La Presidente madrileña, Isabel Díaz Ayuso, se ha convertido una vez más en la diana mediática por poner negro sobre blanco el ridículo y absurdo asunto de los pinganillos durante la reciente reunión de la Conferencia de Presidente autonómicos celebrada en Barcelona. Lo advirtió y lo hizo: Si alguien utilizaba en la reunión un idioma cuya comprensión requiriese el uso de intérpretes y de los correspondientes pinganillos, ella abandonaría la reunión. Dicho y hecho para escándalo de la progresía y la patulea independentista: que si ha sido una falta de respeto a las “lenguas oficiales”, a los catalanes, a los vascos, que si lo ha hecho para dar la nota o para satisfacer su ego, etc.
Pero, en realidad, lo que ha hecho Ayuso ha sido dar visibilidad al desprecio y a la persecución que el español sufre de manos de politicuchos mediocres y de los odiadores profesionales de todo lo español. No en balde, los que más ladran ante este gesto son los que impiden a los niños en sus regiones estudiar en su lengua materna, el español, los que multan por rotular sus establecimientos en español o los que coaccionan a los niños y a sus familias para que no usen el español en los patios de los colegios. Y son los comentaristas y periodistas que callan y ocultan los pogromos antiespañoles promovidos por independentistas y aplaudidos por la izquierda bastarda.
El Estado español no tiene más lengua oficial que la lengua castellana. Asi lo dispone el Artículo 3.1 de la Constitución: El castellano es la lengua española oficial del Estado. Todos los españoles tienen el deber de conocerla y el derecho a usarla. Y las demás lenguas españolas serán también oficiales en las respectivas Comunidades Autónomas de acuerdo con sus Estatutos, señala el apartado 2 del Articulo 3.
En Hispanoamérica y en muchos países europeos no entienden cómo es posible que en determinadas partes de España se desprecie y se persiga el idioma español y menos aún cómo es posible que el propio Gobierno de España refuerce ese desprecio en las propias instituciones del Estado cediendo a las pretensiones de los enemigos de un idioma universal como el nuestro.
¡Bravo por Ayuso!
Santiago de Munck Loyola