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lunes, 26 de marzo de 2012

Asturias: Foro y PP deben disculparse.

Por segunda vez en poco más de diez meses, la mayoría de los votantes de centro  derecha de Asturias ha dicho que prefiere a Álvarez Cascos como Presidente del Principado y no que lo sea un candidato del Partido Popular. Es el segundo veredicto de las urnas en poco tiempo. No cabe otra interpretación por mucho que los estrategas de comunicación de la calle Génova se empeñen en trasladar otros mensajes que ahora resultan irrelevantes.

Los personalismos y la poca democracia interna del partido popular a la hora de designar candidatos han fracturado al electorado de centro derecha de Asturias y la irresponsabilidad de sus dirigentes, tanto de Foro como del Partido Popular, ha puesto al alcance de la mano de la izquierda el Gobierno de esa región. La pelea fraticida ha producido espectáculos vergonzosos y ha adquirido en ocasiones tintes de opereta mientras se dejaba en el aire la gobernabilidad de una región necesitada, más que nunca, de un ejecutivo capaz de afrontar y superar la penosa herencia legada por los gobiernos socialistas de los últimos años.

Si estas elecciones autonómicas anticipadas eran innecesarias, tal y como no se cansan de repetir desde la calle Génova, más innecesario era haber desembocado previamente en una fractura y escisión del Partido Popular o, posteriormente, ser incapaces de llegar a un acuerdo de Gobierno o de estabilidad parlamentaria que garantizase una buena gestión de las instituciones asturianas.

En su día, Esperanza Aguirre defendió con buen criterio, aunque luego ella no lo pusiese en práctica en algunos municipios de Madrid, que fuesen los propios afiliados y militantes quienes decidiesen quién debía ser el candidato a la Presidencia de Asturias. El aparato de Génova, influido por algunos notables asturianos adversarios personales de Cascos, hizo oídos sordos a esta sugerencia e impuso su candidato con el resultado que todos conocemos. Después, el Partido Popular asturiano decidió no llegar a acuerdos con el Gobierno regional de Foro e incluso prefirió que siguieran vigentes los presupuestos prorrogados socialistas antes de que viesen la luz unos nuevos adaptados a las nuevas circunstancias. Y Álvarez Cascos en sus trece, incapaz de llegar a ningún acuerdo con sus antiguos compañeros.

Estas elecciones eran innecesarias como innecesario ha sido todo el proceso anterior de desencuentros y ruptura del centro derecha asturiano. La falta de gobernabilidad de la región, la fragmentación del electorado popular y la puesta en peligro del futuro de Asturias eran innecesarias y la responsabilidad de lo ocurrido está repartida al 50%.

Es hora, a la vista de los resultados, que tanto Foro Asturias como Partido Popular se pongan de acuerdo, dialoguen, negocien y sean capaces, con una generosidad y altura de miras de las que hasta ahora no han hecho gala, de ofrecer a los asturianos un ejecutivo sólido y solvente. Es hora de que sepan satisfacer las aspiraciones de un electorado que, hoy por hoy, no se merecen estos partidos. Debería darles vergüenza y empezar por pedir perdón a los ciudadanos por todo este cúmulo de errores y torpezas.

Santiago de Munck Loyola

martes, 31 de enero de 2012

Espectáculo en Asturias.

Para cualquier observador de la vida política lo que está ocurriendo en Asturias es realmente sorprendente. No cabe la más mínima duda de que los votantes de centro derecha estarán tan sorprendidos como escandalizados ante el lamentable espectáculo que el Partido Popular de Asturias, como Foro Asturias están ofreciendo desde hace meses. La culminación de este circo político ha tenido lugar ahora con la convocatoria de elecciones anticipadas en el principado coincidiendo con la cita electoral de Andalucía.

Cada parte culpa a la otra de esta situación y seguramente la responsabilidad de que se haya llegado a este extremo de confrontación cainita es compartida. Quizás no se habría llegado a la actual situación de división del centro derecha asturiano y a la parálisis de todo un gobierno regional, si en su día se hubiesen impuesto en el seno del Partido Popular mecanismos de democracia interna, es decir, si los afiliados asturianos del Partido Popular hubiesen tenido la oportunidad de decidir limpia y libremente quién debía encabezar el proyecto popular en esa Comunidad Autónoma. Pero no fue así y no porque los Estatutos del Partido Popular lo impidiesen, sino porque el Génova 13 tienen más poder “los pasillos” que la voz de los afiliados.

Resulta descorazonador escuchar hoy al Sr. Pons las declaraciones tan simplistas con las que ha despachado la cuestión: que el Sr. Álvarez Cascos ha fracasado, que no ha sabido dialogar y que los asturianos van a tener que pagar el coste económico de unas elecciones anticipadas por culpa del Sr. Cascos. Y se ha quedado tan fresco. Ni un ligero asomo de autocrítica, ni un solo mensaje de preocupación por el desgobierno, que tanto el Partido Popular asturiano, como Foro Asturias, están generando. Dos no riñen si uno no quiere, pero aquí es evidente que los dos llevan meses dispuestos a reñir.

Es incomprensible que ambos partidos de centro derecha sean incapaces de ponerse de acuerdo para aprobar unos presupuestos, máxime con la que está cayendo. Pero resulta más incomprensible que el Partido Popular Asturiano prefiera que la Comunidad Asturiana se siga rigiendo por los presupuestos socialistas del anterior gobierno antes que pactar un presupuesto de transición con el Gobierno del Sr. Cascos.

Habrá que confiar en que al menos unos y otros tengan la decencia política de no contarnos la existencia de dificultades políticas o ideológicas insalvables para poder llegar a acuerdos de gobernabilidad porque todos somos conscientes de que detrás de todo este circo se esconde una larga historia de enfrentamientos personales, de mezquindad, de ruindad política, de amiguismos, de complejos, de favores, de odios y traiciones.

Aquí se echa de menos la grandeza de miras y la generosidad que se supone deberían impregnar la personalidad de quienes aspiran a ofrecer lo mejor de si mismos y de sus partidos a sus conciudadanos. Es evidente que a clásica enumeración de categorías de adversarios políticos hay que añadir una cuarta, la de excompañeros de partido. Y Asturias no se merece todo ésto.

Santiago de Munck Loyola