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jueves, 5 de septiembre de 2013

¡Que viene el coco!


En cualquier evento que el PPCV organiza al que asistan cargos públicos del mismo, sus dirigentes están trasladando dos mensajes fundamentales para que sean transmitidos a los votantes populares. De una parte, se están dando instrucciones para transmitir el peligro, al que algunas encuestas ya apuntan, de que en un futuro no muy lejano pueda peligrar la mayoría absoluta del PPCV y que en su lugar pueda consolidarse un tripartito. Y que, por consiguiente, frente al previsible desbarajuste y retroceso que pudiera suponer un gobierno tripartito sólo hay una alternativa sólida y solvente, la que representa el Partido Popular. Se trata, en definitiva, de poner en guardia a los votantes populares frente a esa hipótesis y, con ello, conseguir su movilización. A nadie se le escapa que todas las encuestas marcan, al día de hoy, una tendencia a la baja del Partido Popular y, no lo olvidemos, también del PSPV, tercera pata de ese hipotético tripartito que sigue sumido en su profunda división interna y en su falta de liderazgo y de proyecto político para nuestra Comunidad. Y también es sabido que no es fácil modificar las tendencias electorales. Pero, en todo caso, lo que hay que tener en cuenta y lo que, de verdad, debería mover a la reflexión es que el partido que más está creciendo en intención electoral es el de la abstención, el partido de los desencantados, de los indignados y el de los engañados por una clase política que no sabe ni puede estar a la altura de las especiales circunstancia que vivimos.

También debería mover a la reflexión, a la autocrítica y a la rectificación plantearse quién y por qué está alimentando el crecimiento de la abstención y el crecimiento de un hipotético tripartito. No parece que ese posible crecimiento electoral se deba a méritos o a una oferta muy atractiva de los miembros de ese supuesto tripartito. Todo lo contrario, parece más bien que las causas hay que encontrarlas en la propia acción de gobierno y a la ausencia de reacciones atractivas para los votantes. Pero hay más: plantear que frente a un tripartito sólo existe la alternativa del PPCV empieza a sonar falso. En los últimos meses, estamos asistiendo a una fragmentación y voladura de la unidad del centro derecha en la Comunidad Valenciana que, hasta hace poco, estaba representado en exclusiva por el PPCV. Parece que algunos no son conscientes de ellos y hay algunos dirigentes populares que con sus actitudes escasamente dialogantes y prepotentes están haciendo más por esa fragmentación que cualquier adversario político. El “ordeno y mando” de algunos está contribuyendo de forma muy clara, y Alicante es buena prueba de ello, al fraccionamiento del centro derecha regional. De modo que desgraciadamente veremos si no lo remedia alguien con sentido común y profundas convicciones regeneradoras que en unos meses frente a un tripartito de izquierdas podrá haber un bipartito en el centro derecha.

Y el segundo mensaje que están transmitiendo es que hay que movilizar a los votantes populares y darles protagonismo. Algo que suena a palabras huecas cuando se anuncia, como hace muy poco, que se organiza una nueva estructura del PP en la ciudad de Alicante sin consultar con los miles de afiliados de la misma o que se quiere conectar con el ciudadano y que se le quiere sumar a las tareas de elaboración del programa electora y que, para ello, se va a convocar para su redacción a “los alcaldes y portavoces populares”. Mal se empieza si se confunde a los cargos políticos con los ciudadanos y cuando se excluye a los propios militantes populares. Alguien acierta en el propósito pero yerra en los instrumentos.

El centro derecha, al igual que la izquierda, deben iniciar un profundo proceso de regeneración democrática y eso sólo pasa por más democracia interna, menos aparato de partido y más apertura a la ciudadanía. La credibilidad no se gana con discursos, se gana con los hechos, con el ejemplo y con el trabajo diario al servicio del ciudadano.

Santiago de Munck Loyola