El
jueves pasado se produjo un evento político de la máxima trascendencia y que
influirá, sin lugar a dudas, en el desarrollo del panorama político de los
próximos años. Se trata de la presentación de la plataforma Movimiento
Ciudadano, impulsada fundamentalmente por Albert Rivera, Antonio Asunción y
Juan Carlos Girauta, que dio a conocer su Manifiesto en el que se proponen
profundas reformas para España. Se trata, según manifestaron, de devolver el
protagonismo a los ciudadanos frente al inmovilismo de los grandes partidos
políticos y de acabar de una vez con las tradicionales divisiones entre “las
dos Españas” o con las “luchas identitarias” y territoriales.
Movimiento
Ciudadano ha hecho público un Manifiesto e invita a todos los ciudadanos a
firmarlo (http://movciudadano.es/).
En dicho
documento se expresa el deseo de cambios para lograr que "España sea lo que quieren los españoles". Se señala que
las graves crisis que atravesamos no pueden ser solucionadas mediante actitudes
inmovilistas seguidas por unos partidos incapaces de abrirse a la sociedad y al
ciudadano que exige, cada día más, el protagonismo que le pertenece. No es
posible abordar la solución de los problemas que afectan al conjunto de la
sociedad si los actores que han de abordarlos no solucionan previamente sus
propios problemas, es decir, si los partidos políticos no se regeneran, algo
que desde estas mismas líneas se ha venido sosteniendo con insistencia. Hace
falta más democracia para resolver los problemas que afectan a la democracia.
Así en el Manifiesto se señala que “son
objetivos urgentes: democratizar los partidos políticos, abrirlos a la
sociedad, someterlos al principio del mérito, hacerlos transparentes e
implacables con la corrupción, generalizar el mecanismo de las elecciones
primarias; conseguir un sistema de representación que devuelva el poder a los
ciudadanos, pudiendo los representados escoger a partidos y también,
directamente, a sus representantes a través de listas abiertas, de acuerdo con
una ley electoral justa y proporcional; asegurar una efectiva división de
poderes, alejando a los partidos del Poder Judicial, del Tribunal
Constitucional, de los órganos reguladores y de supervisión del sector
financiero y de los medios de comunicación; reformar las administraciones
públicas poniéndolas realmente al servicio de los ciudadanos y las empresas,
asegurando los servicios públicos esenciales y suprimiendo burocracias y
duplicidades”. Propuestas todas ellas formuladas desde hace tiempo desde el
Foro Esperanza Popular – Movimiento de Bases y que han merecido el rechazo y el
castigo del Partido Popular de la Comunidad Valenciana, sin ir más lejos.
En
su presentación, Albert Rivera, señaló que ante la situación de crisis y de desconfianza
hacia los políticos y las políticas inmovilistas, es necesario pasar a la
ilusión y a la acción cuidando de la Constitución y el Estado de bienestar. Es
cierto que en este acto de presentación, los intervinientes expresaron que la
Plataforma no es un partido político, pero tampoco descartaron que pueda llegar
a serlo en un futuro no muy lejano.
No
son pocos los ciudadanos que en toda España se sienten huérfanos, políticamente
hablando, ante la ausencia de un partido político que enarbole sin complejos su
españolidad y, consecuentemente, una política integradora, su compromiso
regenerador de la propia democracia y de sus agentes políticos y su defensa del
protagonismo del ciudadano y del Estado de Bienestar. Y esa orfandad se
constata perfectamente en todas y cada una de las encuestas que se van
publicando. La fidelidad electoral hacia los dos grandes se va derrumbando y la
que se mantiene no lo es tanto por convicción, como por temor al adversario o
por voto útil. Y Alicante no es una excepción. Hoy más que nunca, ante una
izquierda fragmentada, rota, enfrentada, sin proyectos ni liderazgos y un
centro derecha salpicado por la corrupción, anquilosado en los resortes del
poder, sin renovación interna, impermeable a las demandas de mayor
participación democrática y enemigo declarado de cualquier movimiento
regenerador, Alicante necesita un
movimiento cargado de ilusión, de proyectos renovadores nacidos de la
ciudadanía, capaz de sumar fuerzas e ideas para devolver a nuestra ciudad la dignidad, el impulso, el
esplendor y el brillo que entre unos y otros le han arrebatado.
Santiago
de Munck Loyola