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miércoles, 4 de junio de 2014

Alicante languidece y nuestros ediles en Babia.


Un somero repaso por la actividad de los Plenos de miles de Ayuntamientos permite constatar en los mismos la presencia de una multitud de estadistas frustrados disfrazados de humildes concejales al servicio de sus vecinos. En los salones de Plenos de muchísimos Ayuntamientos resuenan grandilocuentes discursos de concejales metidos a estadistas para defender mociones y propuestas sobre asuntos de Estado que escapan a las competencias de los Ayuntamientos y cuyas resoluciones carecen de la más mínima efectividad legal. Parece que vale todo y hay grupos municipales que no tienen rubor alguno en embarcar a sus consistorios en debates sobre la OTAN, sobre la Guerra de Irak, sobre la República o sobre el sexo de los ángeles si es menester y si ello contribuye a la consecución de sus fines partidistas por encima, si hace falta, del interés de sus representados y de la propia institución municipal. Y en esta estrategia, que bien podría ser calificada de filibustera, la izquierda española es especialista. Cuando la izquierda no gobierna en el Estado o en una comunidad autónoma concreta los Ayuntamientos son usados como caja de resonancia de sus propuestas: lo que no han conseguido en las urnas lo agitan en los plenos municipales para provocar el desgaste político del adversario aún sabiendo que los Ayuntamientos carecen de competencias legales sobre la mayor parte de los asuntos que en esas mociones son llevados a debate.

Y, si no lo saben, deberían saberlo. Sin ir más lejos, en el Ayuntamiento de Alicante, los concejales Pavón y Simón de Izquierda Unida han solicitado un Pleno extraordinario para tratar un asunto que, al parecer, es muy urgente: un hipotético referéndum sobre la monarquía o república, saltándose por supuesto las previsiones de reforma de la Carta Magna. D. Miguel Ángel Pavón y D. Daniel Simón piden que ese pleno se celebre cuanto antes ante la urgencia con la que el Gobierno de España quiere tramitar la ley orgánica que daría amparo legal a la abdicación de Juan Carlos I y a su sucesión por Felipe VI. Y como no quieren quedarse atrás en esta carrera de despropósitos, los concejales del Grupo socialista del Ayuntamiento alicantino también llevarán al Pleno una propuesta de reforma de la Constitución que abarque el modelo de Estado y, además, demandas sociales y económicas, de garantías jurídicas y de derechos ciudadanos. No parece que se trate de un asunto de simple ignorancia política, de desconocimiento de las competencias de un Ayuntamiento, no, porque tratándose de un Ayuntamiento como el de Alicante que cuenta con 55 asesores para 29 concejales, parece que los ediles están suficientemente asesorados e informados sobre su misión y sobre el contenido y alcance del trabajo por el que cobran. Parece más bien que a nuestros ediles les importa un pito las competencias municipales atribuidas a los Ayuntamientos por nuestras leyes y que anteponen sus intereses partidistas, sus soflamas ideológicas, al interés y a las necesidades de los vecinos de Alicante que les pagamos el sueldo con nuestros impuestos.

Argumentarán en su favor que el Pleno debe debatir y reflejar el sentir de la calles y que su libertad de opinión prevalece ante cualquier otra consideración. Lo de siempre. Pero lo cierto es que un Ayuntamiento y sus concejales están para lo que dice la Ley y para satisfacer las necesidades de los vecinos desde las competencias municipales. Y para otras materias que no son de competencia municipal los contribuyentes ya costeamos un parlamento regional y otro nacional. Utilizar los medios municipales y el dinero de los contribuyentes para otros fines que no sean los expresamente señalados por la Ley se llama malversar fondos públicos.

Elegimos a los concejales y les pagamos para que se ocupen de nuestra ciudad y falta le hace, por cierto. Nuestros concejales están unos para gobernar y otros para controlar la acción de gobierno y proponer alternativas de gobierno municipal. Falta hace que alguien se ocupe en serio de acabar con la sensación de podredumbre que parece haber invadido la gestión municipal. Falta hace que se denuncie el abandono que se detecta en muchos de nuestros barrios y nuestras calles, que se acaben infraestructuras aletargadas desde hace años y que se planifiquen las imprescindibles para maximizar la posición estratégica de nuestra ciudad. Falta hace que se potencie nuestro comercio, nuestro turismo, nuestras actividades empresariales. Falta hace que se acabe con la espiral inflacionista de los tributos municipales y que se acabe con la falta de transparencia y las irregularidades en las contrataciones municipales. La lista de las tareas a realizar por nuestros concejales es inmensa y es para esas tareas exclusivamente municipales para las que los contribuyentes alicantinos les pagamos. No para otras. Y mientras algunos no cambien el paso será imposible que nuestra ciudad recupere el peso y el brillo que algunos incompetentes le han robado.

Santiago de Munck Loyola

 http://santiagodemunck.blogspot.com.es/