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miércoles, 1 de septiembre de 2010

POLÍTICOS Y PRINCIPIOS (2ª PARTE).




Dentro de 9 meses los españoles tendremos una nueva cita con las urnas, elecciones municipales y autonómicas. Hasta entonces seremos bombardeados con toca clase de propuestas, mensajes, críticas y programas. Asistiremos a un espectáculo político encaminado a obtener nuestro voto y presenciaremos el empleo de toca clase de trucos y tácticas, decentes e indecentes, para lograrlo.

De los programas electorales poco se puede esperar. Pocos los leen y los políticos no se esfuerzan demasiado en hacerlos llegar a los ciudadanos. Les basta con enunciar cuatro o cinco propuestas estrellas y poco más. Pesa mucho aún en la conciencia colectiva la máxima del profesor Tierno Galván de que “los programas están hechos para no cumplirlos”. Por tanto, poco puede esperarse de los contenidos programáticos a la hora de determinar el voto.

Junto a los programas aparecen los candidatos, los políticos que se esforzarán por mostrar su cara más amable y se pasearán pos plazas y mercados mezclándose con los ciudadanos para aparentar cercanía e identidad, aunque no sepan cuanto cuesta un café con leche.

Si los programas pueden ser solo aproximadamente indicativos del rumbo que los políticos pretenden tomar, se puede y se debe tomar como referencia los antecedentes del candidato y lo que es más importante, lo que realmente piensa, es decir, sus principios y valores. Los antecedentes del candidato, su experiencia, su vida pueden claramente anunciarnos cómo se va a desenvolver cuando asuma responsabilidades de gobierno. Sin embargo, siendo quizás mucho más importante, hoy en día es mucho más difícil saber qué piensa un candidato, en qué cree y en qué no cree.

Gobernar es liderar desde unos determinados presupuestos ideológicos y, paradójicamente, en la era de la comunicación global los ciudadanos tenemos muy difícil saber qué presupuestos ideológicos tiene un determinado político. A grandes rasgos y en sintonía con su partido político podemos imaginarlos, pero no los podemos conocer a ciencia cierta. Y ello es así porque lamentablemente los principios y los valores de un político y de los partidos quedan relegados en función de las tendencias del mercado electoral. Hoy es infrecuente encontrar políticos que ejerzan un verdadero liderazgo, es decir, que expresen públicamente sus principios y valores para, desde los mismos, convencer y ejercer de guías de la sociedad. Al contrario, lo que prima son las tendencias y corrientes de pensamiento que las encuestas señalan como mayoritarias en la sociedad. Al fin y al cabo, el político quiere el poder y si para lograrlo tiene que ocultar lo que realmente piensa sobre cuestiones fundamentales lo hará. Manda el mercado, mandan las encuestas y manda lo políticamente correcto. Por ello, quizás las diferencias entre los partidos políticos parecen cada vez menores, todos tratan de nutrirse del mismo granero de votos y la victoria electoral se consuma en un estrecho margen de votos que raramente supera el 5 % del electorado. Por tanto, hoy es muy difícil saber qué principios y valores defiende cualquier político en temas muy importantes. Hay una cierta uniformidad en el catálogo de políticos y aspirantes realmente preocupante.

Aún siendo difícil la tarea de tratar de conocer quién es un determinado aspirante, qué piensa realmente sobre inmigración, paro, terrorismo, aborto, familia, impuestos, etc. y qué va a hacer en caso de resultar elegido, hay ciertas líneas rojas que en el caso de ser traspasadas pueden servir para descartarlo cuando llegue el momento de elegir. En el ámbito de la política local es quizás mucho más fácil poder establecer los parámetros en los que un candidato se mueve, pues la proximidad y la cercanía facilitan su conocimiento.

Cuando el interés del candidato no se centra en las necesidades del vecino, en la persona, en el ser humano que tiene problemas y necesita ayuda y su discurso se pierde en grandes objetivos e ideales lejanos, es descartable. Cuando la vida privada del candidato es ostensiblemente incoherente con los principios y valores que se supone debe representar, es descartable. Cuando el candidato centra sus esfuerzos en la consecución de determinados objetivos con independencia de los medios para alcanzarlos, es descartable. Y cuando el discurso del candidato huye permanentemente del compromiso y cambia plegándose en la dirección del viento dominante es claramente descartable. Sé que es difícil determinar en muchas ocasiones la concurrencia de estas cuatro situaciones, pero yo, al menos, lo tengo claro a pesar del peso que puede tener la fidelidad a unas determinadas siglas. Prefiero no votar, antes que tener que otorgar mi confianza a alguien que ha traspasado claramente alguna de las líneas anteriores.

Santiago de Munck Loyola

sábado, 28 de agosto de 2010

ERNESTO EKAIZER: UN CARA DURA.



Tengo que reconocer que hay tipos que me enferman cada vez que los veo en la televisión, los escucho en la radio o leo su nombre en algún periódico. Y uno de esos tipos es Ernesto Ekaizer, periodista argentino afincado en España y destacado portavoz de la progresía oficial y pseudoficial. Periodista, comentarista, inquisidor del centro derecha, repartidor de credenciales democráticas, defensor del oprimido, charlatán mediático y pluma en alquiler al mejor postor, eso sí de izquierdas. Pues bien, este ejemplar periodístico que tantas lecciones de ética va impartiendo a diestro, siempre a diestro, me proporcionó hace ya muchos años un claro ejemplo de cómo se las gastan algunos y de su verdadera catadura moral.

Corría el año 1985, tres años después de la expropiación de Rumasa, y España era un hervidero de noticias en torno al paradero de Ruiz-Mateos y de su futuro inmediato. Ruiz-Mateos había sido detenido en Alemania y a finales del mes de marzo la Audiencia Territorial de Francfort dictó el auto de extradición del detenido.

El Sr. Ekaizer, a la sazón redactor jefe de la Vanguardia, volcaba todos sus esfuerzos profesionales en el asunto Rumasa, no en vano tenía que justificar como fuera la dudosa actuación del Gobierno de España. Estaba tras la pista de cualquier movimiento del Sr. Ruiz-Mateos y quería conocer todos los detalles del procedimiento judicial en curso para lograr la extradición del mismo. El Sr. Ekaizer se hizo con el auto de extradición de la justicia alemana y buscó urgentemente a un buen traductor que le tradujese el documento del alemán al español. El auto tenía 19 páginas de farragosos textos jurídicos alemanes. Ante la urgencia y la premura del periodista, aquel traductor dejó todo lo que estaba haciendo y se dedicó en exclusiva al encargo del Sr. Ekaizer. Trabajo día y noche hasta acabar el trabajo. Una vez finalizado, aquel traductor que tenía aún en casa 7 hijos a los que mantener llamó al Sr. Ekaizer para que lo recogiese y lo abonase. ¿Qué ocurrió? Pues que el insigne periodista le dijo que ya no le interesaba la traducción y que no pensaba pagar el trabajo. Así de fácil y de claro. No se molestó ni en dar las gracias por el trabajo que se le había hecho. Todo un ejemplo del respeto al trabajo de los demás y a la justicia. Aquel traductor era mi padre. Y aquí reproduzco la factura impagada por el sin vergüenza del progresista Ernesto Ekaizer, adalid del progresismo de papel.

Santiago de Munck Loyola

viernes, 27 de agosto de 2010

POLÍTICOS Y PRINCIPIOS.

Hace unas semanas mantenía una conversación con unos amigos de Monforte del Cid. Hablábamos sobre las elecciones y los políticos y mi amiga Inés sostenía que ella no podía confiar, ni votar, a un político cuya vida privada fuera escandalosa y citaba el ejemplo de las “juergas” de Berlusconi en su villa privada captadas por los teleobjetivos de los periodistas. Yo opinaba que del mismo modo que cuando uno se tiene que operar busca al mejor cirujano sin cuestionarse si es o no un mujeriego o si es infiel a su pareja, con los políticos pasaba lo mismo, es decir, que lo importante es que gobernasen bien, con independencia de lo que hagan en su vida privada. Y creo que me equivoqué en gran parte porque al hablar de “gobernar” me estaba quedando en el plano de lo material, de los resultados, de la gestión pura y dura. Gobernar es mucho más que eso.

Por una parte hay que tener en cuenta la sociedad en la que vivimos, sus problemas, necesidades y los valores imperantes. En la sociedad anglosajona en la que prevalece cierto puritanismo derivado del protestantismo, el nivel de exigencia es mucho mayor que en nuestra sociedad y así nos luce el pelo. Allí, mentir a la opinión pública o tener a un empleado sin dar de alta lleva aparejado la dimisión del político que es pillado. Aquí no. Pero es evidente que, sin llegar a los extremos de ese, a veces, exagerado comportamiento no nos vendría nada mal un mayor nivel de exigencia en el comportamiento y en la coherencia de nuestros gobernantes.

Por otra parte hay que valorar qué es realmente un político, un gobernante y qué es lo que se le puede y se le debe exigir. Cuando contratamos los servicios de un profesional, sea un fontanero, un arquitecto o un médico, siempre buscamos la mejor cualificación profesional, no necesitamos saber qué ideas o creencias tiene, ni cómo se comporta en el ámbito de su vida privada. Nos basta con que, establecida la mejor relación calidad precio, sepa hacer bien su trabajo y satisfaga nuestra necesidad. Pero ¿qué ocurre con el político? No hay una titulación profesional de político, ni pruebas objetivas que sirvan para conocer su capacidad y su profesionalidad. Las titulaciones habituales entre los políticos, derecho o economía, ayudan pero no son suficientes para calificar la profesionalidad de un político. El político no puede exhibir ante el elector un título que lo habilite porque no lo hay. Y cuando hablo de político me refiero a cualquier nivel de la política desde la que se desarrolla en el ámbito municipal hasta la nacional.

El político es un ciudadano con vocación transformadora de la sociedad en la que participa de acuerdo a unos principios y con un programa a modo de contrato a suscribir con el resto de los ciudadanos. Desde una determinada creencia en unos ideales, valores y principios, más o menos recogidos en el ideario de un partido político, el político trata de ganar la confianza y el apoyo de los electores a los que ofrece un programa de gobierno. Por tanto, ante el elector el político no comparece exhibiendo una cualificación profesional, sino que lo hace exhibiendo unos valores, unas ideas y un programa. Su credibilidad estriba, fundamentalmente, en su persona, en su palabra y en su coherencia entre lo que dice y lo que hace. El político debe mantener esa coherencia entre el ideario personal y el del partido por el que se presenta, entre los valores que defiende y los que practica en su vida pública y privada y entre el programa que ofrece y el del partido al que pertenece. A mayor coherencia entre esas facetas, mayor solidez del político y mayor credibilidad. Muchas veces el descrédito de la clase política viene precisamente por la falta de coherencia entre lo que dicen y lo que hacen cuando, precisamente, es donde radica la mejor cualificación del político. Cuando un político de un partido que defiende los valores de la familia, del esfuerzo y el mérito personal vive de una forma promiscua y disoluta no tiene credibilidad. Cuando un político milita en un partido cuya bandera es la justicia social y la solidaridad y vive a todo lujo cobrando varios sueldos del Estado tampoco merece crédito alguno. Porque, en el fondo, gobernar no es solo gestionar y obtener buenos resultados económicos. Gobernar es decidir, elegir y eso solo puede hacerlo quien tiene capacidad de liderazgo. Y el liderazgo de un político solo puede provenir de su autoridad política y moral, no de su circunstancial posición de mando. Quien no es coherente con sus ideas y principios no está en condiciones de pedir o realizar exigencias al resto de los ciudadanos. Quien no sigue el camino al que sus supuestos valores e ideales deberían llevarle, en modo alguno está en condiciones de ejercer liderazgo alguno, de indicar cual es el camino a seguir por la sociedad. Asumir que da igual el color del gato con tal de que cace ratones sólo conduce a elevar lo material al pedestal más alto y a ignorar los valores que hacen grande al ser humano, a la persona.

Por eso creo que mi amiga Inés tenía buena parte de razón. El político no es un simple profesional más. El político, por modesto que sea, sólo puede “vender” su profesionalidad a través de su credibilidad y de su liderazgo. Y por sus hechos le conoceremos.

Santiago de Munck Loyola.

miércoles, 25 de agosto de 2010

Adiós.



Cuando hoy, a mediodía, ha sonado el móvil lo último que podía esperar es que un amigo me dijese que Ceferino Riestra acababa de morir. Le conocí hace casi veinte años y durante varias legislaturas compartimos la responsabilidad de representar a nuestros vecinos. Fuimos rivales como candidatos a la Alcaldía de Rivas-Vaciamadrid por nuestros respectivos partidos y fuimos adversarios políticos, él casi siempre en las tareas de Gobierno y yo en las de la Oposición. Fue un adversario serio y duro, tanto en lo político como, en una ocasión, en lo judicial, pero fue un adversario noble, un hombre que mantenía su palabra.

Nos separaron muchas cosas y la política partidista no permitió que profundizáramos las relaciones personales, pero hay tres cosas que, sin duda, nos unían: una pasión profunda por la política, un gran deseo de conseguir lo mejor para Rivas-Vaciamadrid y un intenso apego y amor hacia nuestros seres queridos.

Siempre le percibí como un hombre políticamente comprometido, un hombre de partido y convencido de sus ideales. Y lo era hasta tal punto que en dos ocasiones rechazó ser Alcalde del municipio por someterse a la disciplina de partido y por lealtad hacia unos socios de gobierno que no la merecían.

Lamento profundamente su pérdida y deseo lo mejor para su viuda, sus hijos, sus amigos y compañeros de partido. Adiós Ceferino y que Dios te bendiga.


Santiago de Munck Loyola

jueves, 19 de agosto de 2010

EL CINISMO DE PEPIÑO BLANCO.



Con su nombramiento como Ministro parecía que el Sr. Blanco había abandonado sus modales mitineros y había adoptado cierta pose de hombre de estado. Hasta parecía haber descubierto el significado del diálogo como instrumento indispensable de todo buen político. Pero no, se trataba de un espejismo, de una simple ilusión. El auténtico Pepino Blanco, el dirigente socialista de insulto rápido y de simplezas grandilocuentes, el orador “perfeto, correto y exato” ha reaparecido en pleno verano para deleitar al respetable con sus ocurrencias estivales.

No se le ha ocurrido otra cosa al insigne político que calificar de deslealtad la visita del Sr. Aznar a Melilla y a afirmar sin rubor alguno que el ex presidente nunca visitó las ciudades africanas durante su mandato. ¿O es un ignorante o es un mentiroso el Sr. Blanco? ¿O las dos cosas a la vez? Dos veces visitó Melilla el Sr. Aznar siendo Presidente del Gobierno de España y ahí están las hemerotecas para confirmarlo. El Ministro José Blanco ha mentido sin rubor alguno y ya se sabe lo que decía su compañero ministerial, el Sr. Rubalcaba, cuando violó la jornada de reflexión del 13 de marzo de 2004, “España no se merece un gobierno que miente”. Ya sabe lo que le toca por mentiroso y si no ha mentido, sino que ignoraba la realidad, lo mismo. No se puede ser ministro del Gobierno de España acumulando tanta ignorancia a sus espaldas. España no se merece ministros tan ignorantes, ¿o sí?

Pero es que además, las declaraciones del Sr. Blanco son una muestra de un cinismo sin límites. Calificar de deslealtad al Gobierno de la Nación el hecho de que un ex presidente visite Melilla, una ciudad española, podría ser entendible si quien formula la crítica hubiese mantenido en el pasado una actitud similar a la que hoy reclama. Pero no es así. Si esta visita a tierras españolas en medio de un conflicto con Marruecos es calificada de desleal, ¿cómo hay que calificar las visitas del Sr. Zapatero en medio de un conflicto con Marruecos no a ciudades españolas, sino al mismo Marruecos? ¿Cómo traición? Porque en medio de las tensas relaciones con Marruecos a principios de esta década, con el conflicto del islote de Perejil por medio, el Sr. Zapatero visitó Marruecos y se reunió con el adversario de España en ese momento. El Sr. Zapatero no fue a Ceuta o a Melilla a expresar su apoyo a los españoles de esas ciudades, sino que fue a mostrarle su comprensión al tirano de Marruecos, en lugar de apoyar la política exterior del Gobierno de España respaldado por el Parlamento español.

Sólo desde el más puro cinismo se puede decir lo que el Sr. Blanco ha expresado. Debe pensar que los ciudadanos somos tontos o muy simples y que con poner mucho énfasis en las consignas que suelta éstas se van a convertir en realidad y nos va a convencer. O quizás piense que la mejor defensa es un buen ataque. Pero para desarrollar un buen ataque hay que tener mejores armas intelectuales que las que el Sr. Blanco luce. Y sus mentiras son tan cortas como sus argumentos.

miércoles, 18 de agosto de 2010

PERIODISTAS Y POLÍTICOS: TRATO DESIGUAL.



Es un hecho evidente que políticos y periodistas se necesitan mutuamente, los primeros necesitan continuamente trasladar sus mensajes y llamar la atención de los segundos para “ser alguien” en el ámbito social y los segundos necesitan de los primeros para generar gran parte de su agenda laboral. Ambas profesiones se interrelacionan constantemente. Sin embargo, llama poderosamente la atención la desigualdad en el trato existente entre políticos y periodistas cuando incurren en responsabilidades de índole penal. La sociedad no trata igual a unos y a otros cuando delinquen o cuando son sospechosos de haber delinquido.

Hoy la programación televisiva y radiofónica de la mayor parte de las cadenas está plagada de tertulianos y colaboradores periodistas, pseudo periodistas y mediopensionistas. La inmensa mayoría de ellos hablan de todo como auténticos expertos, pontifican sin freno e imparten calificativos a diestro y siniestro como si todo y todos estuviesen a su merced. Y lo hacen con el beneplácito de públicos entregados y de audiencias más que complacientes. Una vez que se han hecho con un nombre y un sitio parece que importa muy poco lo que hagan, digan o dejen de decir. Todo vale si está respaldado con unos ingresos satisfactorios para el programa en el que se mueven. Es público y notorio que muchos de estos personajes preparan montajes periodísticos o que han sido condenados por los tribunales de justicia por atentar contra el honor y la fama de ciertas personas, por injuriar, calumniar o, incluso, por difundir noticias falsas. Y no pasa nada. Como están respaldados por una parte de la audiencia y, por tanto, por los empresarios capitalistas de sus medios de comunicación no sólo no pierden sus puestos de trabajo por atentar contra los principios éticos de su profesión, sino que, además, son beneficiados con nuevas colaboraciones estelares.

Todo lo contrario de lo que pasa con un político por modesto que sea. Cuando un político es simplemente sospechoso de haber cometido una irregularidad, aunque sea en el ámbito de su vida privada, se empiezan a alzar voces, especialmente en los medios de comunicación, exigiendo su inmediata dimisión. Y no digamos ya cuando el político en cuestión es imputado o procesado aunque no exista condena alguna y sobreviva teóricamente el principio de presunción de inocencia. Tiene que dimitir y esta exigencia es reclamada con firmeza por lo corporativistas medios periodísticos a través de sus editoriales. Para qué hablar de la situación cuando se produce una sentencia desfavorable para dicho político.

El tratamiento social en ambos casos es absolutamente diferente. La rigurosidad que se exige al político brilla por su ausencia ciando se trata de un comunicador o un periodista. El político pierde su empleo y lo hace, prácticamente, de por vida. El periodista no. Para el periodista hay una notable indulgencia social. Es más, suele salir beneficiado cuando los tribunales determinan que, de una forma u otra, ha vulnerado los principios éticos de su profesión. Son dos formas contrapuestas de enfocar un mismo problema.

No sé quién tiene más responsabilidad: el que falla cuando administra los bienes públicos o el que falla cuando administra la conciencia social.

Fdo. Santiago de Munck Loyola.

jueves, 12 de agosto de 2010

EL GOBIERNO MUNICIPAL EN TIEMPO DE CRISIS.




La política municipal es especialmente gratificante. La cercanía al ciudadano, a sus problemas y a sus aspiraciones permite al político comprobar de forma inmediata la eficacia de sus acciones. Pero, de igual modo, es la actividad política más arriesgada porque, simultáneamente, los errores también se ponen de manifiesto de forma evidente. Gobernar en tiempos de bonanza puede ser más o menos fácil, pero donde de verdad puede medirse la talla de un político es en tiempos de escasez y de crisis.

En los últimos tiempos son constantes las noticias sobre las tremendas dificultades económicas de muchos Ayuntamientos pequeños y medianos de nuestro país. Dificultades que afectan gravemente sobre todo a los pequeños proveedores de estos Ayuntamientos. Lamentablemente la actitud de la Administración Central y de las Autonómicas, en la mayoría de los casos, no está sirviendo para que los entes locales puedan capear la crisis con cierta facilidad. La prohibición de nuevos endeudamientos decretada por el Gobierno de la Nación puede resultar necesaria pero tendría que haber venido acompañada de los mecanismos legales suficientes para solucionar de una vez el espinoso problema de la financiación de los entes locales. Sin embargo, no ha sido así. Tampoco las autonomías, ahogadas en su propia crisis, están ayudando a los Ayuntamientos en esta difícil situación. Son los propios Ayuntamientos los que tienen que hacer frente a la misma y utilizar todos los recursos disponibles para poder funcionar y seguir prestando los servicios públicos imprescindibles para los ciudadanos.

Sin embargo, parece que la mayor parte de la clase política local no está a la altura de las circunstancias. Las reacciones ante la crisis han sido tardías, pese a que se vislumbraba, insuficientes o inexistentes. Sólo han sido noticias destacables las parciales y propagandísticas rebajas de sueldos de cargos públicos en algunos casos, en otros ni siquiera ese detalle de solidaridad con los vecinos se ha producido. Quizás la proximidad de unos comicios locales el año que viene está impidiendo a muchos políticos adoptar medidas imprescindibles en todo buen gobierno. Y se están equivocando. La sinceridad ante los vecinos y las explicaciones constantes sobre la realidad son la mejor manera de comparecer ante las urnas. Tratar a los vecinos como menores de edad a los que no hay que explicar la situación es un grave error electoral. Yo, desde luego, no votaría a un candidato del que sospecho que me trata de engañar.

No es fácil, pero en situaciones de auténtica y larga crisis como la que vivimos nuestros políticos municipales tienen la obligación moral y política de gobernar. Y gobernar es tomar decisiones, marcar prioridades y adoptar decisiones aunque puedan resultar aparentemente impopulares. Muchos políticos confunden gobernar con gestionar, desconfían por naturaleza de los técnicos y funcionarios y se ponen a realizar labores impropias de un gobernante. Los gestores, los técnicos están para gestionar. Los políticos para gobernar y eso implica el ejercicio de un liderazgo político. Resulta llamativo ver a tanto y tanto concejal metido a técnico, como si las urnas otorgasen conocimientos.

En todo caso, hoy los gobernantes municipales no pueden seguir como si no pasase nada. Tienen la obligación política de no empeorar con su inactividad o con sus decisiones erróneas el panorama municipal. Los Ayuntamientos han seguido durante años la tendencia a prestar progresivamente un mayor número de servicios a los ciudadanos, muchos de ellos fuera de sus competencias. Y lo han hecho con la fórmula del “café para todos”, como si los recursos fueran ilimitados y como si todos los vecinos tuviesen la misma capacidad contributiva. Con esta actitud han hecho competencia desleal, en muchas ocasiones, a los propios contribuyentes al ponerse a prestar servicios que ya cubría de forma satisfactoria la iniciativa privada y, por otra, han prescindido del principio de progresividad fiscal y de la propia ley prestando servicios no necesarios por debajo del coste real y al mismo precio para todos, desviando así importantes recursos que al final no llegan al que de verdad lo necesita. ¿Es lógico proporcionar clases de inglés casi gratis cuando hay instituciones educativas privadas que las imparten al mismo tiempo que no hay dinero para ayudar a parados de larga duración? ¿Es moralmente aceptable que con el dinero de todos se financie el 70% del coste de una plaza en una escuela infantil a alguien cuya renta es muy superior a la media mientras que hay niños que ni siquiera pueden pagar el comedor escolar? Las respuestas son evidentes.

Por tanto, los ajustes que un Ayuntamiento debe poner en marcha en tiempos de crisis son duros pero deben hacerse. Y hay que hacerlo con el concurso y la convicción de la mayoría de los vecinos. Recortar en gastos de personal para ajustar la maquinaria administrativa al descenso de la actividad que se produce en tiempos de crisis, suprimir puestos de confianza, eliminar gastos superfluos (atenciones protocolarias, viajes, propaganda, publicidad, etc.), congelar nuevas inversiones hasta que no se paguen las existentes, refinanciar la deuda municipal, mejorar y hacer más transparentes las contrataciones, revisar las ordenanzas fiscales, suprimir prestaciones no obligatorias, cobrar las tasas y precios públicos al coste real del servicio estableciendo exenciones concretas para los más desfavorecidos, controlar y recortar gastos corrientes, establecer fórmulas cooperativas para la prestación de servicios, disminuir las transferencias, aprobar planes de trabajo comunitario y muchas otras medidas similares deben adoptarse por simple sentido de la responsabilidad y de la solidaridad. Y la oposición debe estar más vigilante que nunca, arrimar el hombro y formular propuestas constructivas. Eso es gobernar. Lo demás, mirar de reojo constantemente a la próxima cita electoral, sólo puede conducir al desastre.
Santiago de Munck Loyola.

miércoles, 11 de agosto de 2010

Rivas. Alguien debe pedir perdón.



Siendo Alcalde Fausto Fernández Díaz, en 1998, alguien se llevó 140 millones de Ptas. del patrimonio municipal y, pese a denunciarlo la oposición, IU y PSOE se negaron en redondo a que se creara una Comisión de Investigación y se exigieran responsabilidades. Alguien con el conocimiento y consentimiento de quienes gobernaban cobró 140 millones de Ptas. por un suelo municipal que había sido cedido gratuitamente para construir viviendas protegidas para los jóvenes y los medios de comunicación miraron para otro lado. Alguien, con el beneplácito y la complicidad de IU y PSOE, cobró de más a los jóvenes adjudicatarios de las viviendas y los jóvenes se resignaron y pagaron.

Eso fue lo que ocurrió en el Primer Plan de Vivienda Joven del Ayuntamiento de Rivas-Vaciamadrid promovido y gestionado principalmente por el PSOE de la localidad. Si eso fue lo que pasó con un modesto Plan de viviendas uno puede bien preguntarse que no estará pasando ahora. Con total impunidad, con una falta de escrúpulos difícil de igualar se montó toda una operación urbanística a costa del bolsillo de los más débiles y nadie se hizo eco de las reiteradas denuncias de la oposición, ni siquiera los afectados que temían perder lo que consideraban una gran ocasión.

El Ayuntamiento de Rivas-Vaciamadrid cedió suelo público de forma gratuita para construir 89 viviendas para jóvenes. Dichas viviendas fueron adjudicadas mediante sorteo en régimen de usufructo por 75 años, no en propiedad. La gestora de estas viviendas de 70 metros cuadrados cobró a cada adjudicatario casi 11 millones de Ptas. Es decir que aplicó el módulo máximo de VPO permitido entonces. La aplicación del módulo máximo suponía que el 15% de dicho módulo correspondía al precio del suelo. Ya que el suelo se había cedido gratuitamente ¿por qué entonces se cobró a los adjudicatarios? ¿por qué los que gobernaban lo consintieron? 89 viviendas construidas por 11 millones por vivienda son 979 millones de pesetas. El 15 % de 979 millones, es decir el valor del suelo, son 146 millones de ptas. Habiendo sido gratis el suelo ¿no habría sido lógico aplicar en el módulo máximo una reducción del 15%? El sentido común dice que sí, las viviendas habrían salido más baratas y para eso precisamente se había cedido gratis un suelo que era de todos los vecinos.

Pero en el colmo de la desfachatez, las viviendas fueron entregadas incumpliendo la normativa de VPO: se entregaron sin grifos, sin fregadero, con numerosas carencias y, además, los adjudicatarios tuvieron que pagar 90.000 ptas. extras para ajardinar la urbanización. De vergüenza. Pero es que, además, si se comparaba la vivienda con las entregadas en las mismas fechas por Covibar la diferencia era escandalosa: las VPO de iniciativa privada eran mucho mejores y más baratas.

Han pasado muchos años desde entonces pero los hechos siguen ahí. Es cierto que no se podrán exigir responsabilidades legales, pero sí políticas. Alguien dejó que esto ocurriese, alguien se enriqueció indebidamente y dos formaciones políticas lo ampararon. Dos formaciones que siguen gestionando bienes de todos los vecinos. Y esas formaciones deben pedir, al menos, perdón por lo que hicieron.

Adjunto el artículo publicado en la Revista del Este en agosto de 1998.
VIVIENDAS PARA JOVENES.

Sábado 11 de julio de 1998. Las 8 de la tarde. Un calor sofocante. Un escenario en el centro de la urbanización de las viviendas para jóvenes. Jóvenes y familiares expectantes. Acto previsto: la entrega de llaves, al estilo de la obra sindical. Los coros y danzas sustituidos por los omnipresentes grupos cubanos (¿quién será su representante artístico tan bien relacionado con el Gobierno Municipal?). El ceremonial habitual de la izquierda: el protocolo inexistente (¡no seas burgués, compañero!). Dos candidatos (PSOE e IU). Dos discursos. ¿Objetivo? La foto de rigor. Codazos para situarse bien ante los objetivos de las cámaras: ambos candidatos llevan unos meses de duro entrenamiento. Intervenciones: Sin concesiones a la retórica. Sin sutilezas. Buenas dosis de paternalismo solidario. La progresía en acción: Qué buenos somos los de la izquierda, qué bien lo hemos hecho, cuánto hemos trabajado para hacer realidad estas magníficas viviendas (no se ve en el escenario a algún concejal que sí ha trabajado). Hay algunos defectillos en las zonas comunes pero los vamos a arreglar y si continuáis confiando (o sea . votando) en nosotros (sin especificar si en IU o en PSOE, tanto monta, monta tanto .....) seguiremos haciendo maravillas como éstas. ¡Venga, a tomar un refrigerio y a disfrutar de las casas! Casi 11.000.000 de ptas. por 70 m. de casa. ¡Un chollo, vamos! Diga lo que diga la Oposición Municipal, los del PP, la casita es barata. El suelo lo "ha cedido" el Ayuntamiento, ¿gratis total para los jóvenes? No. Bueno, decimos que sí, pero se lo cobramos. Es el 15 % del precio de la casa. Les cobramos casi 11.000.000 de ptas. por cedérselo a los jóvenes, que no vendérselo. Pero el precio del suelo no lo cobra el Ayuntamiento. ¿Para qué quiere un Ayuntamiento tan rico y tan de izquierdas como el nuestro casi 120 millones de ptas.? No, ¡faltaría más! Lo cobra la promotora. ¿La promotora? pero, si el suelo era público. ¡Y qué más da! La promotora, la constructora.... quien sea. Al final, lo cobre quien lo cobre (menos el Ayuntamiento), lo paga el joven. La casita es un chollo de todas formas, qué más da kilo y medio arriba o abajo. Los jóvenes tan agradecidos. Se ha cobrado lo máximo legal permitido para una VPO y en paz. Fíjate lo bien que ha salido todo. ¿Y las 90.000 ptas. pagadas por las zonas comunes? Todo llegará. No ha dado tiempo a ajardinar. Veréis, con ese dinero vamos a hacer unos jardines preciosos (algunos con las cuestas que hemos dejado serán colgantes). ¿Y los grifos de la cocina? ¿Y el fregadero? ¿No tienen que tener las VPO según la Ley, grifos y fregadero en la cocina? ¡Detalles menores, qué ganas de incordiar! Pones unos grifos y una pila para que luego no les guste y lo cambien. Pues no lo pones y un disgusto que te ahorras. Esta es la vivienda social de IU-PSOE para los jóvenes. Lo demás, pamplinas, pura especulación. Pero, oiga, que a cien metros una cooperativa ha entregado unos pisos hace seis meses con tres dormitorios, dos baños, trastero y cocina amueblada por bastante menos dinero habiendo tenido que pagar el suelo y el "impuesto revolucionario" que este Ayuntamiento de "izquierdas" aplica a las viviendas sociales de iniciativa privada. Nada. Eso es propaganda reaccionaria. La izquierda ripense no se equivoca. ¡Más salsa y más fotos, compañero!

SANTIAGO DE MUNCK LOYOLA
Presidente Local del Partido Popular
de Rivas-Vaciamadrid.

domingo, 8 de agosto de 2010

LOS PORTAVOCES DE GUARDIA Y LA CANDIDATURA DE TRINIDAD JIMÉNEZ.

La polémica estival surgida en estos días de agosto en torno a la posible candidatura a la Presidencia de la Comunidad de Madrid de Trinidad Jiménez, desplazando a Tomás Gómez, por imposición directa de Rodríguez Zapatero ha dado rienda suelta a multitud de declaraciones de cargos madrileños del Partido Popular, los portavoces "de guardia". Parece que todos han debido leer el mismo argumentario, seguramente distribuido por algún oscuro gabinete de comunicación de la Calle Génova, y consiguientemente todos coinciden en terciar en la polémica poniendo de manifiesto la falta de democracia interna en el PSOE a la hora de designar a sus candidatos.

Eso es sencillamente mentar la soga en casa del ahorcado. La falta de democracia interna es un signo distintivo y coincidente de la mayoría de los partidos políticos españoles y especialmente relevante en los dos grandes partidos en cuanto se trata de determinadas candidaturas o puestos. Da la casualidad que muchos de los que han hecho estas declaraciones son diputados autonómicos u ostentan cargos de partido en virtud del dedo decisorio de alguien y no como consecuencia de su designación en un proceso electoral interno. Hay diputados autonómicos que lo son por haber sido vecinos de alguien, por ejemplo de Rodrigo Rato, o porque su mujer conocía a alguien o era pariente de algún notable del partido y que han realizado un formidable salto desde los pasillos y conciliábulos de la calle Génova hasta el escaño de la Asamblea, todo ello sin haberse bregado en la militancia activa en la sede de un pueblo o de un distrito madrileño y sin más preparación política que la aprendida rápida y malamente en los argumentarios de comunicación. La ausencia de procedimientos electorales internos más participativos propicia mucho el “hacer pasillo” como medio de medrar y situarse oportunamente. Y para que hablar de democracia interna cuando muchos Presidentes locales llegan a sus cargos impuestos directamente por la regional en contra de los militantes de su localidad o mediante procesos electorales trufados de irregularidades (censos manipulados, presiones, etc.).

Por ello, resulta muy sorprendente que se utilice como arma arrojadiza en la crítica política el argumento de la falta de democracia interna del adversario y pone de manifiesto la existencia de un nivel político de muy bajo perfil de quienes elaboran, diseñan y distribuyen las estrategias de comunicación del PP. En esta polémica veraniega la excepción ha sido Alberto Ruiz Gallardón: “cuando perdí y cuando gané, me quedé; ninguno de mis rivales lo hizo”. Sin una descalificación personal, sin una referencia directa al adversario político lo ha machacado. Trinidad Jiménez perdió frente a Gallardón la Alcaldía de Madrid y se marchó, no cumplió con el compromiso adquirido con los madrileños que la habían votado y se fue del Ayuntamiento. ¿Es esta actitud el mejor aval para presentarse ahora como candidata a la Presidencia de la Comunidad de Madrid? Su falta de compromiso con los votantes ya ha quedado acreditada y supone un precedente nada favorable para su candidatura. Este sí que es un mensaje político acertado, una crítica elegante y demoledora. Un dardo en toda la diana.

Muchos de los que se apresuran a hablar cuando ven un micrófono cerca y que no pierden la oportunidad para su minuto de gloria ante la sequía de rostros conocidos en agosto, deberían meditar un poco ante de hacerlo, reflexionar y callar si no tienen ninguna idea propia, antes que lanzarse al ritual de la repetición de consignas mal elaboradas.

sábado, 7 de agosto de 2010

SOBRE LA BANDERA.




El partido amistoso celebrado esta semana en Estados Unidos por el Real Madrid ha levantado la indignación de algunos periodistas en conocidos medios de comunicación “progresistas”. ¿La razón? Muy simple, los organizadores de la ceremonia protocolaria se equivocaron y exhibieron una bandera de España con el escudo anterior al vigente. Escándalo e indignación de la progresía. Según la locutora de la Sexta se trataba de la presencia “de una bandera preconstitucional con el águila imperial”. La Cinco daba un tratamiento similar a la noticia (http://www.telecinco.es/informativos/deportes/noticia/100024982/Una+bandera+preconstitucional+se+cuela+en+el+primer+amistoso+del+Real+Madrid). ¿Cómo pueden ser tan ignorantes algunos profesionales de los medios de comunicación? Y, si no lo son, ¿por qué entonces son tan manipuladores? La realidad es otra, les guste o no a esta panda de indocumentados que se autocalifican de profesionales de la comunicación.

En primer lugar, la bandera de España con el águila no es preconstitucional, ni anticonstitucional, como dicen algunos, sino que fue también la bandera constitucional hasta el 5 de octubre de 1981, tres años después de la entrada en vigor de la Constitución actual. En esta fecha, el escudo de España fue sustituido por el actual. De hecho, los primeros ejemplares de la Constitución, incluido el original en el que el Rey estampó su firma, tienen impreso en su portada el escudo de España vigente entonces, el escudo con el águila.

En segundo lugar, hablar de águila imperial para referirse al escudo con el águila es una muestra más de estupidez. El águila de ese escudo es el águila de San Juan, el Evangelista, y era el águila del escudo de los Reyes Católicos que fue incorporada como parte del escudo de España a partir del 2 de febrero de 1938. Tan sólo un monarca hispánico ostentó el título de emperador, Alfonso VII de León, y su “imperio” no consumó la unidad del estado español por lo que nunca el escudo de España ha contado con un águila imperial.

La ignorancia es un buen abono para los odios, fobias y rencores. Nada puede socavar más la convivencia que el fomento de los prejuicios a través de los medios de comunicación y en ese campo sus profesionales tienen una gran responsabilidad.

La bandera de España ha sido la misma, con excepción del período de la II República, durante casi dos siglos variando en repetidas ocasiones su escudo. Y resulta ridículo y absurdo levantar odios y polémicas en torno a ella. La bandera roja y gualda fue la bandera de España durante la I República. Y la bandera tricolor, además de ser la bandera de España desde 1931 a 1939, también fue la bandera de los sublevados hasta el 29 de agosto de 1936. Del mismo modo, el escudo republicano fue también el escudo de la bandera roja y gualda de los sublevados hasta el 2 de febrero de 1938.

A estas alturas de la historia, hay cosas más importantes para rasgarse las vestiduras que un error protocolario en un partido amistoso. La búsqueda de puntos de encuentro y de lugares comunes entre los españoles haría mucho más por la reconciliación y la convivencia que las lágrimas de tanto cocodrilo televisivo.

jueves, 5 de agosto de 2010

Rivas. “No te arrimes que me tiznas, le dijo la sartén al cazo.”




La Diputada autonómica madrileña, Dª. Reyes Montiel ha publicado recientemente en su Blog, en el Diario Público, (http://blogs.publico.es/dominiopublico/2232/%E2%80%98gurtel%E2%80%99-capital-madrid/), un artículo titulado ‘Gürtel’, capital Madrid. En este artículo pretende desentrañar las claves del caso y explicar, como novedad, el peso de la publicidad y la comunicación como origen de la corrupción y, de paso, dar unas cuantas lecciones de ética al PP.

Es cierto que el caso Gürtel huele mal, como lo es también el hecho de que el PP no ha sabido afrontarlo adecuadamente. Hay todavía muchas incógnitas que despejar de un caso instruido por un juez con una clara y declarada animadversión política hacia el PP. Pero mientras se continúa el proceso judicial y en espera de la correspondiente depuración de responsabilidades a que haya lugar, sorprende que desde IU se pretenda dar lecciones de ética a nadie. ¿No han visto nunca lo que pasa donde gobiernan?

Hablando de fraccionamiento de contratos, de fraude de ley o del uso de la comunicación o la publicidad como bienes intangibles de difícil valoración económica Dª. Reyes Montiel puede preguntar a su compañero de escaño, D. Fausto Fernández que fue Alcalde de Rivas-Vaciamadrid. Como es seguro que no le querrá poner en antecedentes, paso a relatarle un ejemplo ilustrativo de las cosas que hacía como Alcalde de IU de Rivas.

D. José María Alonso González fue nombrado por decreto n º 426/95 de D. Fausto Fernández Díaz, Alcalde de Rivas-Vaciamadrid, Coordinador de Cultura y Jefe de Gabinete e Imagen de Alcaldía, con naturaleza de Funcionario de Empleo y cesó en este puesto, a petición propia, el 28 de febrero de 1998.

El 28 de marzo de 1998 se registró la empresa Fantasy & Factory con domicilio inicial en el Centro Comercial Covibar, Av. de Covibar 8, y después en el Centro Municipal de Empresas, C/ Crisol ya que por acuerdo de la Comisión de Gobierno se le asignó a esta empresa un despacho en el citado Centro Municipal.

El 6 de mayo de 1998, la Comisión de Gobierno del Ayuntamiento de Rivas-Vaciamadrid concedió a Fantasy & Factory una subvención de 256.700 Ptas. en concepto de ayuda a la puesta en marcha de una nueva empresa.

La socia mayoritaria de esta empresa era Dª Ángela Aranda García, compañera sentimental de D. José Mª Alonso González que era Gerente de Fantasy & Factory.

Desde el momento de la constitución de Fantasy & Factory hasta el mes de mayo de 1999, el Ayuntamiento de Rivas-Vaciamadrid, habitualmente a través de procedimiento de contratación negociada y sin publicidad, realizó contratos con esta empresa por valor de 26.424.314 Ptas. todos ellos en el ámbito de cultura e imagen, parcelas que eran de competencia de D. José Mª Alonso González cuando era funcionario de empleo de este Ayuntamiento. La contratación con Fantasy & Factory fue incrementándose desde mayo de 1999 sin que fuera posible conocer la cuantía exacta ante la negativa de Fausto Fernández a entregar la copia de las facturas solicitadas por los miembros de la oposición municipal y su decidida voluntad de ocultar todo lo relativo a esta contratación.

Hay que recordar que el art. 20 de la Ley 13/1995 establecía la prohibición de contratar con la administración a la que se ha servido, alcanzando esta prohibición igualmente a los cónyuges, personas vinculadas con análoga convivencia efectiva y descendientes por un período de dos años, que la Ley 53/1984 también establecía fuertes restricciones a la contratación y que la doctrina del tribunal Supremo (por ej. sentencia de 24 de enero de 1995) también declaraba la existencia de incompatibilidades en la contratación en supuestos como este.

Pues bien, como era práctica habitual de IU se negó toda información al respecto, no se entregaron copia de las facturas, ni de los expedientes de contratación, se entregaron informes sin firmas ni sellos oficiales y se organizó el linchamiento “político” de quienes cometíamos la temeridad de pedir limpieza, transparencia y un uso decente del dinero de los vecinos de Rivas-Vaciamadrid. ¿Lecciones de ética de IU? Ni una, Señora Montiel.

sábado, 31 de julio de 2010

LOS TOROS Y LA POLÍTICA.

La reciente petición del Presidente del Gobierno de que no se “politice” la decisión del Parlamento de la Generalidad Catalana de prohibir las corridas de toros en esa región causa verdadero asombro. Desconozco el concepto que tiene Zapatero sobre lo que es o no “politizar” algo pero es evidente que no es coincidente con el sentido común ni con la lógica. A sensu contrario y de sus propias palabras deberíamos deducir que esta decisión no está politizada. O sea, para que nos entendamos, el Presidente del Gobierno afirma que una decisión, una ley aprobada por un ente político, el Parlamento catalán, compuesto por políticos no es un acto “politizado”, no es un acto político. ¿Entonces qué es? ¿Un acto médico? ¿Industrial? ¿Artístico? ¿Una payasada? Evidentemente no. Se trata de un acto político con una expresión jurídica. Y es conceptualmente imposible que un acto político no esté “politizado”.

Pero es que, además, como no puede ser de otra forma en una democracia, es un acto sujeto a la crítica y al debate ciudadano, por mucho que ambas ideas molesten al Presidente del Gobierno.

Nunca he sido aficionado a las corridas de toros, pero cuando se abre un debate como éste y leo y escucho algunas opiniones, sobre todo de los políticos, me desagrada la manipulación y la hipocresía de la que hacen gala algunos.

Nos cuentan que esta decisión se basa principalmente en razones ”humanitarias” y que tras la misma no hay ningún sentimiento antiespañol. Sin embargo, la adopción de esta medida no puede ser considerada del contexto social y político en el que se toma. Algunos descerebrados identifican las corridas con el españolismo, entendido como idea excluyente y marginadora de sus peculiaridades culturales regionales y, por tanto, como algo que debe ser excluido de su territorio. Y eso es lo que han hecho. Si de verdad la razón de ser de esta decisión fuese evitar la “tortura” del toro habrían prohibido simultáneamente tradiciones propias de su región como el toro embolado. O ¿acaso el toro disfruta mucho cuando le prenden fuego a los cuernos y le pasean por las calles de un pueblo a patada limpia? Debe ser que sí. Esta decisión se toma en el mismo contexto en el que se persigue el uso del español, se impide la libre elección de lengua en los estudios, donde se pide multar a los taxis que lucieron la bandera de España durante el mundial e, incluso, cuando están estudiando prohibir la venta de productos como las muñecas flamencas o las castañuelas.

No sé por qué los toros exclusivamente merecen esa especial protección y no otros seres vivos. En comparación con otros animales los toros viven en plena naturaleza y bien cuidados durante 4 o 5 años y sufren 10 minutos de “tortura” al final de su vida. La mayoría de los animales que nos sirven para comer o vestirnos viven miserablemente desde que nacen. Algunos jamás ven la luz del sol ni pueden moverse de una jaula desde que nacen hasta que mueren. ¿No es eso tortura? ¿Por qué esa doble vara de medir?

Y puestos a hablar de protección a los seres vivos ¿qué pasa con los fetos humanos viables? Cuando se practica un aborto de un feto humano perfectamente formado de 4 o 5 meses, a veces de más, en el que el cuerpo es literalmente troceado en el seno materno ¿no sufre ese ser vivo? ¿no tiene derecho a protección alguna ese ser vivo? ¿Un feto humano no merece los mismos desvelos y la misma protección al menos que un visón, una foca o un toro? Parece que no. Resulta curiosa la coincidencia entre los partidarios del aborto y los prohibicionistas taurinos. Muy curiosa. A esa coincidencia hay que añadir una más en el caso de Cataluña el respaldo a la prohibición de quienes más se han significado en su antiespañolismo.