
Un Diario publica hoy una noticia relativa a la
financiación de los Partidos Políticos que teniendo en cuenta la escasez de
dinero para todo llama bastante la atención. Según este diario, los partidos
políticos reciben subvenciones hasta por dieciocho conceptos distintos y, entre
ellos, destaca especialmente la cantidad que percibirán en el año 2012 para sus
gastos de funcionamiento y seguridad y que ascenderá a 65 millones de euros.
Hay que tener en cuenta que esta cantidad se refiere exclusivamente a la
asignación que el Estado distribuye entre los partidos y que se reparte en su
mayoría entre el PP y el PSOE. No hace falta subrayar que en esta cantidad no
se incluye lo que, al margen de sus sueldos, perciben los parlamentarios en
concepto de dietas, compensaciones, móviles, ordenadores, viajes, etc. ni otras
asignaciones que las cámaras pudieran dedicar en sus presupuestos a los Grupos
Parlamentarios. De igual modo, esta importante cantidad tampoco hace referencia
a las cantidades que los partidos políticos reciben a través de los grupos
institucionales en los diferentes parlamentos autonómicos o en las diputaciones
provinciales, allí donde existen.

Al día de hoy es materialmente imposible conocer
con exactitud las cantidades totales que los partidos políticos reciben, en
dinero o en especie, de las diferentes administraciones públicas. La
fiscalización que el Tribunal de Cuentas realiza sobre el dinero público
percibido por los partidos políticos es absolutamente insuficiente y la
legislación aplicable es lo suficientemente sesgada y ambigua como para
permitir que los partidos políticos oculten de forma legal a los ciudadanos la
cantidad total de dinero público que perciben y el destino que al mismo dan.
Sin embargo, existe además una importante fuente de
financiación legal de los partidos políticos que casi siempre pasa
desapercibida y que supone una impresionante cuantía en medios materiales,
personales y económicos. Se trata de los Ayuntamientos. La Ley de Bases del
Régimen Local señala que cada Ayuntamiento, en la medida de sus
posibilidades, deberá poner a disposición de los Grupos Municipales los medios
personales y materiales necesarios para el desempeño de sus funciones. Esta
disposición se traduce en que los grupos municipales usan despachos, teléfonos,
ordenadores y personal, en función de la capacidad de cada consistorio, y lo
hacen teóricamente para el desempeño de su trabajo como representantes locales,
pero que en la práctica se usan al servicio de cada partido político. A ello
hay que añadir las asignaciones económicas a los grupos Municipales, es decir,
la cantidad de dinero que mensualmente cada ayuntamiento entrega a los grupos y
que se devide en dos partes: una fija igual para todos los grupos y otra
variable en función del número de concejales con que cuenta cada grupo. El
Artículo 73.3 de la Ley 7/1985, de 2 de abril, Reguladora de las Bases del
Régimen Local señala que “el Pleno de la
corporación, con cargo a los Presupuestos anuales de la misma, podrá asignar a
los grupos políticos una dotación económica que deberá contar con un componente
fijo, idéntico para todos los grupos y otro variable, en función del número de
miembros de cada uno de ellos, dentro de los límites que, en su caso, se establezcan
con carácter general en las Leyes de Presupuestos Generales del Estado y sin
que puedan destinarse al pago de remuneraciones de personal de cualquier tipo
al servicio de la corporación o a la adquisición de bienes que puedan
constituir activos fijos de carácter patrimonial”. En el mismo Artículo se
añade que “los grupos políticos deberán
llevar con una contabilidad específica de la dotación a que se refiere el
párrafo segundo de este apartado 3, que pondrán a disposición del Pleno de la
Corporación, siempre que éste lo pida.” Esto significa que esta subvención
no está sujeta a las mismas normas de control y fiscalización que las demás
subvenciones que los Ayuntamientos conceden. Los grupos municipales, los
partidos, sólo deben justificar el empleo de la subvención cuando así lo
requiera el Pleno de la Corporación, algo que nunca ocurre, a diferencia de la justificación de las
demás subvenciones que deben ser fiscalizadas por la Intervención municipal.
Esto significa que estas subvenciones carecen de cualquier control técnico, ni
pasan por el Tribunal de Cuentas, ni tan siquiera por la Intervención
Municipal.

Y no se trata de cantidades pequeñas, no. Un
Ayuntamiento como el de Rivas-Vaciamadrid, por ejemplo, con una población
de 73.000 habitantes, dedica anualmente
590.000.- € a cargos de confianza, es decir, cargos de los partidos políticos,
despachos y toda clases de medios para los grupos municipales y, además,
130.000.- € de subvención para los Grupos Municipales. Y estamos hablado de un
municipio gobernado por IU, teóricos abanderados de la austeridad. Eso sí, al
menos publican la cifra, no como en otros Ayuntamientos, como el de Alicante,
en el que si se entra en su página web resulta imposible conocer la cuantía
exacta dedicada a financiar a los Grupos Municipales. Por hacerse una idea
aproximada de lo que puede suponer este gasto de los grupos municipales, si
aplicásemos las cantidades que el Ayuntamiento de Rivas dedica a los grupos al
conjunto de la población española nos saldría una cifra de 450 millones de
euros, es decir, prácticamente lo que el Gobierno espera ahorrar con el
“repago” de los medicamentos. Bien es cierto que es poco riguroso dar por buena
esta hipótesis ya que hay muchos Ayuntamientos con escasos medios, pero la
falta de transparencia de los partidos políticos y de la inmensa mayoría de los
Ayuntamientos no permite conocer la cifra exacta con que los españoles estamos
financiando a los partidos.
En todo caso, la financiación anómala y
descontrolada de los partidos a través de los entes locales es un hecho cierto
e incontestable y supone una cantidad de dinero muy elevada. Es una exigencia de higiene
democrática que la transparencia sea absoluta en torno al dinero que los
partidos reciben. Los ciudadanos tenemos derecho a saber cuánto y cómo se
gastan nuestro dinero los partidos. En tiempos de crisis y de austeridad, en
medio de una penosa situación económica y social a la que nos han llevado los
diferentes partidos, éstos deberían ser los primeros en ser austeros, en ser
transparentes con el dinero público y en apretarse el cinturón en vez de
exigirnoslo a los ciudadanos. Y, además, deberían autofinanciarse y, si no son
viables, que cierren el chiringuito.
Santiago de Munck Loyola