Dicen que una de las claves del
éxito de Podemos es haber cambiado de “eje” de posicionamiento político. Para el
líder de esta formación, el juego izquierda-derecha forma parte de la vieja
política: "La política entre izquierda y derecha es una estafa".
Pretende hacer creer que el debate político no se mueve en la dialéctica
izquierda-derecha, sino en la de los de abajo contra los de arriba, en la de
ciudadanía contra oligarquía o en la del pueblo contra la casta. Dice, tratando
de eludir un posicionamiento en la línea izquierda-derecha, que “el problema de este país no es la izquierda
y la derecha. El problema de este país es que hay una minoría de privilegiados,
una oligarquía de sinvergüenzas que está robando a la mayoría”. Lo cierto de
este planteamiento es que supone un retorno al concepto marxista más primario
de la lucha de clases, los de abajo contra los de arriba, y que puestos a
establecer la dialéctica política en un eje vertical elude señalar los diferentes
niveles o estratos que en la realidad existen. Dos clases sociales en pugna, la
casta contra la no casta, es una interesada simplificación que evita abordar
dos problemas de fondo reales: la existencia de un sistema político degenerado
que fagocita todo y la confrontación de principios y de valores de vida
diferentes que existen y son una realidad cierta.
Es cierto que existen diferentes
ejes de posicionamiento político, izquierda-derecha, centro-periferia,
religión-secularización,… pero es el primero el que más usamos los ciudadanos quienes
examinamos, con más o menos profundidad, cualquier fenómeno político o electoral y lo
etiquetamos. También es cierto que el etiquetado, derecha, centro o izquierda,
responde más a prejuicios personales que a criterios realmente objetivos y que
en no pocas ocasiones la percepción ciudadana, en la que influye mucho la
creada por los medios de comunicación, sobre la ubicación de una determinada
fuerza política no se corresponde con los objetivos o la propia ubicación de
sus promotores. Vox es un buen ejemplo de ello. Es finalmente la mayoría de la
opinión pública la que ubica en el eje derecha-izquierda a un partido político
y no suele hacerlo en virtud del Ideario del mismo, sino de sus
posicionamientos diarios frente a los problemas políticos, económicos y
sociales existentes. Un partido político no es lo que dice ser, no está donde
dice estar sino que es lo que la mayoría social percibe y está donde esa misma
mayoría le ubica. La coincidencia entre una y otra parte exige enormes dosis de
coherencia y de credibilidad, difíciles de encontrar en el espectro político
español.
Y en estas lides estamos, como no
podía ser de otra forma tratándose de un partido nuevo, en Esperanza Ciudadana.
Nos preguntan ¿sois de centro? ¿de centro-derecha? ¿de derechas? Y en el fondo
da igual donde pretendamos situar al partido los promotores del mismo porque al
final será la gente quien nos sitúe en un lugar u otro del eje
derecha-izquierda. Es más, tal y como está el sistema político, resulta difícil
pretender desarrollar políticas de derechas o de izquierdas si antes no se
procede a reparar el propio sistema, a regenerarlo porque está tan corrompido
que, sin su limpieza previa, termina por asimilar a cualquiera que pretenda
desarrollar un programa concreto. Y ése es el primer objetivo de un partido
joven como Esperanza Ciudadana: limpiar un sistema parasitario como el
existente que termina por convertir en “casta” a cualquiera que se incorpore al
mismo sin tener claro que es el propio sistema el que impide ir hacia la
derecha o a hacia la izquierda. Es algo tan sencillo y a la vez tan complicado
como volver a los fundamentos de la democracia, como devolver la política al
ciudadano. Y el segundo gran objetivo de Esperanza Ciudadana es reivindicar
para la Provincia de Alicante el peso político y presupuestario que le
corresponde, acabar con la permanente discriminación que viene sufriendo
gobierne quien gobierne en Valencia o en Madrid.
Esperanza Ciudadana tiene, y eso es inevitable, un Ideario concreto, y en consecuencia defiende
unos principios y valores que cada cual podrá etiquetar como quiera. Cuando
Esperanza Ciudadana enarbola la defensa de las libertades y derechos individuales
y colectivos, de la familia como fundamento de la sociedad, de la soberanía
nacional y de la unidad de España o promueve la reforma profunda de la organización
territorial del estado o la defensa de la Provincia de Alicante frente a las
políticas discriminatorias de la Generalidad Valenciana y del Estado habrá
quien la etiquete como partido de derechas. Y cuando Esperanza Ciudadana
propugna la eliminación de toda clase de privilegios de la clase política, la
absoluta ejemplaridad y austeridad de los servidores públicos, el fin de los
desahucios de los domicilios familiares, la dación en pago, la recuperación de
las prestaciones sociales recortadas, la persecución implacable de la
corrupción o la participación ciudadana en la toma de decisiones más allá de
las citas electorales habrá quien le arranque esa etiqueta.
En Esperanza Ciudadana estamos
confluyendo ciudadanos con distinta procedencia ideológica y con distintas
sensibilidades, liberales, conservadores, socialcristianos, pero que
compartimos no sólo nuestro desencanto y nuestro hartazgo tanto de partidos como de políticas del y para el sistema, sino también un profundo deseo de cambio.
Compartimos el amor por nuestra Patria, por nuestra tierra y por ello queremos
que la política sea un instrumento de transformación de la realidad al servicio
del ciudadano, de las personas y no al servicio de los grupos de intereses que
controlan partidos, sindicatos o medios de comunicación. Según la clasificación
corriente un partido con una profunda vocación transformadora y con un fuerte compromiso
social no sería un partido de derechas. Pero es evidente que, utilizando el eje
tradicional derecha-izquierda, el Partido Esperanza Ciudadana no es un partido
de izquierdas, que es un partido de derechas por los valores que lo inspiran y
que su ubicación exacta en ese segmento será consecuencia de su discurso
concreto ante cada problema concreto.
Nuestra prioridad como partido es
ofrecer respuestas, nuestras propuestas, a los problemas que nos aquejan a los
ciudadanos. Y hacerlo con claridad, sin medias tintas, hablando claro y sin
complejos y así lo vamos a hacer. Los retos que tiene planteados nuestra
sociedad, nuestra Provincia exigen propuestas y decisiones claras. Somos
conscientes de que será muy difícil hacerse oír, pero no por ello vamos a
desistir. En la medida que las propuestas y soluciones a los problemas
concretos y los programas de Esperanza Ciudadana lleguen a los ciudadanos será
posible entonces etiquetar a este nuevo partido con más o menos acierto, pero
no es esa nuestra preocupación.
Nuestro objetivo es consolidar una alternativa
de cambio profundo, pragmática, realista y alejada de cuentos populistas
trasnochados. El antiguo proverbio chino, recordado en su día por Felipe
González, está hoy vigente más que nunca: “Da igual el color del gato, lo
importante es que cace ratones”. Hoy, además de ratones han proliferado las
ratas y Esperanza Ciudadana quiere y puede cazarlas.
Santiago de Munck Loyola
http://santiagodemunck.blogspot.com.es
Muy bueno el artículo, con mucha claridad, desde el punto de vista ideológico y con mucho respeto, cierto que el tiempo y la opinión pública situaran mejor a cada cual en su lugar correspondiente.Mucha suerte.
ResponderEliminarBueno en esencia, dicen, lo que la mayoría de nosotros pensamos, y se traduce en eso, ¿quien va a ser capaz de ponerle el cascabel al gato?.
ResponderEliminarYo extraigo algo de ese amplio comentario, lleno de realidad y es: >>> Ciudadana es reivindicar para la Provincia de Alicante el peso político y presupuestario que le corresponde, acabar con la permanente discriminación que viene sufriendo gobierne quien gobierne en Valencia o en Madrid.<<<.
Y digo, hace mucho tiempo que esta Comunidad es la de las que paga mucho, y poco recibe, pero es que Valencia hace lo mismo, es la que menos paga y mas se lleva. Entonces ¿quienes van a ser capaces de en tan corto período, dar a conocer sus anhelos y dar calor a este grupo?. No quiero pensar que se tenga razón mi planteamiento, me gustaría equivocarme, pero....................
3milio 17 A
No le falta razón. Es evidente que los partidos tradicionales cuyos diputados son designados desde Valencia o Madrid nunca van a poner en riesgo sus sillones denunciando esta discriminación histórica que sufre Alicante. Esperanza Ciudadana como partido provincial cuyos dirigentes sólo dependen del apoyo de las bases sí lo va a hacer. Otra cosa muy distinta es que su voz, sus denuncias, lleguen a los ciudadanos porque los medios de comunicación no se van a hacer eco, no sea que molesten a los poderosos. Esperanza Ciudadana depende del apoyo y del calor de la gente, de los vecinos dispuestos a apoyarla personal o económicamente. No hay otro medio.
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