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lunes, 28 de agosto de 2017

Entrevista en Ramblalibre.com

Santiago de Munck: “La Generalidad valenciana tiene una deuda histórica con Alicante”.


28/08/2017 Comunidad Valenciana.


Santiago de Munck. /Foto: ramblalibre.com.


Josep Sansano.


Santiago de Munck enarbola con decisión la bandera del alicantinismo que el próximo mes se plasmará en el nuevo Partido Alicantino Regionalista que someterá a debate proponer que Alicante se salga de la Comunidad Valenciana y se constituya en autonomía uniprovincial. Santiago de Munck denuncia el centralismo valenciano, acusa al actual gobierno valenciano de pancatalanismo y afirma que la Generalidad valenciana tiene una deuda histórica -“cuantificable”– con Alicante. La polémica está servida:


El partido Esperanza Popular cambia de nombre por Partido Alicantino Regionalista. ¿Cuál es el motivo? Esperanza Popular sugiere una relación histórica con el PP y Partido Alicantino Regionalista una nueva etapa con relación más directa con el alicantinismo.



No es exactamente así. El Partido Esperanza Ciudadana nace a partir de una asociación, Esperanza Popular constituida, entre otros, por miembros de una candidatura regeneracionista que se había organizado para concurrir a las elecciones a la Presidencia Local del PP de Alicante y cuya celebración fue impedida por el Sr. Ciscar al trocear en 5 distritos al PP y colocar a dedo al frente de ellos a Sonia Castedo. El Partido Esperanza Ciudadana se ha nutrido de muchos afiliados y antiguos votantes del PP cansados de la corrupción y de la falta de democracia interna y su ideario se sustenta principalmente en la regeneración democrática y en la defensa de los intereses de la provincia de Alicante, tanto frente a la Generalidad Valenciana como frente al Estado. Ahora vamos a dar un paso más. Ante la histórica discriminación de nuestra provincia no bastan los lamentos ni las reivindicaciones periódicas. Hay que ofrecer una solución, una alternativa y ésta sólo puede pasar por el reconocimiento del carácter plural, español y singular de la Provincia de Alicante mediante su constitución como Comunidad Uniprovincial.


¿Cuál es el balance de estos cuarenta años de autonomía de la Comunidad Valenciana? ¿Ha beneficiado o perjudicado a Alicante?


Sólo un dato basta para ofrecer la respuesta: hoy los alicantinos somos más pobres respecto a los valencianos que hace 40 años. La diferencia entre la renta media alicantina y la valenciana se ha agrandado en este período. Por tanto, una Comunidad Autónoma que no es capaz de cohesionar socialmente los distintos territorios que la componen es un fracaso. Alicante es la provincia de la Comunidad Valenciana que menos recibe de la Generalidad por habitante y ésto ha sido así con el PP y ahora con la izquierda. Durante estos casi cuarenta años se ha generado un Deuda Histórica de la Generalidad Valenciana con la Provincia de Alicante, de la que nadie habla, de varios miles de millones de euros que corresponde a la diferencia entre lo que ha percibido anualmente por habitante nuestra Provincia y lo que debería haber percibido. Esa deuda es real, perfectamente cuantificable y hay que reclamarla a la Generalidad Valenciana.


¿Puede hablarse de un centralismo valenciano?



Por supuesto. Es más, yo diría que los políticos alicantinos, por muy reivindicativos que se muestren aquí, en cuanto ocupan un cargo en Valencia empiezan a padecer el síndrome de Estocolmo. Y ello es en gran parte a que no deben su cargo a los votantes alicantinos, sino al dedazo de sus partidos y, por tanto, su lealtad está con la mano que les da de comer, no con Alicante. Desde hace décadas las grandes inversiones estatales y autonómicas en comunicaciones marítimas y terrestres se concentran en Valencia y en Valencia se concentran los servicios administrativos de la Generalidad Valenciana. Dos ejemplos pueden ilustrar lo anterior, en la provincia de Alicante no hay un sólo funcionario, ni una ventanilla, de la Dirección General de Patrimonio de la Generalidad Valenciana y, de otra parte, lo recientemente ocurrido con la Agencia Valenciana de Innovación.


El Partido Alicantino Regionalista va a plantear y debatir proponer que Alicante sea autonomía uniprovincial. Hubo, un precedente, Segovia, que se quedó a las puertas…


Ésa es nuestra propuesta porque estamos convencidos de que es lo mejor para los alicantinos y más ahora ante el pancatalanismo del que hace gala el Gobierno de la Generalidad y ante su deseo de acabar con la escasa autonomía provincial de la que gozan las Diputaciones. Nuestra provincia tiene entidad suficiente por población, por PIB, por su singularidad y por su capacidad emprendedora como para tomar sus propias decisiones, en determinadas materias, sin tener que depender de Valencia. Constituir la autonomía provincial implica eliminar el peso de una administración pública de las espaldas de los ciudadanos, asumir solo las competencias que se consideren imprescindibles para el progreso de la provincia devolviendo al Estado el resto y acercar el poder político a los alicantinos. Significa menos burocracia, menos gasto, más democracia y tener voz propia, sin el filtro de los intereses de Valencia, ante el Estado. Implica, en definitiva, fortalecer la cohesión nacional al mismo tiempo que se fortalece nuestra Provincia.


Una vez dentro de la autonomía, ¿cómo puede legalmente articularse esa propuesta? ¿cuáles serían los pasos jurídicos?



Hay que tener en cuenta de que no existen antecedentes de una propuesta como ésta y por tanto pueden plantearse interpretaciones contrapuestas sobre el procedimiento para lograr la autonomía para nuestra Provincia. En todo caso, una vez lograda de acuerdo al Título VIII de la Constitución, una asamblea compuesta por los miembros de la Diputación y por los Diputados y Senadores debería elaborar el proyecto de Estatuto y elevarlo a las Cortes Generales para su tramitación como ley. Proponemos que la Diputación Provincial pase a ser la administración autonómica y gestione las competencias que el Estatuto le asigne y proponemos igualmente que se devuelvan al Estado todas aquellas competencias que puedan suponer una quiebra del principio de igualdad entre los españoles y todas las que no sirvan directamente al progreso y desarrollo de nuestra Provincia. Es un error pensar que acumular competencias por el simple hecho de que otras autonomías las tienen es bueno para los ciudadanos. Lo que es apetitoso para la clase política no tiene por qué serlo para el ciudadano. Queremos una autonomía eficiente que sirva realmente al progreso de la Provincia, al bienestar de los alicantinos, al refuerzo de su propia identidad y a la cohesión nacional. Más Alicante es más España.