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martes, 27 de diciembre de 2011

Los anuncios – bazofia de Movistar.

Navegando por Internet me he llevado una sorpresa agradable: parece que no soy el único al que no le gustan los anuncios de Movistar. Bueno, no es que no me gusten, es que me repugnan y me parecen vomitivos. Son esos anuncios en los que un colectivo asambleario discute y propone las nuevas tarifas telefónicas de esta compañía.

O bien se trata de anuncios-guiño al movimiento 15 M o bien se trata de parodias del mismo, depende del punto de vista del espectador. No soy precisamente un simpatizante de este movimiento, pero me parece que, en todo caso, en dicho movimiento han participado y participan miles de ciudadanos, en su inmensa mayoría bienintencionados, que se merecen un respeto.  Sean cuales sean sus ideas y sus propuestas, sea cual sea su color político y al margen de la posible instrumentalización que de este movimiento alguna fuerza política ha tratado de aprovechar, lo cierto es que los anuncios de esta compañía, exponente donde los haya del capitalismo más antisocial, son una burla en toda regla, burla que no se merecen la mayoría de los ciudadanos que forman parte del mismo.

Y, si no se trata de una burla, peor aún si cabe. Porque parodiar el sistema asambleario o emular su supuesto funcionamiento para hacernos creer que las tarifas de esta compañía son permeables a la sensibilidad social es tomarnos a los ciudadanos por tontos. Se trate de anuncios-guiño o de anuncios-parodia del 15 M, Movistar puede contar con un posible cliente menos, un servidor.

Tiene su miga que esta compañía que ha dado evidentes muestras de carecer de lo que se conoce como responsabilidad social corporativa nos empache con estos vomitivos anuncios burlándose del conjunto de los ciudadanos. Es esta misma compañía, la que ahora se disfraza de entidad asamblearia y social, la que hace tan sólo unos meses puso en marcha un ERE para poner de patitas en la calle a miles de sus empleados. Y lo hizo no porque tuviera pérdidas, no. Lo hizo para aumentar sus beneficios en un momento de grave crisis económica y cargando con ello una buena parte del coste de esa operación a las ya maltrechas arcas del Estado. Todo un ejemplo de actitud insolidaria, de descarnada optimización del beneficio económico y de inmoralidad social.

Podrían los señores directivos de Movistar, ya que tanto creen en los movimientos asamblearios, en la democracia y en participación ciudadana, someter de verdad su ERE a consulta popular. Bueno, y sin ir tan lejos, si tienen un poco de decencia podrían someter sus tarifas, tal y como parecen hacer en los anuncios, a una verdadera consulta popular. ¡A que no hay lo que hay que tener! Nos íbamos a reír un rato con el resultado.

Bazofias publicitarias hay muchas, pero esta se lleva la palma. ¡Chapeau, señores de Movistar! Cuenten con uno menos.

Santiago de Munck Loyola.

jueves, 26 de mayo de 2011

El ERE de Telefónica.

Pobre Telefónica, lo está pasando mal la compañía de las “matildes”. Como resulta que durante el primer trimestre del año sólo ha obtenido unos beneficios netos de 1.624 millones de euros, la compañía presidida por César Alierta quiere despedir a gente. En concreto, Telefónica quiere poner en la calle con un ERE a 8.500 empleados. 1.624 millones de euros de beneficios en un trimestre es muy poco beneficio. Es un 2% menos que el año pasado y eso no puede ser, así que a la calle con 8.500 curritos y a aumentar los dividendos.
Además, para eso está papá – estado. El desempleo y la seguridad social de los afectados por el ERE sólo costarán al Estado 450 millones de euros. Una minucia si se compara con lo que Telefónica va a aumentar sus beneficios después de esta operación. Y al mismo tiempo los directivos de Telefónica podrán repartirse sin problemas los 450 millones de euros que la compañía ha dispuesto en su plan de incentivos. Todos tan contentos.
Semejante desfachatez, sinvergonzonería e inmoralidad es lo que hoy por hoy representa Telefónica. Ni más, ni menos. Parece increíble pero es así. Y lo peor de todo es que semejante proceso se va a realizar con toda la cobertura legal existente en nuestro país. Nuestras leyes permiten estos enjuagues que a cualquier persona con sentido común deberían escandalizar. Y hablo de las personas con sentido común y no de los políticos que son, en última instancia, los únicos responsables de que algo así sea posible.
Que una empresa con unos beneficios extraordinarios pueda despedir a 8.500 personas, que esa decisión nos cueste a los ciudadanos 450 millones de euros y que, al mismo tiempo, esa empresa reparta entre sus directivos otros 450 millones de euros es sencillamente inadmisible. Si esta empresa carece de sensibilidad social, si ignora lo que es la responsabilidad social en momentos tan difíciles como los actuales es un deber de los gobernantes recordárselo y es un imperativo moral de los medios de comunicación hacérselo saber al conjunto de los ciudadanos para que así cada uno y en uso de su libertad pueda decidir si quiere seguir trabajando con semejante compañía o, por el contrario, prefiere presionarla con un boicot para que rectifique.
Yo, desde luego, tengo muy claro donde quiero que vaya mi dinero y donde no.
Santiago de Munck Loyola