La salida de la cárcel del extesorero
del Partido Popular, Luis Bárcenas, ha sido ciertamente inoportuna para este
partido. Inoportuna porque se ha producido pocos días antes de que los
populares iniciasen su Convención, evento propagandístico destinado a insuflar
ánimos a las desencantadas huestes populares, a servir de pasarela de todos
cuantos aspiran a seguir en “el machito” y a transmitir los mensajes a la
ciudadanía que durante tres largos años no se han escuchado e inoportuna porque
esta excarcelación se produce a pocos meses de unas importantes elecciones en
las que el enfado ciudadano con la corrupción y con cierta clase política se va
a hacer notar.
El ahora innombrable para muchos
dirigentes del PP, Luis Bárcenas, que, por cierto, hasta el pasado 28 de enero
de 2013 seguía percibiendo mensualmente su nómina de Génova 13, se ha vuelto
bastante más locuaz de lo que era antes de su paso por Soto del Real y parece
que no tiene, ni va a tener, ningún inconveniente en contarnos detalles de cómo
se manejaba el dinero en el Partido Popular. Y ha empezado por lo que parece
algo más que evidente: que había una Caja B en el Partido Popular, afirmación
que tiene visos de absoluta credibilidad para el magistrado que instruye la
causa por la que el Sr. Bárcenas ha pasado casi dos años en la cárcel. De poco
sirve que el Sr. Floriano, recientemente nombrado director de la campaña
electoral del Partido Popular para mayor regocijo de los adversarios del PP, se
haya apresurado a afirmar con tanta solemnidad como poca convicción que en el
PP nunca ha habido una Caja B. ¿De dónde
han venido si no los sobresueldos y “préstamos” reconocidos ya por distintos
miembros del PP? ¿De dónde si no proceden determinados pagos de obras y de
gastos electorales?
Podría preguntar el Sr. Floriano en el PP de Alicante, por
ejemplo. Podría preguntar al Presidente Provincial Sr. Ciscar si es cierto o no
si pagaba facturas de campaña electoral en negro, como afirma la Guardia Civil
en sus informes. Podría también preguntárselo entre otros a la Alcaldesa de
Elche, Mercedes Alonso, o al Alcalde de Crevillente, César Augusto Asencio,
señalados también y por la misma razón en los informes policiales aportados en
la causa de la rama valenciana de la trama Gürtel. Los tiene ahora cerquita, en
la Convención. Y también podría preguntar aunque ahora ande de tertuliana en Tele
Cinco a Sonia Castedo para que le explique cuanto gastó y de dónde venía todo
el dinero empleado en las campañas de electorales de 2007 y 2011. Incluso el
Secretario Provincial, el edil derrochador de San Vicente de Raspeig, Sr.
Zaplana, le podría explicar cómo se manejaban fondos en cuentas paralelas a
nombre de asociaciones en distintas localidades de la provincia de Alicante. ¿Una Caja B en el PP? Pues a lo mejor va a terminar teniendo razón el Sr. Floriano.
Una no, pero sí muchas Cajas B.
La existencia de Cajas B no es un
pecado exclusivo del Partido Popular. Se trata de una práctica bastante
extendida entre los partidos políticos del sistema. Luis Bárcenas no hace sino
poner negro sobre blanco, subrayar lo que es una práctica muy generalizada
entre los partidos políticos que se han venido mostrando poco interesados o incapaces de
establecer una regulación clara, estricta y eficaz para acabar con estas
anómalas situaciones. No nos pueden venir a hablar de regeneración política
unos partidos que no empiezan por regenerarse a si mismos, unos partidos que
tienen tan poca adhesión y afecto ciudadano que son incapaces de sobrevivir sin
el dinero del contribuyente percibido mediante las subvenciones que se otorgan
a si mismos, unos partidos que esconden su contabilidad a sus propios
afiliados.
Los ciudadanos queremos
ejemplaridad y transparencia en nuestros dirigentes y en los partidos políticos.
Queremos una democracia fuerte y para ello necesitamos unos partidos políticos
sólidos, capaces de ganarse la adhesión y la confianza de la ciudadanía. Y para
ello necesitamos saber de dónde procede el dinero de los partidos y cómo lo
gastan. Es un síntoma de mala salud democrática que el 80% de los ingresos de
los partidos políticos provenga de subvenciones y que sin ellas no puedan
sobrevivir. No es de recibo que mientras que tantos alicantinos lo pasan mal,
PP y PSOE aprobaran el año pasado que con dinero de la Diputación de Alicante,
presidida por la Sra. Luisa Pastor, podrían pagar vía subvención el alquiler de
sus sedes. Luz y taquígrafos es lo que la financiación de los partidos
políticos necesita, cuentas claras y públicas, ni un euro de subvenciones y fiscalización
judicial rigurosa. En Esperanza Ciudadana de Alicante apostamos por que así
sea.
Santiago de Munck Loyola