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lunes, 23 de marzo de 2015

El anticipo andaluz.


Parece que los resultados de las elecciones andaluzas no han diferido mucho de lo que venían vaticinando las encuestas publicadas. El PSOE con Susana Díaz ha desbancado al PP como partido más votado en Andalucía. Susana Díaz ha logrado repetir, aunque perdiendo más de 100.000 votos, el número de escaños con los que contaba en el Parlamento andaluz. Con ello, el PSOE ha resistido bastante bien el crecimiento de PODEMOS, pero no ha logrado el objetivo que se propuso Susana Díaz al anticipar estas elecciones: lograr una mayor estabilidad parlamentaria para el gobierno andaluz. Todo lo contrario, esta convocatoria anticipada ha servido, y a la vista está, para que la gobernabilidad sea aún más difícil. No va a pactar con el PP ni con PODEMOS, así lo anunció Susana Díaz en repetidas ocasiones. Y para poder pactar con Ciudadanos, salvo que éstos incumplan su palabra en favor de la gobernabilidad, el PSOE debería deshacerse de Chaves y Griñán por su vinculación con los mayores casos de corrupción de la historia de España, el caso de los ERE’s y el de los cursos de formación. Pronto lo veremos.

El PP por su parte se ha llevado un varapalo sonado. Ha perdido su condición de partido ganador, el partido más votado en Andalucía, para pasar a la segunda plaza y, con ello, ha pasado de 50 a 33 escaños. Casi un 40 % de los andaluces que en 2012 votaron al PP ha dejado de hacerlo. Casi la mitad de esos ex votantes del PP se ha decantado por el candidato ex socialista de Ciudadanos y por un programa de centro izquierda y la otra mitad seguramente se ha decantado por la abstención o, incluso, por PODEMOS, como en las últimas elecciones europeas. El PP no ha sabido rentabilizar su labor de oposición, ni el impresionante desembarco de ministros durante la campaña electoral ni los efectos de la recuperación económica que aún no son percibidos por la inmensa mayoría de los ciudadanos. La falta de reacción del PP frente a sus propios casos de corrupción, su inmovilismo regenerador y su falta de democracia interna subrayada con el nombramiento a dedo del candidato Moreno, han debido pesar en la decisión de los votantes fugados. Moreno era una apuesta personal de Mariano Rajoy, la expresión más pura del dedazo, y la apuesta ha fracasado. Nadie asumirá responsabilidad política alguna por ello, lo veremos.

Izquierda Unida ha sido el otro gran perdedor de estas elecciones. No ha rentabilizado su gestión compartida con el PSOE en la Junta y seguramente su tibieza, cuando no complicidad, en las investigaciones parlamentarias sobre los ERE’s le ha pasado factura. Su voto se ha ido con los podemitas, lo que sin duda constituye una mala noticia para la estabilidad y futuro de una izquierda necesaria y responsable.

Con todo, el votante de derechas que cree en la decencia, en la participación, en la ejemplaridad y en las políticas serias al servicio de los ciudadanos y no de los poderosos sigue sin encontrar su partido. Vox ha perdido la mitad de los votos que obtuvo en las elecciones europeas y cada día es más evidente que se ha transformado en el chiringuito de un líder para su sustento personal. Buena parte de los antiguos votantes del PP han apostado por Ciudadanos porque representa un soplo de aire fresco en la coyuntura actual y pesan más sus propuestas regeneradoras que las medidas de su programa ideológicamente alejadas del pensamiento liberal conservador.

Estas elecciones son, sin duda, un anticipo de las tendencias electorales que en dos meses se concretarán en las elecciones municipales y autonómicas: el PSOE no va remontar allí donde no toque poder, el PP se va a estrellar, los podemitas y Ciudadanos van a crecer e Izquierda Unida va a ser fagocitada. Queda poco tiempo para enderezar las estrategias y algunos partidos son extremadamente lentos en sus reacciones. El toro les va a pillar.

Santiago de Munck Loyola