Llegó el día de la acampada y nos instalamos en la zona con unos 40 chavales. Mochilas, tiendas de campaña y prismáticos para observar las aves de la zona.
Cuando ya estábamos instalados apareció un guarda forestal y nos preguntó qué hacíamos allí. Le dije que nos había autorizado el Alcalde. “Nos ha jodío con Antonio, como este terreno no es suyo da permisos así como así” nos espetó el guarda. Yo le dije que si era propiedad privada el terreno donde habíamos acampado nos marchábamos sin problema. Y el guarda me respondió: “no hace falta, si os ha dejado Antonio, bien hecho está”.
Esta anécdota refleja en gran parte la forma de actuar de Antonio Martínez Vera. Rápido de reflejos, servicial, amable y resolutivo. Una forma muy peculiar de abordar los problemas pero efectiva. Antonio fue el primer Alcalde democrático de Rivas-Vaciamadrid, de 1979 a 1987. Desde 1995 a 2003 tuve el honor y el privilegio de ser su compañero en el Grupo Popular de la Corporación Municipal. A última hora las circunstancias políticas nos distanciaron pero guardo de él el mejor de los recuerdos.
Antonio fue el impulsor del Rivas moderno. Un Alcalde cercano a los vecinos y a sus problemas. Un hombre que ama a su municipio sin reservas y al que la política no le ha hecho justicia. Padrazo de familia, hogareño, trabajador, divertido, conversador, polemista, crítico, constructivo, leal con los suyos y ante todo y sobre todo una buena persona, una excelente persona cuyos defectos siempre se olvidan. Con él he compartido muchos buenos momentos y algunos, los menos, no tan buenos pero puedo afirmar sin temor a equivocarme que de él aprendí mucho y desde aquí se lo quiero agradecer.
Santiago de Munck Loyola