
En estos días es noticia la expulsión de Francia de cientos de gitanos rumanos. La decisión del Presidente francés ha levantado toda clase de comentarios y declaraciones y son especialmente relevantes las protagonizadas por la izquierda europea y las de los defensores de los derechos humanos que no sólo condenan sin paliativos la actuación de Sarkozy, sino que, además, le han regalado toda clase de improperios, insultos y descalificaciones.

Es de suponer que la decisión presidencial se ha tomado conforme al ordenamiento jurídico francés, como no podría ser de otra forma, pero parece que esta decisión podría colisionar con la libre circulación de las personas en los territorios que forman parte de la Unión Europea, libre circulación consagrada en los diferentes tratados de la Unión. Rumania es ya un estado de la Unión y, por tanto, sus ciudadanos, con independencia de la etnia a la que pertenezcan, pueden circular libremente por los territorios de la Unión. Otra cosa bien distinta es que los ciudadanos comunitarios en sus desplazamientos por la Unión deban someterse y adaptarse a las legislaciones nacionales de los países por los que transitan o se instalan. Y aquí es donde en principio podría estar la razón de esta decisión francesa.
Hace poco más de diez años, más de cien gitanos rumanos se instalaron en Rivas-Vaciamadrid. Lo hicieron a unos 300 metros del despacho del Sr. Alcalde, entonces Fausto Fernández de IU, en los terrenos del antiguo matadero, unas ruinas peligrosas rodeadas de basura y plagadas de rata. Se trataba de decenas de familias rumanas con multitud de niños. Durante meses vivieron en condiciones infrahumanas sin más ayuda que la prestada por algunos vecinos y asociaciones.

Está claro que la decisión francesa de expulsar a los gitanos rumanos tiene un elocuente antecedente en la política social y de inmigración de IU de Rivas-Vaciamadrid. Por cierto, hasta el día de hoy no se ha escuchado ni una sola voz de condena de estos hechos por parte de la progresía ripense, madrileña o española.
Santiago de Munck Loyola