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sábado, 8 de octubre de 2011

La crisis de los Ayuntamientos: manos a la obra.

La crisis económica afecta a todos los países y a todas las administraciones en mayor o menor medida. No hay dinero o como diría Esperanza Aguirre “no hay un puto duro”. Es época de poda o de recortes. Se suele empezar por los gastos superfluos y, a veces, sin eliminar éstos se sigue por otros gastos más importantes. Sin embargo, subsiste la necesidad de seguir prestando servicios básicos a los ciudadanos y las administraciones públicas se las ven y se las desean. La crisis hace que las administraciones recauden menos dinero y que aumenten los gastos de carácter social. Así que no queda más remedio que echar imaginación para salir adelante.

Hoy, algunos medios de comunicación se hacen eco de una noticia que, cuando menos, debe ser valorada con atención: el Gobierno belga en funciones está estudiando la posibilidad de sustituir las bajas laborales de los profesores con profesores voluntarios jubilados. Habrá quien se eche las manos a la cabeza rechazando de plano esa posibilidad porque impide la contratación de interinos para las sustituciones pero si no hay dinero para contratarlos ¿qué hay que hacer? ¿dejar a los escolares sin profesor?

Hace ya muchos años, en Rivas-Vaciamadrid, un grupo de voluntarios jubilados, tras recibir la oportuna formación, se dedicaban en las horas de entrada y de salida de los colegios a ordenar y a regular el tráfico en las inmediaciones de los mismos. Con ello, contribuían a mejorar no sólo el acceso a los centros escolares, sino también a destinar a la Policía local a otras funciones más relevantes.

Se acaba de conocer que el Alcalde de Esparraguera, en Barcelona, ha dictado un bando solicitando a los vecinos que colaboren con el Ayuntamiento limpiando sus tramos de acera ante la difícil situación económica del mismo. Hay quien rápidamente se niega argumentando que ya paga sus impuestos, pero también hay muchos vecinos que apoyan la iniciativa y se muestran dispuestos a ser solidarios.

Estos ejemplos evidencian que para ayudar a salir de la crisis hay que buscar fórmulas imaginativas y apelar al enorme potencial de solidaridad que existe en nuestro entorno. Los Ayuntamientos, especialmente los pequeños, atraviesan momentos muy malos. Con menos ingresos tienen que hacer frente a más gastos sociales quieran o no. Y cuanto más se apele a la solidaridad, cuanto más se delegue en el voluntariado más fácil será poder destinar recursos a quienes peor lo están pasando. No se trata sólo de eliminar gastos superfluos, de racionalizar y optimizar los recursos existentes, sino, también, de liberar recursos poniendo en pie y apoyándose en el enorme potencial que el voluntariado puede proporcionar.

Siempre habrá quien se niegue, pero en toda comunidad vecinal, en todo pueblo siempre habrá jóvenes, jubilados, desempleados y ciudadanos en activo dispuestos a regalar su tiempo y su esfuerzo en beneficio de la Comunidad. Todo dependerá de la capacidad de liderazgo y de la ejemplaridad de los líderes sociales del lugar.

Colaborar en las tareas de limpieza es un ejemplo, pero hay más. Nada impide por ejemplo que voluntarios puedan atender en una Biblioteca pública o que se delegue el cuidado de una pequeña zona ajardinada a los vecinos colindantes voluntarios o que voluntarios regulen el tráfico en los accesos de los colegios o que colaboren en la vigilancia de los cultivos o que se organicen talleres de formación para el empleo con monitores voluntarios o que vecinos con la preparación y vocación precisas lleven las escuelas deportivas municipales o que los miembros de una asociación juvenil regenten y organicen el centro juvenil o determinadas instalaciones deportivas. Las posibilidades y los beneficios para la comunidad vecinal pueden ser muchos y variarán en función de las características de cada pueblo. Todo lo que los voluntarios puedan hacer supondrá un ahorro de recursos en esas facetas y dichos recursos podrán ser destinados a paliar las situaciones de verdadera emergencia social que día a día se plantean en todas partes.

Esperar soluciones mágicas venidas del gobierno o simplemente a que escampe es la alternativa. A mi no me gusta.

Santiago de Munck Loyola