Desconcertados,
confusos, desconfiados y asombrados es como nos encontramos la mayoría de los
votantes populares ante el asunto Bárcenas y, sobre todo, ante las
explicaciones que sobre el mismo vienen ofreciendo los diferentes portavoces
del Partido Popular. No tengo la menor duda de que Mariano Rajoy, al igual que
la inmensa mayoría de los dirigentes del Partido Popular son personas honradas,
como tampoco tengo ninguna duda de que hay posibles irregularidades en torno al
Sr. Bárcenas, a su papel en el Partido Popular, a la financiación del mismo y a
la forma con que se está gestionando la crisis desatada por el ex tesorero del
PP.
El asunto Bárcenas no
se podía gestionar peor de lo que se está haciendo y prueba de ello es que la
respuesta de los populares no está convenciendo ni a los propios militantes del
partido. Da la sensación de que aquí cada dirigente va por libre, de que no
saben muy bien a qué se enfrentan y de que, sobre todo, no existe una respuesta
coordinada sobre el asunto. Cada semana aparece una sorpresa y siempre hay algo
que matizar, puntualizar o corregir sobre la respuesta ofrecida en la anterior
sorpresa. Primero nos dicen que el Sr. Bárcenas dejó de trabajar para el
partido popular a raíz de su imputación en el caso Gürtel. Después resulta que
estaba cobrando 250.000 € anuales, el sueldo más alto pagado por el PP. Más
tarde que no era un sueldo, sino una indemnización pactada. Posteriormente
resulta que seguía contratado y fue despedido el 31 de enero de 2013. Hace
pocas horas Pons insistía en una entrevista en ABC Punto Radio que la relación
laboral con el ex tesorero terminó en 2010, lo que evidentemente no cuadra con
que siguiera dado de alta hasta el 31 de enero de este año. Si seguía
contratado, entonces no podía estar cobrando una indemnización. Y si se le
estaba pagando de forma fraccionada una indemnización pactada tampoco podía
seguir estando de alta y cotizando a la Seguridad Social, salvo que se tratase
de un fraude a la misma.
Con Bárcenas pasa lo
mismo que pasó con Sepúlveda: primero que no se le podía despedir porque era
“funcionario” de la casa, según el Sr. Floriano, después porque sería un
despido improcedente y, al día siguiente, a la calle que ya sí se podía
despedirle. Así no hay quien se crea nada. No es posible que lo que hoy es
blanco, mañana sea negro y pasado gris. Al día de hoy, no se sabe si Bárcenas
estaba contratado, despedido o era mediopensionista popular. Las
contradicciones, las constantes rectificaciones no contribuyen a poner luz
sobre un asunto tan turbio, todo lo contrario, no hacen más que acrecentar las
sospechas de que aquí hay algo o muy “gordo” o pésimamente gestionado.
Hay cosas
absolutamente incomprensibles e inaceptables que exigen una explicación pública
como lo es saber por qué se contrata como asesor a un ex alcalde que tiene que
dimitir por estar imputado en el caso Gürtel o al Sr. Bárcenas tras dejar su
escaño en el Senado tras ser imputado también. ¿Quién decidió contratarlos?
¿Quién decidió que había que pagar o indemnizar al Sr. Bárcenas con 250.000 €
salidos en su mayoría de los contribuyentes? ¿Quién considera ético tomar estas
decisiones? La verdad, uno empieza a pensar que los códigos éticos o los
manuales de buenas prácticas deben estar en blanco porque sino no se entiende
esta forma de proceder que, a la postre, sólo sirve para manchar el buen nombre
de los miles de afiliados del Partido Popular que no tienen nada que ver, ni
aprueban, estas prácticas.
Al margen del
enriquecimiento personal de algunos, las informaciones periodísticas
sustentadas en informes policiales, parecen señalar que los mismos se han
llevado a cabo al amparo de operaciones irregulares en torno a la financiación
del propio Partido Popular. Hay que ponerlo todo en cuarentena hasta que los
procedimientos judiciales en curso lo aclaren, de eso no hay ninguna duda. Sin
embargo, también nos sorprende a los votantes que algunas de estas
informaciones sólo tengan el silencio por respuesta. Por ejemplo, el informe de
la UDEF de 2008 que analiza la contabilidad de Orange Market en relación a las
campañas de 2007 y 2008 en la Comunidad Valenciana, sacado a la luz nuevamente
estos días, es más que preocupante y exige una aclaración cuando menos.
La opinión pública
necesita saber exactamente qué ha pasado y quiénes son los responsables del
asunto Bárcenas y de la financiación del Partido Popular en todos sus niveles.
Y los militantes, a los que nos intentan sacar los colores con ello, también.
Queremos y tenemos derecho a saber, a que se den explicaciones veraces y concretas,
a que se exijan y se depuren las responsabilidades a que hubiere lugar y, sobre
todo, a que se acaben con unos modos y prácticas políticas indeseables. Queremos
claridad y contundencia. Y no nos puede consolar lo que pase en otros partidos,
que también pasa, queremos poder seguir sintiéndonos orgullosos de nuestro
partido y no podemos seguir confiando en que mañana no aparezca ningún nuevo
sobresalto, ninguna sorpresa que nos vuelva a hacer agachar la cabeza. No nos
lo merecemos.
Santiago de Munck
Loyola