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sábado, 5 de marzo de 2011

RIVAS: UN RUMBO EXTRAÑO DE LA OPOSICIÓN.

A la hora de ejercer la Oposición cada dirigente tiene sus propias estrategias e ideas sobre cómo hacerlo. En cualquier caso siempre hay dos tipos de medidas que una oposición responsable lleva a cabo: de una parte, las medidas encaminadas a la crítica y control del la acción del Gobierno y, de otra, el lanzamiento de propuestas alternativas a la política desarrollada. Las primeras sirven fundamentalmente para señalar públicamente los límites legales o políticos que a juicio de la oposición está transgrediendo el gobierno de turno y las segundas para tratar de impulsar, desde la oposición, acciones de gobierno no seguidas por el gobernante y para, de paso, poner de manifiesto ante los ciudadanos la existencia de una alternativa política de cara a las siguientes elecciones.

Sin embargo, cuando se analiza la trayectoria seguida en los últimos tiempos por el Partido Popular en Rivas-Vaciamadrid llama la atención algunas acciones y omisiones que denotan la existencia de un rumbo político cuando menos extraño.

Omisiones curiosas son por ejemplo el extraño silencio del Partido Popular ripense en el asunto de DEPECOS SL y la más que llamativa operación urbanística organizada por el Gobierno Municipal en torno al Parque Regional. Como curioso ha sido el silencio ante el necesario control que la oposición debe ejercer sobre las liquidaciones presupuestarias del equipo de Gobierno.

Contrastan estas omisiones con otras acciones de la oposición denunciando asuntos realmente peculiares como los gustos musicales que un concejal del Gobierno refleja en su página personal de una red social. No sé si los gustos musicales de un miembro del Gobierno Municipal tienen mucha o poca influencia en la gestión de los asuntos públicos que desarrolla (debí perderme ese capítulo cuando estudiaba Ciencias Políticas), pero en todo caso no parece muy coherente que los representantes de un partido político serio e ideológicamente comprometido con las libertades individuales se dediquen a husmear en las páginas personales de la redes sociales con el fin de fabricar noticias. Si alguien piensa que una denuncia así puede hacer variar el voto de los electores es que se ha confundido de país. No obstante, cabe preguntarse ¿qué pasaría si el Gobierno Municipal se dedicase a airear los asuntos sentimentales de los ediles de un partido que, basado en el humanismo cristiano, defiende los valores tradicionales de la familia? Y madera, hay madera.

Peculiar y mezquina ha sido también la posición del Partido Popular en relación al homenaje propuesto por los demás grupos hacia Ceferino Riestra, vecino que dedicó, con mayor o menor acierto, gran parte de su vida a la mejora de Rivas-Vaciamadrid. Cuando se tienen que realizar tantas matizaciones es que algo no se ha hecho bien. La mezquindad personal con el adversario político en estas tristes circunstancias solo retrata la pequeñez de espíritu de quien la practica.

Y antológica ha sido la abstención del Partido Popular ante la propuesta del Gobierno Municipal para mejorar las condiciones del servicio de Metro. En primer lugar porque la abstención ha sido contradictoria con una propuesta que ya la hizo el Partido Popular de Rivas-Vaciamadrid en 1999. Y ahí están los archivos para comprobarlo. En segundo lugar porque esta abstención es difícil de explicar a los vecinos. ¿La propuesta era positiva para los ripenses? Pues se vota a favor. ¿Era mala? Pues en contra. Pero ¿abstenerse? ¿Ha propuesto el PP una alternativa mejor? Es cierto que IU resucita agravios cuando se acercan las elecciones y que hay electoralismo en el momento elegido pero eso, hecha la pertinente denuncia, no desvirtúa la bondad del contenido concreto de la propuesta.

Todas estas cosas evidencian un rumbo extraño en la trayectoria de la oposición popular que, se quiera o no, termina por relegar a un segundo plano los aciertos logrados. Y, hablando de rumbos, no está de más recordar la frase de Séneca: no hay viento favorable para el que no sabe a dónde va.



Santiago de Munck Loyola