo que cabía esperar. Si comparamos los últimos presidentes del Congreso con los primeros de la transición nos podemos hacer mejor una idea de cómo ha degenerado nuestra democracia, de cómo nuestras más altas instituciones se han degradado hasta límites insospechados.
Comparando a estos cuatro Presidente del Congreso es más que evidente que la política y los políticos al uso han sufrido un proceso de degeneración y de degradación que tiene consecuencias directas, aunque no se quieran percibir, en la calidad de nuestra democracia y, por tanto, en la vida de los ciudadanos.
Si para conseguir la elección de una señora carente de empatía con las víctimas de abusos y desconectada de los principios constitucionales básicos el gobierno en funciones no ha dudado en saltarse la Ley solicitando a Bruselas la inclusión de las lenguas regionales en el funcionamiento de las Instituciones europeas, podemos claramente hasta dónde está dispuesto a llegar para conseguir los votos necesarios para lograr la investidura de quien, digan lo que digan, perdió las pasadas elecciones generales. Cuando los socialistas y demás satélites repiten como loros que el PP no tiene “amigos” para lograr los votos necesarios, nos están diciendo que el PSOE sí los tiene, que los amigos de los socialistas son los herederos de quienes asesinaron con un tiro en la nuca a sus compañeros, los que han robado a manos llenas en Cataluña, los que intentaron un golpe de estado con una parodia de referéndum y cualquier delincuente que se siente en el Congreso. Sabio es nuestro refranero: “dime con quién andas y te diré quien eres” o “más vale solos que mal acompañados”.
En estos días buenos es recordar a John Locke, pensador inglés padre del liberalismo moderno, quien contemplaba la posibilidad de resolver el “contrato social” cuando el poder legislativo viola la ley fundamental de la sociedad, “ya sea por ambición, por miedo, por insensatez, por corrupción o por acumular excesivo poder”. ¿A eso vamos?
Santiago de Munck Loyola.
lunes, 7 de agosto de 2023
PINCELADAS POSELECTORALES.
Creo que no me equivoco si afirmo que el resultado de las pasadas elecciones generales ha constituido una sorpresa para casi todo el mundo, fanáticos de uno y otro lado incluidos. Y tampoco creo equivocarme si califico el resultado como desastroso para la gobernabilidad de España que, con un sistema electoral necesitado de una profunda reforma, aboca, necesariamente, a la inestabilidad y a la compra y venta de voluntades para constituir un gobierno.
Como estamos viendo esta victoria no será suficiente para alcanzar el poder, ni aún sumando el escaño de UPN y, posiblemente, el de Coalición Canaria. Los partidos perdedores de las elecciones harán todo lo posible para amalgamar una mayoría por la mínima para impedir un gobierno, sólo o en compañía, del partido ganador. Ello exige una autocrítica y una corrección de rumbo para, ante todo, aprovechar las características de nuestra denostada Ley Electoral y convertir las debilidades en fortalezas de cara al futuro.
No me resisto de dejar de señalar la falta de madurez política, en plena campaña, de quienes se ofendían y quejaban porque el PP apelase al voto útil, como si su cuota de votantes fuese fija y en propiedad. ¿En serio lo piensan? Los votantes de Vox son un caladero en el que el PP puede y debe intentar pescar, como lo hace Vox en el caladero de votantes populares. Perder un solo minuto en una campaña electoral en denunciar que te quieren quitar votos es de una simpleza y de una inmadurez impropia de un partido político serio. Como lo es quejarse que el PP, el rival, quiera ganar los suficientes escaños para poder gobernar en solitario. Pues claro, a eso es a lo que debe aspirar cualquier partido que se precie de serlo y no a conformarse con gobernar acompañado, a no ser que en el fondo se consideren un partido muleta.
Santiago de Munck Loyola
miércoles, 19 de julio de 2023
VADE RETRO SANCHIDAD.
Aunque pueda resultar paradójico, durante la campaña electoral lo que más ha repetido el Sr. Sánchez y sus acólitos es que la oposición miente, y lo dice y repite precisamente él, el del comité de expertos inexistente del Covid, el de la tesis doctoral cum fraude, el del intento de pucherazo en la votaciones del comité federal de su partido, el de “y si quiere se lo repito cinco veces, no pactaré con Bildu”, el de Podemos me provoca insomnio, el de “la política sobre el Sáhara no ha cambiado”, el de “la Ley del solo sí es sí” es formidable, el de la economía va como una moto, etc. Ese mismo, la mentira personificada, acusa a los demás de mentir. De psiquiatra.
Por último, parece que la campaña de Vox ha quedado empañada por los ecos producidos por sus negociaciones con el PP en las que se ha puesto de manifiesto más el hambre por ocupar sillones que por acabar con el sanchismo. Sus propuestas, su programa no está llegando a los votantes, pero su estrategia y sus fines lamentablemente sí. Resulta un poco cómico que Abascal se queje o lamente por los esfuerzos del PP por captar votantes de Vox. ¿Y qué esperaba el dirigente de Vox? ¿De dónde se cree que proceden sus propios votantes? Pues del PP, como él mismo. Cualquier partido que aspire a gobernar aspira a conseguirlo obteniendo el mayor número de votos y, en el caso de los populares, es que lógico que intenten ensanchar su base electoral por su izquierda y por su derecha.
No parece haber más opción para poner punto final al lustro negro de la mentira que apoyar con el voto al partido con más posibilidades reales de conseguirlo, el Partido Popular. Es relativamente fácil imaginar un gobierno presidido por Feijóo, un gobierno respaldado por el PPE y no por partidos dudosamente europeístas y amigables con Putin, como los que frecuenta el líder de Vox, algo que facilitará la posición de España en la compleja dinámica europea. Nos jugamos mucho el 23 de julio, nos jugamos sobre todo la libertad individual y colectiva que se sustenta sobre el respeto a la Constitución, a la separación de poderes, a la libertad de prensa y al consenso que hizo posible la transición. Para muchos de nosotros los supuestos avances esgrimidos por los sanchistas no son tales: el guerracivilismo no es un avance, la compra de voluntades mediáticas no es un avance, la catástrofe jurídica sobre los delincuentes sexuales no es un avance, el fortalecimiento de los derechos de los okupas no es un avance, la desaparición de la Guardia Civil en determinadas regiones y tareas tampoco, como tampoco son avances los disparates de género, la sumisión a Marruecos, el despilfarro constante con café para todos al renunciar a la progresividad en las ayudas, la colonización de todas las instituciones, etc. Y sí, estos supuestos avances son auténticas lacras que deterioran la calidad democrática de nuestra política y por ello deben ser derogados sin complejos y con la misma rapidez que la usada en el pasado por el PSOE para derogar todo lo que se les puso por delante.
A Sánchez, al PSOE, a SUMAR y a la Fashionaria que les voten Txapote, Tito Berni, los violadores y pederastas, los malversadores, los de los EREs, Mohamed, Maduro, los independentistas, Fernando Simón, el director de Correos y los alumnos y clientes de Begoña. Yo lo tengo claro.
Santiago de Munck Loyola