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lunes, 6 de octubre de 2014

Los disparates socialistas de Pedro Sánchez.



No parece que la llegada de Pedro Sánchez a la Secretaría General del PSOE haya supuesto, de momento, la consolidación de un nuevo proyecto político sólido y coherente. El socialismo español no termina de encontrar una hoja de ruta propia que le permita presentarse ante la sociedad española como una alternativa de gobierno creíble a pesar de los intentos por ofrecer la imagen contraria avalados por encuestas precocinadas como la que se acaba de publicar este fin de semana. Las últimas ideas o propuestas lanzadas por el dirigente socialista, bastante disparatas por cierto, no parecen responder a un sólido y elaborado programa de gobierno, sino que más bien se asemejan a globos sonda, a ocurrencias electoralistas o, lo que es más preocupante, a posicionamientos obligados quizás por la influencia de Podemos.

Hace unos días, el líder socialista, preguntado sobre qué Ministerio sobraría, respondió con rotundidad y sin matizaciones que sobraba el Ministerio de Defensa. Faltó tiempo para que saltaran todas las alarmas en Ferraz y para que se apresuraran a “matizar” esta afirmación señalando que lo que en realidad quería decir es que había que reducir su presupuesto. Pero, no nos engañemos, dijo lo que dijo y lo hizo sin matización alguna. Y si en Ferraz piensan de verdad que hay que reducir el presupuesto vamos listos los españoles.

Ya unos pocos días antes, el Sr. Sánchez había defendido que las víctimas de violencia de género tuvieran funerales de Estado, con todo lo que ello supone. Y también los “apagafuegos” de Ferraz habían tenido que salir a la palestra para aclarar semejante propuesta matizando que en realidad lo que quería decir es que en los oficios religiosos por esas víctimas debería haber alguna presencia gubernamental.

Ayer mismo, sin ir más lejos, el líder socialista anunció que en el caso de llegar al gobierno subiría el sueldo a los docentes y es de suponer que se estaba refiriendo de forma exclusiva a los docentes que dependen de las administraciones públicas. Constituye todo un misterio conocer la razón por la que sólo esta categoría de empleados públicos, los docentes, van a ser premiados con un incremento salarial y no así el resto de empleados públicos. Los mal pensados apuntan a que este guiño a los docentes públicos obedece a la indudable capacidad de los mismos de influir en las mentes de los escolares, pero es toda una incógnita la razón de fondo de esta inusitada promesa. Empleados públicos lo son también los médicos, los bomberos, los policías, los administrativos, etc. y todos ellos han venido sufriendo una pérdida salarial enorme durante los últimos años con congelaciones salariales y recortes retributivos impuestos primero por Zapatero y continuados después por Rajoy. No cabe pensar pues otra cosa que con este nuevo socialismo la igualdad es relativa y que depende de de la arbitrariedad del gobernante de turno.

Y, por si fuera, poco los socialistas y su nuevo líder andan todavía perdidos respecto al independentismo catalán. De una parte sus correligionarios en los ayuntamientos catalanes andan votando favorablemente las mociones a favor del referéndum ilegal presentadas por los partidos separatistas. De otra, sigue proponiendo, como lo venía haciendo su antecesor Pérez Rubalcaba, una reforma constitucional para hacer de España un estado federal como fórmula para acabar con las tensiones rupturistas de los independentistas. Sin embargo, el Sr. Sánchez y su partido no nos explican dos cuestiones básicas: de una parte qué entienden exactamente por un estado federal, si se trata de que todos los estados federados (las actuales comunidades autónomas) gocen de iguales competencias o no o si, por el contrario, se trata de resucitar esa peculiar idea del federalismo “asimétrico” y, de otra, si embarcarse en semejante reforma constitucional va a ser aceptada por los independentistas y, por tanto, va a servir para acabar con esta pesadilla rupturista. Si una cosa está clara es que promover una estructura federal a través de la reforma constitucional para no arreglar nada es un disparate político.

Es de desear que el nuevo líder socialista encarne un nuevo proyecto sólido y apto para el conjunto de España y que con el tiempo ocurrencias como las anteriores sean sólo el recuerdo de disparates transitorios y no el anticipo de una política que de hacerse realidad sería un desastre.

Santiago de Munck Loyola