Translate

miércoles, 11 de enero de 2012

Carta abierta a Dª. Carmen Vela Olmo, Secretaria de Estado.

11-01-2012

Señora Vela:

Permítame que inicie esta carta sin encabezarla con la habitual y protocolaria felicitación que, en otros casos, sería de obligado cumplimiento pero que en el suyo sobra.

Deseo trasladarle mi estupor e indignación por el nombramiento de Secretaria de Estado que ha sido perpetrado sobre su persona por parte del Gobierno de la Nación recientemente constituido. La vida es así, una caja llena de sorpresas a veces francamente desagradables. Tanto esfuerzo, tanto sacrificio, tanta dedicación a la promoción de la causa y de los valores socialistas para nada, para que ganen al final las elecciones estos del PP y la nombren a usted Secretaria de Estado, nada menos, del Ministerio de Economía. Una injusticia. Comprendo perfectamente cómo debe sentirse. Alguien que, como usted, en 2008 leyó aquel Manifiesto de la Plataforma Paz en defensa de la gestión del gran estadista Zapatero, rodeada de tantos y tantos queridos compañeros de la ceja, debe encontrase en estos momentos postrada por la nostalgia y cargando con esta injusta cruz de la Secretaría de Estado recién estrenada. ¡Qué tiempos aquellos! Seguramente aún resonaran en sus oídos las valientes palabras de su amigo, aquel director de cine José Luis Cuerda, llamando imbéciles a los del PP, a esa turba de ignorantes que finalmente ha llegado al poder en España pese a todos sus esfuerzos para evitarlo. Y no será porque usted, como una auténtica heroína, no ha permanecido hasta el final en la trinchera de la vanguardia zapateril. No, todos la hemos visto.

Usted, Señora Vela, ha permanecido firme en el barco sociata hasta su hundimiento blandiendo como sólo sabe hacerlo alguien como usted las banderas de su amiga Aido y de las subvenciones millonarias y pidiendo hace poco más dos meses el voto para Rubalcaba. Su voto para Rubalcaba, su odio hacia el pp y sus votantes, su desprecio hacia al programa de Rajoy no han valido de nada. Han ganado y encima le han nombrado Secretaria de Estado. ¿Cabe mayor injusticia? No, claro que no.

Con lo bien que estaba usted en su empresa recibiendo millones de euros en subvenciones ahora a cargar con este “marrón”. No hay derecho, Señora Vela. Si hubiese tenido usted algún mérito para que la nombraran, sería lógico y razonable que lo hubiesen hecho, pero todos somos conscientes de que no ha sido así y comprendemos de sobra cómo debe sentirse. Tener que gobernar tapándose la nariz debe ser muy fuerte: sin experiencia previa en la administración pública, con un partido al que odia, rodeada de gente a la que desprecia, aplicando un programa en el que no cree e inspirado en unos principios con lo que no comulga debe ser insufrible, Señora Vela.

La comprendo Señora Vela pero quiero decirle que no hace falta que se sacrifique de esta forma en contra de sus nobles ideales y altos principios. No hace falta, váyase a casa y a sus verdaderos amigos. España seguramente podrá sobrevivir sin su desinteresada contribución. No se preocupe por quien desvergonzada y misteriosamente la propuso para este puesto que, a buen seguro, encontrará recambio más adecuado. Hágase un favor Sra. Vela y hágaselo a las personas coherentes y decentes que en España son muchas: dimita y váyase a casa.

Santiago de Munck Loyola