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jueves, 29 de julio de 2010

LA IZQUIERDA DE RIVAS Y SU SENTIDO PATRIMONIALISTA DEL AYUNTAMIENTO.

El pasado 17 de febrero de 2010 se hizo pública la dimisión del concejal socialista de Rivas-Vaciamadrid, D. Francisco Javier Fernández por haber adjudicado a dedo un contrato a una empresa de su familia política, es decir, la del ex secretario general del PSOE, candidato en su día a la Alcaldía del municipio. Si bien resulta absolutamente novedoso que un concejal de Rivas dimita por este asunto, no lo es el sentido patrimonialista y partidista que de la administración municipal y de sus bienes tienen los dirigentes socialistas y comunistas del Ayuntamiento ripense.
Este sentido patrimonialista se ha puesto de manifiesto en muchas ocasiones tanto en el presente como en el pasado y no sólo ha afectado a los recursos económicos municipales, sino también a los propios empleos públicos. El escándalo de las oposiciones a auxiliares administrativos en 2002 tuvo repercusiones en la prensa a nivel nacional y no se saldó con dimisión alguna, aunque sí con el cese de la concejala de personal y del jefe de personal, ambos del PSOE.
Si ya es grave usar el dinero público en beneficio de sus partidos políticos o administrarlo mediante prácticas oscurantistas, sin transparencia, con despilfarro o practicando el clientelismo, mucho más grave es traficar con el empleo público en beneficio propio o de los allegados.
En 1991, IU ganó las elecciones municipales por primera vez. Eduardo Díaz Montes, discutido cabeza de lista de su organización, resultó elegido Alcalde. Pero sus adversarios dentro de IU, encabezados por Fausto Fernández y su primo Pepe Masa le hicieron la vida imposible. No le importó desestabilizar a la institución municipal en beneficio de sus propios intereses y así lo hicieron. A los pocos meses tuvo que dimitir. Le sucedió al frente de la Alcaldía Candelas Caja e hicieron lo mismo con ella. La Alcaldesa recibió amenazas, insultos y pintadas en su domicilio. Fue tal la presión a la que la sometieron que en poco más de un mes hubo de dimitir. Se sucedieron movimientos y renuncias en la lista de IU de modo que Fausto Fernández pudiese acceder al sillón de concejal. A Candelas Caja, le sucedió Antonio Serrano como Alcalde. Dejaba para ello la complicada concejalía de Hacienda y personal en la que en pocos meses y en medio de tanta confusión había logrado importantes avances. Fue, sin duda, el mejor Alcalde que IU y PSOE han tenido nunca. Con muy poca leña, logró hacer un buen fuego.
Sirva esta explicación como antecedente de lo que ocurrió en relación a los puestos de trabajo. En ese período, Antonio Serrano, como concejal de personal, inició el proceso de regularización de los profesores de la Universidad Popular, todos ellos o la mayoría interinos. Aprobó las correspondientes bases y convocó la correspondiente oposición. En apariencia todo perfecto. Pero, en las bases publicadas se exigía la titulación de licenciado y, casualmente, uno de los interinos no podía presentarse a la oposición. Era el hermano de Fausto Fernández. Adquirida su condición de concejal y nombrado concejal delegado de personal ¿qué hizo Fausto? Muy sencillo, suspender el proceso, anular las bases publicadas y aprobar unas nuevas bases en las que el requisito de licenciatura se rebajaba por el de diplomatura. Todo resuelto. Y no, no se trataba de facilitar el acceso a su hermano a las oposiciones, no hay que ser mal pensados. Se hizo para subsanar deficiencias detectadas en las bases ya publicadas. Su hermano pudo opositar y ganó la plaza.