Translate

Mostrando entradas con la etiqueta Irene Montero. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Irene Montero. Mostrar todas las entradas

martes, 9 de agosto de 2022

La crisis energética no es compatible con los privilegios de la clase política.


Si hay algo que parece evidente es que la percepción que tenemos de la realidad es la que deciden los grandes medios de comunicación. Da la sensación de que existe un consenso o acuerdo oculto para bombardearnos de forma inmisericorde con algunas noticias escrupulosamente seleccionadas que centran nuestra atención y que lo hacen con tal rapidez que dejan poco espacio para hacer un análisis crítico sobre lo que nos cuentan y sobre todo sobre lo que no nos cuentan. Jerarquizan así su importancia y conducen nuestra atención hacia ideas y sentimientos que, quizás, no son tan relevantes, ni tan incontestables.

 

En pocos meses hemos pasado de la pandemia del Covid y sus variantes, y aunque sigue habiendo cientos de muertos diarios no se habla casi de ellos, a la fallida alarma por la viruela del mono, de la invasión rusa a Ucrania que abría los informativos y que ahora ya no es tan relevante a las amenazas de la China comunista a la China nacionalista, Taiwan, de la crisis energética al supuesto calentamiento global culpable ya no solo de los incendios, a pesar de que la inmensa mayoría se debe a acciones criminales de desalmados, sino también del aumento de cucarachas y roedores en algunos municipios. Nos bombardean durante meses con los crímenes de la Manada, pero nos ocultan casos gravísimos en los que los autores son extranjeros. Pasan de puntilla sobre la sentencia de los ERES, o sobre los cargos del gobierno imputados por la compra de mascarillas mientras que nos han saturado con el contrato de las mascarillas del hermano de la Presidenta Ayuso que finalmente no tenía nada de ilegal. Ya no hablamos de la traición presidencial a los saharauis a pesar de las gravísimas consecuencias que ha traído, pero afortunadamente tenemos la conspiración de los pinchazos para estar entretenidos. Hemos pasado de las “serpientes de verano” al culebrón del mes.  En definitiva, una vorágine informativa muy bien preseleccionada y diría que también planificada que es preciso coger con pinzas y observarla con un profundo sentido crítico. Porque lo que es una irresponsabilidad absoluta es seguir el consejo de los dirigentes sindicales como Pepe Álvarez de UGT que espetó a principios de julio “vamos a disfrutar del verano, porque es nuestro” y que pidió a los trabajadores que “mandasen a hacer puñetas” a quienes vaticinan gravísimos problemas para el futuro inmediato.

 

Dos noticias ha fabricado recientemente la Moncloa que han dado mucho juego. La primera, la visita de Pedro Sánchez a las zonas incendiadas en Extremadura para declarar con su hueca solemnidad que “el cambio climático mata”. Por cierto, parece que se va extendiendo la idea de cambio climático y se está dejando a un lado la expresión calentamiento global. Pues bien, si hablamos de lo primero lo cierto es que siembre ha habido ”cambios climáticos” porque si una cualidad tiene el clima es la de ser cambiante. Y es probable que estemos en un período de transición, de cambio en el que las acciones u omisiones de la humanidad tengan poco que hacer para impedirlo o retrasarlo. 


Hace 700 años existió el óptimo climático medieval y el clima de entonces permitía que en Gran Bretaña florecieran los olivos y las viñas. Es posible que cuando uno está ante estos trágicos incendios, algunos de los cuales se han llevado vidas humanas por delante, se esté ante las consecuencias derivadas de una mala gestión de los montes que no se sanean como antes y que no se benefician del pastoreo tradicional, es posible que se esté ante una insuficiente dotación de medios humanos y materiales para prevenir y extinguir los incendios forestales porque ahora hay quien prefiere invertir el dinero público en otras cosas más rentables electoralmente, es posible que estemos ante unas legislaciones inadecuadas que dificultan una explotación realmente sostenible de los recursos naturales y es seguro que estamos, sobre todo, ante enfermos mentales que disfrutan placenteramente provocando y viendo arder los bosques y de irresponsables que no respetan las normas de prevención contra el fuego porque no podemos ignorar que hasta un 80 % de estos incendios han sido provocados por la mano de hombre, bien intencionadamente, bien por negligencia. Es posible que el cambio climático mate, pero en lo que respecta a los incendios lo que mata es la mano del hombre y la irresponsabilidad de algunos políticos.

 

Y la segunda noticia, por llamarla de alguna manera, fabricada por la Moncloa ha sido el comentario sobre las corbatas del Presidente Sánchez como medida para fomentar el ahorro energético. Lo cierto es que semejante estupidez ha dado mucho juego en toda España. No es posible que un Presidente del Gobierno pueda proponer algo así en serio ¿o sí? Da la sensación de que se ha tratado de una “boutade”, de una ocurrencia para tener entretenido al personal por unos días. En cualquiera de los casos es una auténtica frivolidad cuando estamos ante una crisis energética de consecuencias aún incalculables. Y no se puede obviar que a la crisis europea derivada de la guerra de Ucrania se añade en nuestro caso las consecuencias de romper uno de los pilares de la política exterior española como lo era nuestro apoyo a la soberanía de los saharauis con la consecuencia inmediata de enemistarnos con Argelia, nuestro principal proveedor de gas. Así no se contribuye a paliar una crisis energética sino todo lo contrario. Que hay que ahorrar energía lo asumimos todos los ciudadanos porque, entre otras cosas, cada día es más difícil poder pagarla. Pero aquí cada uno tiene que asumir sus responsabilidades y el gobierno las suyas. Cuando uno hace sus deberes está legitimado para exigir a los demás que hagan los suyos. Es lo que se conoce como legitimidad de ejercicio. Pero esta legitimidad se desgasta y se pierde cuando no hay ejemplaridad. 


Un Presidente del Gobierno que para ir a Extremadura a decir que el “cambio climático mata” tiene que usar un helicóptero Puma para ir allí, enviar al mismo tiempo el Falcon y el  Audi A8 vacíos, para que con el segundo le traslade al lugar del siniestro y le lleve de vuelta al aeropuerto donde el Falcon le trae de vuelta a Madrid donde le volverá a recoger el Puma, que junto con el Audi A8 ha vuelto vacío, para llevarle a la Moncloa, no es un Presidente ejemplar, no es un Presidente austero, no es un ejemplo de ahorro y no es creíble. Como no lo son Irene Montero que usa el Falcon para ir a Estados Unidos a enseñar feminismo a las norteamericanas o Yolanda Díaz que lo usa para ir a Roma a hacerse la foto con Bergoglio. Aquí y ahora los primeros que tienen que ponerse a ahorrar son el Gobierno y todas las administraciones públicas que los demás ya lo hacemos por pura supervivencia. Y el que quiera derrochar en lujos que lo pague de su bolsillo.

 

Santiago de Munck Loyola

 

 

 

 

sábado, 6 de febrero de 2021

La niñera que todos pagamos.

 

Para cualquier persona con un mínimo de sentido común y de la decencia, cualquiera que sea su ideología, conocer que la Ministra de Igualdad, Irene Montero, ha nombrado a la niñera de la familia como alto cargo de su Ministerio, costando a los contribuyentes la cifra de casi 52.000 euros anuales para que presuntamente siga cuidando de su niña Aitana, no puede sino mover a la indignación y a la rabia. Pero no queda ahí la cosa porque, pese al silencio de la mayoría de los medios de comunicación, la Sra. Ministra ha adaptado, con cargo a los contribuyentes, dependencias del Ministerio para hacer de guardería particular y también carga a la tesorería de dicho Ministerio los gastos de transporte de la presunta niñera y de su niña cuando realiza viajes oficiales.



Parece ser que, a los Señores del casoplón de Galapagar, ésos que criticaban a los Ministros del PP que vivían en chalés desconectados de la realidad social, los mismos que nunca abandonarían sus barrios para poder seguir saludando al quiosquero o al panadero, no pueden costearse una niñera con los 9.000 euros mensuales que ingresan en la caja familiar o, mejor dicho, en la caja del proyecto vital que les obligó a adquirir el palacete de Galapagar. No, parece que no les llega y por eso no tienen más remedio que hacer que todos los españoles les paguemos un alto cargo ministerial para que presuntamente haga de niñera por 51.946 euros anuales, los billetes de tren, los hoteles, los juguetes y la decoración infantil del Ministerio y, si me apuran, hasta los dodotis. 

 

Si todo ésto se confirma, no se puede tener más jeta ni ser más sinvergüenzas. Nadie discute que con su sueldo puedan comprarse un casoplón o un chaletazo, pueden hacer con su sueldo lo que les venga en gana, eso sí, con la misma libertad que tienen para decidir en qué se gastan su dinero los demás podemos subrayar su incoherencia con lo que antes de lograr los votos necesarios para llegar a donde han llegado proclamaban urbi et orbe, con la misma libertad podemos denunciar su hipocresía y su ausencia de principios éticos y hasta estéticos.

 


Pero dejando al margen que una cosa es predicar y otra muy distinta dar trigo, hay algo que a cualquier observador imparcial llama la atención. Es que se trata del uso del dinero del contribuyente en un Ministerio que se llama de Igualdad. ¿Igualdad en qué? ¿Igualdad para quién? No se puede desprestigiar ni manchar alegremente como se hace el concepto de igualdad. Igualdad real sería que todos los empleados públicos, empezando por los del Ministerio de Igualdad pudieran disponer de los mismos medios públicos que dispone la Sra. Montero para usos particulares. Igualdad sería que pudieran decorar y acondicionar, con cargo al presupuesto público, sus lugares de trabajo y poder llevar a sus bebés a esos lugares para tenerlos cerca y que fueran cuidados por personal nombrado a dedo y pagado por los contribuyentes para que se los cuidaran. Igualdad sería que cuando tuvieran que realizar un viaje de trabajo el estado abonase, como hace con la Sra. Montero, los gastos de viaje y estancia de sus bebés y sus niñeras públicas.

 

Se mire por donde se mire es todo un despropósito y un insulto a tantos y tantos trabajadores mileuristas que no pueden conciliar su vida laboral con la familiar. ¿Cuántas cajeras (y de ello algo sabrá la Sra. Ministra) pueden llevar a sus bebés a sus centros de trabajo con cargo a los contribuyentes? 

 

La ejemplaridad tiene que ser una línea roja en el ejercicio del servicio público. Parece que una casta ha sido sustituida por otra casta diferente, una casta hipócrita, miserable, mezquina, acomplejada y casposa que, por autoproclamarse de izquierdas, se cree ungida del derecho de barra libre en el uso de los bienes públicos en su propio provecho. Es realmente de juzgado de guardia.

 

Santiago de Munck Loyola.

 

viernes, 24 de julio de 2020

Don Juan Carlos I, Rey de España.


Al conocer el constante goteo de noticias y comentarios sobre el Rey Juan Carlos I, sus manejos económicos y su amiga Corinna, la falsa princesa y peculiar “empresaria”, surgen inevitablemente sentimientos contradictorios para la mayoría de los españoles. Pocas veces, además, se ha hecho más evidente el viejo dicho de hacer leña del árbol caído, un deporte nacional, y, entiéndase por caído, el hecho de que ya no sea el Jefe del Estado sin entrar en otras cuestiones. La lista de nuevos leñadores es impresionante y se nutre de muchos periodistas cortesanos, comentaristas antes juancarlistas y políticos oportunistas tan escasos de principios como de luces intelectuales. Algunos hasta parecen sorprendidos con el hecho de que el Rey Juan Carlos I tenga una más o menos cuantiosa fortuna o de que reciba o haya recibido regalos de los monarcas árabes cuando lo cierto es que ya en los años 90 algunas informaciones, pocas es cierto, se hacían eco de préstamos o donaciones de Kuwait y de negocios de amigos del Rey en torno a las torres Kio.

Al día de hoy, parece conveniente situar las informaciones en sus justos términos y no sacar conclusiones precipitadas ni dar por cierto todo lo que se lee o escucha. Y ello, porque hay un contexto político evidente. Tenemos un gobierno formado por socialistas y comunistas y una parte de él tiene como objetivo prioritario derribar la monarquía parlamentaria. Y, como es evidente, van a usar todos sus terminales mediáticos para explotar este asunto y erosionar al actual Jefe del Estado, el Rey Felipe VI, cuya conducta constitucional está siendo impecable.
Ayer mismo el vicepresidente segundo del gobierno, el Sr. Iglesias, afirmaba que vamos hacia una “república plurinacional”. En este contexto es dónde hay que analizar cada noticia y cada comentario. 

Hay que destacar que la mayor parte de las informaciones o más bien afirmaciones provienen de grabaciones de la Sra. Corinna quien se dió “a conocer en los salones y eventos de la jet set europea, presentándose como princesa. Alega dedicarse a los negocios y mantiene una intensa vida social.

Es la directora general de Boss & Co. Gunmakers, una armería fundada en Londres en 2000 y es cofundadora de “Auténticos” una fundación dedicada a sensibilizar contra las redes de banqueo de dinero, cárteles de la droga, paramilitares y el trabajo infantil” (no se ría el lector, por favor, la descripción está publicada en Wikipedia). ¿Y a quién le hizo todas esas escandalosas declaraciones la falsa princesa Corinna? Al comisario Villarejo, un policía que está en prisión en espera de juicio, protagonista de varios escándalos de espionaje, amigo del exjuez Baltasar Garzón y la exministra de justicia reprobada por el Congreso y actual Fiscal General del Estado, Mª Dolores Delgado, miembro según Pablo Iglesias de las “cloacas del Estado", en fin, una joyita de mucho cuidado que, cuando la mierda que airea les afecta carece de toda credibilidad para los políticos y periodistas izquierdistas y para quienes se convierte en una fuente fidedigna cuando las heces aireadas atañen a la derecha o, como en este caso, al Rey Juan Carlos I o a la institución monárquica. Por todo ello, cualquier persona con un mínimo de sensatez y objetividad tiene que poner en cuarentena cualquier información.

Y si hay algo que cualquier ciudadano comprometido con los valores y derechos establecidos en nuestra Constitución debe hacer, especialmente si se trata de un político, es respetar la presunción de inocencia que vale para todos los españoles sea cual fuere su posición social. A muchos se les ve el plumero de lejos, sobre todo a los políticos que ya se han apresurado a pedir la retirada del nombre del Rey Juan Carlos I de Avenidas, Calles, parques o de cualquier edificio público. A los pancatalanistas de Compromis les ha faltado tiempo para exigir la retirada de un busto en el Ayuntamiento de Alicante.
Y para qué mencionar a tanto imbécil que en las redes sociales exige que Don Juan Carlos devuelva a los españoles el dinero que dicen ha recibido fuera. ¿A quien tiene que devolver esos supuestos bienes? ¿A los jeques árabes que dicen que se lo regalaron? ¿Cómo es posible que atribuyan los 65 millones de euros de los que se habla a comisiones recibidas por el AVE a la Meca cuando las informaciones sitúan ese regalo 6 años antes de que se formalizara dicho contrato? 

Parece más que evidente que la vida privada del Rey Juan Carlos I no ha sido ejemplar. Y entre otros muchos aspectos el hecho de que pudiera tener dinero en paraísos fiscales no lo es, como no lo eran sus cacerías y su tren de vida en plena crisis económica. Pero no existe ni coherencia ni legitimidad alguna para que esa crítica y ese reproche social lo traten de instrumentalizar quienes han recibido regalos económicos de Irán o de Venezuela utilizando igualmente cuentas en paraísos fiscales.

Pero lo que sí es evidente es que el reinado de D. Juan Carlos I ha sido la mayor etapa de libertad y prosperidad para los españoles de los últimos siglos. Es un hecho que no puede ser borrado que D. Juan Carlos hizo posible una transición pacífica de la dictadura a la democracia admirada y estudiada en innumerables cátedras universitarias de todo el mundo. Es un hecho innegable que en 1981 un golpe de estado no triunfó por su decisiva intervención. Y es un hecho innegable que durante su reinado España ha alcanzado las mayores cotas de bienestar social de su historia. Y es por ello, por todo ello, por lo que se le han rendido honores y reconocimiento público y no por su vida privada, no por ser buen marido, padre, amante o administrador de su patrimonio. Si se demuestra que en el ámbito de su vida privada ha infringido las leyes, deberá responder por ello si nuestra legislación lo permite. Pero de ahí a tratar de borrar su legado político hay un verdadero abismo que, con una nueva memoria histórica ad hoc, parece ser el objetivo de tanto inconsciente, advenedizo y miserable que pulula en los medios de comunicación y en la política.

No se puede borrar el papel histórico y constitucional de D. Juan Carlos y menos aún intentar espuriamente imputar responsabilidades al Rey Felipe VI que, aunque no les guste a los podemitas y a sus conmilitones socialistas, está desarrollando su tarea de forma constitucionalmente impecable. Que la pareja del Sr. Iglesias, la Ministra Montero  vea "muy difícil" separar de la institución monárquica "los casos de corrupción, algunos presuntos y otros contrastados, de la familia Borbón" no deja de ser una generalización y una apelación a la genética impropia de alguien que debería contar con la suficiente formación intelectual para formar parte del gobierno de España. ¿Son ahora los hijos responsables de los errores de los padres? ¿Hablamos entonces de los ancestros del Sr. Iglesias?

La Monarquía española es hoy más que nunca absolutamente necesaria para garantizar los derechos y libertades de los españoles. Y lo es no sólo porque durante los últimos 45 años ha demostrado su valía para construir una sociedad democrática y próspera, sino porque, además, la alternativa encarnada por personajes de la talla moral y política del Sr. Iglesias o del Sr. Sánchez Castejón es realmente pavorosa.

Santiago de Munck Loyola








viernes, 29 de mayo de 2020

El farsante de Galapagar.

La coherencia es posiblemente la cualidad que mejor puede medir la calidad de una persona y, en especial, de un político. La concordancia entre lo que uno dice y luego hace, entre lo que se predica y lo que se ejecuta, entre los principios que se enarbolan y el modo de vida es el mejor reflejo de honestidad personal. Una persona coherente es, al menos, una persona honesta intelectualmente. Pero, cuando se da la circunstancia contraria, es decir, que se hace todo lo contrario a lo que se dice, cuando no existe coherencia tampoco hay honestidad con uno mismo y cuando un político carece de honestidad personal, difícilmente podrá ser honesto con la sociedad a la que dice servir. Más bien se servirá de ella.

Pablo Iglesias, actual Vicepresidente del Gobierno de España, es un buen ejemplo de incoherencia y de falta de honestidad. Sus bonitas frases y proclamas que durante años ha venido desgranando con diarreica intensidad a través de tertulias televisivas o mítines no tienen nada que ver con lo que luego él hace. Cuando se habla tanto y de todo se deja un extenso rastro que permite a cualquier persona con un mínimo de objetividad y de sentido común hacer un retrato bastante exacto de la catadura moral del personaje, de su absoluta falta de coherencia y de honestidad intelectual. Hay algunos pasajes verdaderamente memorables que así lo evidencian aunque sorprendentemente para una parte del electorado no suponen un obstáculo para seguir prestando su voto a semejante caradura.

Allá por el año 2014, en un programa de la Sexta, Pablo Iglesias dijo que “Ana Botella representa todo lo contrario de lo que han representado las mujeres valientes a lo largo de la historia”, encarna ser "esposa de""nombrada por", “sin preparación...Una mujer cuya única fuerza viene de ser esposa de su marido y de los amigos de su marido”. Y se quedó tan ancho, el pollo. Ana Botella, licenciada en Derecho en la Universidad Complutense de Madrid, funcionaria del Cuerpo de Técnicos de Administración Civil del Estado desde 1977 trabajando en el Ministerio del Interior, el Gobierno Civil de Logroño, el Ministerio de Obras Públicas, la Delegación de Hacienda de Valladolid y el Ministerio de Hacienda, hasta 2003 cuando es elegida Concejala del Ayuntamiento de Madrid, llegando a ser la primera Alcaldesa de la Capital en 2011, resulta que para el macarra bolivariano de Pablo Iglesias no tenía preparación. 

Trayectoria profesional y política que nada tiene que ver con la de la pareja sentimental del Sr. Iglesias, Irene Montero, quien se licenció en 2011 en Psicología y que entre 2010 y 2011 trabajó unos meses como dependienta en la cadena de electrodomésticos Saturn 10. Trayectoria y curriculum que como todo el mundo sabe son más que suficientes para que se haya convertido en Ministra del Gobierno de España en 2020 sin que se pueda atribuir tal circunstancia a ser "esposa de""nombrada por", “sin preparación...Una mujer cuya única fuerza viene de ser esposa de su marido y de los amigos de su marido”.

Allá por el año 2012, el Ministro de Economía del Partido Popular Luis de Guindos se compró un ático por 600.000 €. Don Pablo Iglesias, entregado por entonces a demonizar a lo que él calificaba como casta, escribió el siguiente “tuit” “¿Entregarías la política económica del país a quien se gasta 600.000€ en un ático de lujo?” Tres años después en 2015, en el programa de TV de Ana Rosa el moralista sin moral predicaba lo siguiente “A mí me parece más peligroso el rollo de aislar a alguien. Este rollo de los políticos que viven en Somosaguas, que viven en chalets, que no saben lo que es coger el transporte público o el precio de un café”.

En un mitin celebrado el 17 del mismo año el reverendo laico Iglesias llamaba a sentirse “orgulloso de mirar a los ojos a la gente de tu piso, que ven que sigues viviendo en el mismo sitio”, añadiendo que cuando no se te olvida de dónde vienes, cuando estás orgulloso de haber crecido en un barrio, de mirar a los ojos de la gente de tu piso, que ven que sigues viviendo en el mismo sitio, y saludas al panadero, al que vende el periódico, y comprendes muy bien el significado de la palabra patria..." Pero, he aquí que en 2018 se vio obligado a abandonar, no ya Vallecas que ya lo había hecho antes, sino Rivas-Vaciamadrid para trasladarse a morar en Galapagar donde se había visto obligado a adquirir por 660.000 € una casa de 268 m2 sobre una parcela de 2.000 m2 y casa de invitados. ¿La razón? Pues la necesidad de desarrollar su proyecto vital y criar a sus vástagos en un entorno diferente a Vallecas o Rivas. Pero que nadie piense mal, no fue por vicio, fue una decisión obligada por las circunstancias que le ha supuesto una profunda depresión al no poder seguir saludando a diario al panadero o al vendedor de periódicos de toda la vida.

Son tan solo dos circunstancias las aquí descritas que sirven perfectamente para ejemplificar el nivel de coherencia y de honestidad del nuevo mesías del materialismo histórico aunque también serviría mucho analizar su comportamiento respecto a las retribuciones de los políticos y sobre determinados comportamientos de “la casta” que tan bien ha asimilado el sujeto. Nada mejor que terminar estas líneas que con el refranero ay algunas citas interesantes:

“Del dicho al hecho hay un trecho”.  
“El infierno está empedrado de buenas intenciones”. 
“Obras son amores, que no buenas razones”. 
“Las voluntades débiles se traducen en discursos; las fuertes, en actos.” (Gustave Le Bon) “La palabra tiene que estar de acuerdo con la conciencia y el discurso con el ejemplo.” (Miguel Ángel Revilla). 
“Cuanto mejor es el orador, peor es el hombre.” (Karl Liebknecht).
“Es más fácil luchar por unos principios que vivir de acuerdo con ellos.” (Alfred Adler). 
“En la vida no puedes decir una cosa y hacer otra, los niños aprenden mucho más viendo que escuchando tus palabras.” (Andy García). 
“Sin coherencia no hay ninguna fuerza moral”. (Robert Owen)

Santiago de Munck Loyola

lunes, 4 de noviembre de 2019

10-N una fecha para el cambio.



Ya solo quedan 6 días para que se celebren las elecciones generales convocadas tras el fracaso del líder socialista, Pedro Sánchez, para alcanzar un pacto de investidura con otras fuerzas políticas. Hay que recordar lo que el Sr. Sánchez dijo respecto a la fallida investidura de Rajoy: "La responsabilidad de que el señor Rajoy pierda la investidura es exclusiva del señor Rajoy por ser incapaz de articular una mayoría". Pues eso, el único responsable ahora de que repitamos las elecciones generales se llama Pedro Sánchez por haber sido incapaz de articular una mayoría. Y no será por falta de experiencia porque Pedro Sánchez es el único candidato de nuestra historia democrática a la investidura que por dos veces ha perdido la votación. Todo parece indicar que el problema para alcanzar acuerdos de gobierno no está en los demás, sino en el propio Pedro Sánchez.

Quedan seis días para la repetición de las elecciones y llueven las encuestas que parecen coincidir al menos en las tendencias, excepción hecha, claro está, de la macroencuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas dirigido por el inefable Sr. Tezanos que, por cierto, tuve como profesor en la UNED. Pero si hay algo significativo en todas las encuestas es que a seis días de las elecciones casi un tercio de los votantes no tiene aún decidido su voto por lo que esta semana puede resultar decisiva para que se pueda producir un vuelco electoral. Todas las posibilidades están abiertas desde que se reproduzca un triunfo insuficiente del PSOE para poder intentar formar gobierno sin el apoyo de los independentistas hasta que el centro derecha, a pesar de su fraccionamiento, logre sumar los escaños suficientes como para poder formar gobierno.

Seis días de campaña pueden servir para mucho, para inclinar la balanza en favor de un lado u otro del espectro político. Atrás queda la farsa de las negociaciones del PSOE con los podemitas y su lamentable espectáculo suplicando la abstención de los demás “gratis total” para que el Sr. Sánchez fuera investido Presidente del Gobierno por su “cara bonita” sin tan siquiera ofrecer a cambio un pacto de estado para tratar de reconducir el problema más grave que afronta nuestra nación, el desafío independentista;
atrás queda la utilización electoralista del traslado del cadáver de Francisco Franco, único compromiso cumplido por el Sr. Sánchez de todos los que desgranó en la moción de censura y que ha servido, entre otras cosas, para desenterrar viejos odios y rencores y para que afloren toda clase de mentecatos y embusteros, como la Sra. Irene Montero, pregonando la falacia de que España es el segundo país del mundo con más fosas comunes en las cunetas;

atrás queda la indecencia política de los socialistas puesta de manifiesto en sus pactos locales y autonómicos al ponerse de acuerdo con los independentistas o con los herederos de la ETA para copar el gobierno de instituciones públicas; atrás quedan muchas otras cuestiones pero sus ecos van a resonar durante estos próximos días como los  pésimos datos del empleo o la progresiva desaceleración económica que nos aboca a otra crisis económica sin que el Gobierno de España haya adoptado ni una sola medida para corregir el rumbo económico.


El principal problema que tenemos por delante es resolver, o por lo menos poner las bases necesarias para su futura resolución, la situación de Cataluña. Una minoría independentista está usando todos los medios a su alcance, legales o ilegales, para imponer sus objetivos sobre más de la mitad de la población catalana y sobre el conjunto del pueblo español. No tienen ni siquiera el respaldo electoral suficiente pero ello no ha sido obstáculo para que empleen incluso la violencia para alcanzar sus propósitos. No se trata del “problema catalán”, no. Se trata de un problema español, nacional. Y no se puede seguir jugando con el lenguaje, ni disfrazando la realidad.
No cabe diálogo alguno con quienes pretenden, desde posiciones racistas y xenófobas, destruir la soberanía del pueblo español. No cabe diálogo alguno con quienes no respetan la democracia, con quienes nos niegan la existencia como Nación para poder reivindicar la suya. Cuando dicen diálogo, quieren en realidad decir rendición. Pues bien, este grave problema requiere ideas claras y firmeza democrática. Quienes edulcoran la realidad enarbolando un diálogo imposible no sirven; quienes ignoran la realidad hablando de “nacionalidades”, sacando el término del contexto histórico en el que se introdujo en la Constitución, tampoco.

Siendo éste el principal problema, tampoco podemos olvidar el desempleo, la economía. Los datos más recientes son más que preocupantes. La desaceleración es más que evidente y se refleja en la pérdida de la capacidad de creación de empleo, salvada en el último trimestre por la creación de empleo público.
Europa ya le ha tirado de las orejas al gobierno sanchista: sus previsiones presupuestarias son tan sólidas como la tesis doctoral del titiritero de la Moncloa y hay que recortar 7.000 millones de euros que, como siempre, terminarán afectando sobre todo a la clase media.

Ante este panorama, los ciudadanos de centro derecha tenemos tres opciones electorales significativas: PP, C´s y Vox. Cada uno de nosotros debemos hacer en primer lugar un esfuerzo por promover la participación en nuestro entorno electoral afín. Y en segundo lugar valorar cuál de estos partidos puede afrontar mejor el problema del independentismo y el problema económico. Ojalá que el centro derecha hubiera concurrido con un mayor grado de integración a estas elecciones porque la situación de España lo requería, pero no ha sido posible. Con las encuestas en las manos, aún estarían a tiempo de retirar aquellas candidaturas sin posibilidades de obtener representación en las circunscripciones electorales más pequeñas, pero lamentablemente no lo harán. Así que nos toca a los electores votar con más inteligencia y eficacia para no regalar escaños a la izquierda al dispersar nuestro voto en opciones políticas sin posibilidad de éxito. Y en cada provincia será distinto.

Yo esta vez lo tengo más claro aún. En Alicante la izquierda está entregada al pancatalanismo desde el PSOE hasta los podemitas, pasando por los errejonistas de la mano de Compromís. Y por el centro derecha sólo el Partido Popular, con el que he sido muy crítico, me ofrece la confianza suficiente, por su potencia, por su programa y por sus candidatos como para darle mi apoyo el próximo 10 de noviembre. Sé que con ellos la Provincia de Alicante estará mejor representada que con sus rivales electorales.

Santiago de Munck Loyola