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martes, 18 de julio de 2017

Monforte del Cid: balance de dos años.

REMITIDO.

Atravesado ya el ecuador de la legislatura municipal son incontables los gobiernos municipales y sus respectivas oposiciones las que han comparecido ante los vecinos y los medios de comunicación para hacer balance de estos dos últimos años. Nos cuentan qué porcentaje de su programa han cumplido ya, qué dificultades encuentran o desde la oposición nos relatan todos los incumplimientos habidos.

Hacer balance puede ser más o menos complicado e inevitablemente su saldo positivo o negativo no dependerá de criterios más o menos objetivos, sino del color político y de la posición (gobierno u oposición) que ocupa quien comparece para explicar los resultados. Lo que es verdaderamente difícil es hacer balance cuando no existe un programa de gobierno previo que poder contrastar con la realidad política, con los logros o los fracasos cosechados durante estos dos primeros años de legislatura.

Y algo de ello ocurre en Monforte del Cid. En 2015, el Partido Popular ganó las elecciones municipales pero los perdedores (IU, PSOE y Ciudadanos) pactaron para hacerse con el Gobierno Municipal ya que juntos sumaban más concejalías. Seguramente debieron  pactar un programa de gobierno, con medidas concretas, plazos, etc., como hacen los partidos políticos serios. Sin embargo, nunca nadie compareció, a pesar de autoproclamarse los campeones de la transparencia, ante los vecinos para explicar qué programa de gobierno habían pactado. La única medida oficial que trascendió por evidente era desalojar al Partido Popular del Gobierno y repartirse el botin. Después con el tiempo, se han ido poniendo de manifiesto otras medidas programáticas tales como depurar a los empleados municipales no adictos al régimen o dilatar todo lo posible que un vecino concreto pudiera usar su vivienda recién construida. Pero, lo que se dice programa de gobierno como tal, nadie lo conoce, ningún vecino ha tenido la oportunidad de saber qué querían hacer, aparte de repartirse el poder, cómo y cuándo en las calles del pueblo, en la organización municipal, en la fiscalidad, en la política agraria o cultural. Es evidente que gobernar a golpe de facebook, de improvisaciones o de ramalazos no es planificar de forma seria la acción de gobierno.

¿Hacer balance de estos dos años de gobierno? Pues en estas condiciones está chupado. Cómo no hay un programa de gobierno que sirva de referencia para comparar cumplimientos o incumplimientos se puede decir lo que a uno le venga en gana y, si es el gobierno municipal quien realiza el balance, todo perfecto, “somos los mejores y la culpa de todo lo malo la tiene la herencia que el PP ha dejado”.

Quizás sea por éso que tan sólo Izquierda Unida se ha preocupado en hacer un balance público de su gestión y que los otros dos partidos miembros del gobierno no hayan sabido hacer lo propio. Parece que la información no fluye en exceso entre los socios y por consiguiente quien ostenta la alcaldía puede atribuirse cualquier mérito aunque sea inexistente. Los otros dos socios son la comparsa necesaria para el inciensario de IU. ¿Y la oposición? Pues parece que en esto de hacer balance de media legislatura, el PP ni está ni se le espera. Porque, aparte de revisar y criticar públicamente la gestión municipal (que no lo ha hecho), el PP debería también rendir cuentas de qué ha hecho durante estos dos años como oposición municipal. ¿Cuántas mociones ha presentado al Pleno? ¿Cuántos escritos ha registrado pidiendo revisar documentos o expedientes? ¿Cuántos recursos ha presentado? En resumen, qué control ha ejercido y qué alternativas ha propuesto.

Sea como fuere, el mejor balance, el más objetivo será el que cada vecino pueda hacer examinando la realidad diaria y comparándola con lo que le prometieron en la campaña electoral y con lo que antes tenía. ¿Están más limpias y mejor cuidadas ahora las calles? ¿Y los parques y jardines? ¿Paga ahora menos impuestos? ¿Disfruta de una mayor seguridad ciudadana? ¿Es atendido mejor o peor cuando acude a realizar una gestión al Ayuntamiento? ¿Disfruta ahora de una mayor y más variada oferta cultural o deportiva? ¿Se ha notado una mejoría en la política sanitaria? ¿Se respira ahora un ambiente de mayor libertad? ¿Se siente mejor representado en el Pleno del Ayuntamiento? ¿Han resuelto tras dos años, por ejemplo, el acceso a Montecid como prometieron? ¿Hay más transparencia en las contrataciones?

Son muchas las preguntas que cada uno debe plantearse y responderse con objetividad para poder valorar el balance de estos dos últimos años. No todo es blanco, ni todo es negro en la gestión municipal. Entre el triunfalismo victimista y la condena absoluta seguramente cada cual encontrará un punto intermedio. Pero seguramente hay una conclusión compartida por todos, para este viaje no hacían falta tantas alforjas

J. García
Presidente de Esperanza Ciudadana

De Monforte del Cid.