Lo que hace algo más de dos años
empezamos a reclamar unos pocos en Alicante, y pagamos caro por ello, se ha hecho realidad en
parte el pasado día 23 de diciembre: el apartamiento del poder municipal de la
Alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo. Y hay que subrayar que esa reclamación
solo se ha logrado parcialmente ya que continúa en su puesto el vicealcalde
procesado Sr. Llorens. Cuando a finales
de ese año 2012 la Alcaldesa Sonia Castedo fue imputada, fuera de la oposición
municipal, tan sólo el Diario El Mundo y unos pocos afiliados del PP
manifestamos públicamente que los imputados deberían ser apartados de sus
responsabilidades de gobierno hasta clarificar la existencia o no de
responsabilidades judiciales, mientras que la dirección provincial del PP
participaba en los auto-homenajes que la Alcaldesa se organizaba por esa
imputación.
Meses más tarde, los que nos habíamos atrevido a demandar la
imprescindible regeneración de la política en general y del PP alicantino en
particular fuimos expulsados del mismo por ello, mientras simultáneamente el
Presidente provincial Popular José Ciscar y su Secretario General José Juan
Zaplana retorcían los Estatutos del PP para situar en la cumbre de la
organización alicantina a Sonia Castedo, como coordinadora de sus distritos.
Sonia Castedo había ido escalando
puestos en la organización popular hasta llegar a la alcaldía no porque contase
con el respaldo de los afiliados del PP, que no pintan nada a la hora de elegir
a sus cargos o candidatos, sino gracias a su habilidad para moverse entre los
clanes y familias con controlan y manejan a su antojo ese partido político. No
era de extrañar que con tantos intereses inmobiliarios del Sr. Ortiz en juego,
fuese precisamente la concejala de urbanismo la que heredase la alcaldía de
Alicante. Y es precisamente la hipoteca de esa relación fraguada en los años de
gestión directa del urbanismo la que hizo que Sonia Castedo despilfarrase o no
pudiese aprovechar el inmenso caudal político que las urnas le otorgaron en las
elecciones municipales de 2011.
Sonia Castedo deja la Alcaldía de
un Ayuntamiento que se ha convertido en una referencia nacional de corrupción. Deja
una mala imagen de nuestra administración municipal, un desprestigio absoluto
de la forma de gobernar en nuestra ciudad. Deja una hacienda municipal
intervenida, un alto endeudamiento, una infinidad de proyectos aparcados, una
mala gestión de servicios públicos básicos, barrios enteros abandonados a su
suerte y un presupuesto municipal en el que 1 de cada 5 euros es para pagar al
proveedor municipal por excelencia, Enrique Ortiz.
No hay que engañarse, la tardía y
forzada dimisión de Sonia Castedo solo cierra una etapa personal, pero no
supone en modo alguno un cambio de políticas en el Ayuntamiento de Alicante. “Las
políticas de Sonia Castedo son las políticas del Partido Popular” y eso lo
decía hace poco más de un año el máximo órgano disciplinario del Partido
popular de la Comunidad Valenciana. Sonia Castedo no ha gobernado sola, lo ha
hecho con todo un grupo de concejales que la han apoyado y participado en una
gestión cuyos resultados están a la vista. Ninguno de ellos ha discrepado jamás
de la línea seguida, ninguno de ellos ha tenid la valentía o el decoro para
expresar su desacuerdo con todo lo que hemos venido conociendo. Todos son
corresponsables del descrédito de nuestro Ayuntamiento. Y ahora, uno de ellos,
Miguel Valor, 30 años sin bajarse del coche oficial y que aparece en las
conversaciones con el empresario Enrique Ortiz del sumario policial del caso
Brugal, la va a suceder encarnando a la perfección la presunta regeneración democrática
que intenta vender el Sr. José Ciscar.
¡Ahí queda eso! El PP de Alicante intenta lavarse la cara, intenta cambiar de
imagen pero no de principios, no de política, y lo hace por puro interés
electoralista, no hay que dejarse engañar. Un partido sin democracia interna,
sin participación de sus militantes sólo puede volver a ofrecer más de lo
mismo: incompetentes, amigotes, oportunistas, arribistas o aprovechados.
La ciudad de Alicante, su
Ayuntamiento, necesita un profundo cambio y no sólo de carteles electorales.
Frente al auge y amenaza de experimentos populistas hoy solo existe en el campo
del centro derecha una alternativa dispuesta y capaz de ofrecer ese cambio,
Esperanza Ciudadana. Un partido joven, sólidamente asentado en los valores que
el PP ha abandonado, comprometido con la ciudadanía, centrado política y
socialmente, construido desde la base y en el que la participación y la
voluntad del vecino, del afiliado, son los motores de su actividad. Alicante no
se merecía todo el daño que el Partido Popular le ha hecho y llega la hora de
exigir responsabilidades en las urnas, de pasar página y de cambiar de personas y de políticas. Vamos a intentar que
así sea.
Santiago de Munck Loyola
Al final se demuestra que la razón solo tiene un camino, lamento que hayas tenido que sufrir tanto hasta que los corruptos han empezado a caer
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