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jueves, 29 de enero de 2015

¡Sí se puede!


¡Sí! Se puede maquillar un curriculum vitae hasta que cualquier parecido con la realidad sea pura coincidencia.

¡Sí! Se puede montar una empresa para facturar trabajos realizados para gobiernos extranjeros y pagar así muchos menos impuestos de los que se deberían pagar en el caso de cobrarlos como persona física.


¡Sí! Se puede recibir dinero de gobiernos que ahorcan a los homosexuales o que han reducido a la mujer a la categoría de ciudadanas inferiores.

¡Sí! Se puede insultar y ofender a millones de españoles calificando al himno español de "cutre pachanga fachosa" y quejarse, alardeando de ignorancia, de tener que soportar, "día tras día, el nacionalismo español y su bandera monárquica y postfranquista".

¡Sí! Se puede camuflar una productora que ofrece servicios empresariales como una asociación sin ánimo de lucro y pagar sueldos de miseria.

¡Sí! Se puede entrar a dedo en un Ayuntamiento con 24 años para “asesorar” sin aportar más mérito que el carnet del partido y la condición de hija de un concejal.

¡Sí! Se puede mentir públicamente afirmando que no estaba presente en una mesa de contratación en la que se adjudicaban sustanciosos contratos a la empresa del hermano y mentir afirmando que las decisiones las tomaban los técnicos.

¡Sí! Se puede incumplir un contrato con la universidad mientras se trabaja para el partido y mentir alegando que se trataba de un simple defecto administrativo.

¡Sí! Se puede justificar y mostrar hasta benevolencia con los asesinos etarras sin ruborizarse lo más mínimo.

¡Sí! Se puede hablar sin pudor alguno de personas “de clase inferior a la nuestra” y justificar el empleo de la violencia física.

¡Sí! Se puede participar en boicots en la universidad para impedir la libertad de expresión de determinados líderes políticos y después pasearse por las televisiones dando clases de democracia a los demás.

¡Sí! Se puede prometer lo imposible a los ciudadanos sabiendo que lo es con tal de arañar votos.

¡Sí, se puede! Se puede todo eso y mucho más. Tic, tac, tic, tac, … Y lo veremos. ¡Sí, claro que se puede! Y todos pagaremos el precio. Quizás demasiado alto. Se puede, pero ¿Se debe?

Santiago de Munck Loyola