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viernes, 24 de febrero de 2012

Agitprop en marcha.


Para una parte de la izquierda española es inadmisible permanecer fuera de la esfera del poder e inaceptable que el pueblo soberano decida que debe ir a la oposición. A partir de ese momento todo es susceptible de convertirse en arma dialéctica, o más que dialéctica, para socavar o erosionar al nuevo gobernante que, quiera o no, lo sea o no, es presentado ante la opinión pública, ni más ni menos, como fascista. Todo lo que no sea o forme parte de esa izquierda es automáticamente descalificado hasta extremos insospechados: desde el Partido Popular hasta UPyD todo queda englobado en basto término de fascismo.

Estos días estamos asistiendo a una magnífica representación de lo que esta izquierda repartidora de credenciales y de certificados de pedigrí democráticos es capaz de hacer. Con la excusa de los recortes está tomando la calle y en algunos casos de una forma no exclusivamente pacífica. Se engañan quienes piensan que toda esta agitación callejera, las protestas e incluso los incidentes ocurridos son espontáneos. No es así, poco ha quedado a la espontaneidad de los ciudadanos. Se trata de todo un ritual perfectamente estructurado y programado que ya se ha visto en numerosas ocasiones y en distintos países. Hay manipulación de las informaciones, difusión de hechos falsos, se hacen correr imágenes trucadas y bulos en las redes sociales, se provocan intencionadamente incidentes con las fuerzas de seguridad, se asedian y atacan las sedes del partido gobernante y se termina haciendo lo mismo con los domicilios particulares de determinados políticos. Todo vale con tal de lograr en los medios de comunicación y en las calles la relevancia y notoriedad que las urnas han otorgado recientemente. Es un hecho cierto que hasta circulan ya manuales en las redes sociales de cómo actuar para provocar el mayor número posible de incidentes en las calles.

El Gobierno del partido socialista realizó numerosos recortes en su última etapa. ¿Salió alguien a la calle cuando el Sr. Zapatero recortó y eliminó el cheque bebé? No. ¿Se manifestó alguien cuando el gobierno socialista recortó la devolución de los 400 € del IRPF? No. ¿Se montaron algaradas callejeras cuando el anterior gobierno recortó los derechos de los trabajadores aumentando los años de cotización para percibir la pensión? No. ¿Se tomaron las calles cuando el gobierno del que formaba parte Rubalcaba decidió congelar y recortar el poder adquisitivo de los pensionistas? No. ¿Recortar los sueldos de los profesores no era un ataque a la calidad de la educación pública suficientemente relevante como para que los hoy indignados docentes hubiesen salido entonces a la calle? Parece que no. ¿Aumentar las horas dedicadas a la docencia en Andalucía por mandato socialista es bueno y hacerlo en Madrid por mandato del PP es un horror? ¿Qué en seis colegios públicos de Parla, Ayuntamiento socialista, no haya calefacción es motivo para salir a protestar a la calle? No, en Valencia sí, pero en Parla no. Es más que evidente que cierta izquierda subordina su actuación siempre en razón de su distancia ideológica respecto del Gobierno y no al contenido concreto de las medidas que pueda adoptar el mismo. No pasa nada si los recortes los protagoniza el partido socialista, pero si lo hace un gobierno no socialista son inaceptables y, si es preciso, se llama a la rebelión social para tratar de imponer una rectificación a las políticas emanadas de la soberanía popular.

Según cuenta el Diario ABC y nadie ha desmentido al día de hoy, las orquestadas protestas en Valencia se han basado en hechos falsos: El Instituto Luis Vives donde surgió el foco de las protestas, jamás tuvo problemas de calefacción, como cundió en el imaginario popular. Los retrasos en los pagos de la Generalitat no afectaron al suministro eléctrico. Las protestas se han saldado con 43 detenidos. Ocho de ellos menores y otro más cumplió ayer la mayoría de edad. Veinte tienen edades comprendidas entre los 18 y los 23 años. Los catorce restantes tienen entre 24 y 71 años de edad. El cabecilla de la protesta, con 23 años la criatura, todavía anda cursando la FP. Entre el alumnado del citado instituto figuran hijos de los dirigentes de Compromis, marca electoral que, casualmente, está detrás de #primaveravalenciana.

La agitprop se ha puesto en marcha. Sus características son inconfundibles y se perfilan a la perfección en estas jornadas de protesta que se están viviendo en distintas ciudades españolas. Es cierto que puede haber motivos para protestar pero más motivos había hace unos meses y aquí no se meneaba nadie o casi nadie. Ojalá la agitprop se vaya desinflando a medida que su verdadera naturaleza se vaya haciendo más visible y a medida que se eviten respuestas desproporcionadas a las inevitables provocaciones que siempre forman parte de estas estrategias.

Santiago de Munck Loyola