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viernes, 18 de junio de 2010

LA BANCA SIEMPRE GANA.

A finales de 2008, el Gobierno decidió crear un fondo para ayudar a las entidades financieras por valor de 30.000 millones de euros ampliable hasta los 50.000 millones, con la particularidad de que los nombres de los bancos o cajas que acudieran al mismo permanecerían en el anonimato, al menos, durante un determinado tiempo. Es decir que, con cargo a los contribuyentes se decidió ayudar secretamente a los bancos cuya gran mayoría había obtenido en los tiempos de bonanza económica unos beneficios espectaculares repartidos entre sus accionistas.

Mientras tanto y según los datos últimos publicados por el Consejo General del Poder Judicial las ejecuciones hipotecarias se han disparado de forma espectacular en los últimos años. Los datos son los siguientes:
Año 2006: 17.622 ejecuciones hipotecarias.
Año 2007: 25.943 ejecuciones hipotecarias.
Año 2008: 58.686 ejecuciones hipotecarias.
Año 2009: 93.319 ejecuciones hipotecarias.
Queda claro que las subastas se han disparado desde que la crisis económica y financiera empezó. Y es el desempleo la causa fundamental y principal de los impagos hipotecarios. Además, conviene señalar, que cada expediente judicial puede tener más de un inmueble embargado ya que muchas hipotecas están concedidas globalmente por más de un inmueble, pero se tramitan judicialmente en un único expediente.
Lo que resulta evidente es que cada día 255 familias españolas pierden, al menos, su vivienda habitual y que en la mayoría de los casos son los bancos quienes se están quedando con la mayor parte de las viviendas, atesorando un stock de viviendas de difícil salida.
Pero es que, además, se da la circunstancia de que en muchos casos los propietarios que han perdido la vivienda resulta que aún siguen debiendo dinero a los bancos quienes, como nunca pierden, no utilizan las tasaciones que en su día usaron para conceder el préstamo, sino que hacen una nueva tasación siempre muy por debajo de la anterior. Así, por ejemplo si la tasación de la vivienda en el 2004 fue de 200.000.- €, la hipoteca concedida de 160.000.- € y el propietario adeuda al día de hoy 140.000.- €, el banco vuelve a tasar la vivienda por 130.000.- €, se queda con la casa y el ex propietario aún le debe 10.000.- € además de haber perdido la casa. Y todo ello con la Ley en la mano y, por supuesto con el beneplácito de Gobierno y oposición que no han legislado prácticamente nada para proteger a los ciudadanos.
¿Es tan difícil que la clase política se de cuenta del drama que supone para miles de familias perder la casa por no tener trabajo y, por tanto, una remuneración con la que hacer frente a los pagos hipotecarios? ¿Hay tanta distancia entre representantes y representados como para que los primeros sean insensibles ante la situación de los segundos?
La diferencia de tratamiento por parte de los políticos entre los problemas de la banca y los problemas de los ciudadanos es más que evidente. Le faltó tiempo al Gobierno para crear un fondo de ayuda a la banca a finales de 2008 y a la oposición para aplaudirlo, pero el problema de los contribuyentes, con cuyo dinero por cierto se creó ese fondo, que no pueden pagar su hipoteca por estar en el paro y que pierden su casa no ha encontrado una respuesta ni tan rápida, ni tan eficaz.
No debería ser muy difícil legislar sobre el tema y proteger circunstancialmente a los ciudadanos en estos tiempos tan difíciles. No debería ser muy difícil establecer medidas para, por una parte, impedir que los bancos ejecuten las hipotecas con nuevas tasaciones inferiores a las que sustentaron la concesión del préstamo en su día. Los bancos son sólo negocios, empresas en un mercado libre, y, por tanto, deben asumir los mismos riesgos que todo empresario. Unas veces se pierde, otras se gana. Y, si el bien ejecutado, vale ahora menos que cuando fue tasado inicialmente debe tocarles perder. Ni más, ni menos. Y, por otra, establecer moratorias y/o minoraciones en las amortizaciones hipotecarias en función de la situación de desempleo y de las percepciones que tenga el prestatario.
No es mucho pedir. Tan sólo que nuestros políticos tengan la misma sensibilidad con los contribuyentes de a pié que la que han tenido con los bancos. Al final, desgraciadamente, va a resultar que, como en EEUU, la diferencia entre socialistas y populares solo estriba en los segundos que tardan en doblar el espinazo para besar la mano de la Banca.
Santiago de Munck Loyola.