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miércoles, 16 de agosto de 2017

Lo peor de la política ya tiene partido político.


Cuando todo o casi todo parecía que ya se había visto antes en política, algunos profesionales de la política de la Comunidad Valenciana están impulsando un nuevo partido político muy peculiar: “Contigo somos Democracia” (CSD). Algo verdaderamente novedoso y sin parangón porque constituye la institucionalización en forma de partido de una de las lacras de nuestro sistema político, de una forma de corrupción política como lo es el transfuguismo, es decir, el robo de las actas de cargos públicos y el secuestro del voto de los ciudadanos.

El transfuguismo es desde hace décadas un lastre de nuestro sistema político, un problema que a pesar del Pacto Antitransfuguismo firmado por las principales fuerzas políticas en 1999 y renovado por última vez en mayo de 2006, sigue sin ser resuelto y que sirve no sólo para torcer la voluntad popular, sino para que los vividores y estafadores de la política encuentren sustento público. La renovación en 2006 de dicho pacto señalaba que “la celebración de dichos Acuerdos permitió fomentar y consolidar la conciencia social del carácter inadmisible y la naturaleza políticamente patológica de tales comportamientos, incompatibles con el sano funcionamiento de una democracia representativa en el nivel local”.

Nuestra democracia ha padecido la actuación de centenares de tránsfugas, algunos muy célebres como Nicolás Piñeiro que en 1988 abandonó el Grupo de AP en la Asamblea de Madrid cerrando el paso a una moción de censura de AP y CDS, como José Luis Barreiro en 1987 en la Junta de Galicia, como Eduardo Tamayo y María Teresa Sáez quienes en 2003 impidieron el gobierno de izquierdas en la Comunidad de Madrid y más cerca como Agustín Navarro, la madre de Leire Pajin y 8 concejales socialistas más en Benidorm. La lista podría ser interminable.

A este grupo de políticos sin escrúpulos pertenecen los impulsores de este nuevo partido entre los que destaca su principal valedor José Enrique Aguar (PSOE, CDL, Ciudadanos y ahora CSD). Pero no es el único, junto a él en “Contigo somos Democracia” hay medio centenar de cargos públicos entre concejales, diputados provinciales y autonómicos, aunque todas las actas las obtuvieron con las siglas de otro partido político. Es decir, “Contigo somos Democracia” cuenta ya con representación institucional sin pasar por las urnas, todo gracias a los votos de los ciudadanos otorgados a otros partidos, a otros proyectos políticos. Lo que evidentemente constituye todo un record de indecencia.

Según el tránsfuga Enrique Aguar las siglas que representan al partido tienen una evidente intencionalidad: "Nuestro principal objetivo es ocupar ese centro político que se comió el CDS de Adolfo Suárez, después el PSOE de Felipe González, luego el PP de José María Aznar y que ahora ha intentado comérselo sin éxito Ciudadanos". Y se queda tan ancho.

Pero la desfachatez de esta gente parece no tener límites. Los Estatutos de este partido, institucionalizador de la corrupción política, empiezan así: “Nuestro país necesita un nuevo compromiso social, político y ético, donde las personas participen activamente en la toma de decisiones y donde su voz esté realmente representada”. No se puede tener más cara dura cuando quienes esto proclaman son los que han impedido e impiden a las personas participar activamente en la toma de decisiones a través del partido al que votaron. Eso sí, ni una palabra en sus Estatutos de la idea de Regeneración Política. No es de extrañar.

Conviene recordar que el concepto de democracia es inseparable de la idea del respeto a la voluntad popular expresada en las urnas. Si hay algo que une a un vulgar golpista bananero y a un tránsfuga es su más absoluto desprecio a la voluntad del pueblo. El primero pisotea la democracia, la voluntad del pueblo, mediante el empleo ilegítimo de la fuerza. El segundo, el tránsfuga, pisotea la democracia, la voluntad del pueblo, mediante el uso forzado de la Ley. El golpista obtiene el poder de forma ilegal e ilegítima. El tránsfuga lo hace de forma legal pero ilegítima.

Ojalá los ciudadanos y los medios de comunicación ejerzan su capacidad de influencia para desenmascarar esta impresentable opción política y entre todos seamos capaces de ir limpiando nuestra democracia de arribistas, aprovechados y personajes sin el mínimo talante ético para ejercer el noble arte de la Política.

Santiago de Munck Loyola
https://santiagodemunck.blogspot.com.es