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miércoles, 28 de julio de 2010

RIVAS. LOS POCOS ESCRÚPULOS DE LA IZQUIERDA EN EL MANEJO DE LOS FONDOS PÚBLICOS.

A lo largo de los años como Jefe de la Oposición tuve la oportunidad de constatar repetidas veces los pocos escrúpulos del Gobierno Local a la hora de administrar el dinero de los vecinos. Y a la vista de algunas noticias recientes sobre el otorgamiento de contratos a familiares directos está claro que IU y PSOE siguen fieles a sus hábitos y costumbres.

A la hora de gastar el dinero público ambas formaciones políticas no han dudado nunca en fomentar el clientelismo, adjudicando contratos a los que se identificasen ideológicamente afines, en forzar la Ley, fragmentando contratos para eludir la pública concurrencia, en practicar el oscurantismo, tardando más de un año en comunicar a la oposición las empresas adjudicatarias de los contratos o negándose a proporcionar la información en soporte informático, y en usar el dinero público para fines partidistas o para favorecer a amigos con contratos fraudulentos como el de la compra del proyecto del Centro Rivas Plaza en casi 50 millones de Pesetas.

En el año 2002, hicimos un estudio sobre contratos del 2000 que ascendían a un importe de 2.724.106.357 Ptas. De ese estudio salió, por ejemplo, que el Gobierno Municipal solo había llevado a la Mesa de contratación y al Pleno el 28,5 % del total incoado, que de las 1440 facturas analizadas, 580 carecían de expediente de contratación, que el procedimiento usado impedía conocer las empresas adjudicatarias hasta entre tres meses y año y medio después, que el Gobierno Municipal utilizaba el procedimiento de concurso urgente en el 42,6% del total adjudicado o que el 95,5% del total de contratos se realizaba por el procedimiento de contratos menores y de contratación negociada sin publicidad.

Pero es que, además, el Gobierno Municipal no tenía ningún escrúpulo en usar el dinero público para financiar actividades de partido pagando, por ejemplo, autobuses para ir a manifestaciones o para pagar el sueldo de un periodista que usaba su tiempo laboral en el Ayuntamiento en redactar escritos ofensivos para los representantes de la oposición y para un tercio de los propios vecinos.

Todo apunta a que el oscurantismo, la falta de escrúpulos y el clientelismo siguen vigentes en la hacienda pública ripense. Y no estaría de más que la oposición incremente su vigilancia para que esas sucias prácticas sean desterradas.