Un somero
repaso por la actividad de los Plenos de miles de Ayuntamientos permite
constatar en los mismos la presencia de una multitud de estadistas frustrados
disfrazados de humildes concejales al servicio de sus vecinos. En los salones
de Plenos de muchísimos Ayuntamientos resuenan grandilocuentes discursos de concejales
metidos a estadistas para defender mociones y propuestas sobre asuntos de
Estado que escapan a las competencias de los Ayuntamientos y cuyas resoluciones
carecen de la más mínima efectividad legal. Parece que vale todo y hay grupos
municipales que no tienen rubor alguno en embarcar a sus consistorios en
debates sobre la OTAN, sobre la Guerra de Irak, sobre la República o sobre el
sexo de los ángeles si es menester y si ello contribuye a la consecución de sus
fines partidistas por encima, si hace falta, del interés de sus representados y
de la propia institución municipal. Y en esta estrategia, que bien podría ser
calificada de filibustera, la izquierda española es especialista. Cuando la
izquierda no gobierna en el Estado o en una comunidad autónoma concreta los
Ayuntamientos son usados como caja de resonancia de sus propuestas: lo que no
han conseguido en las urnas lo agitan en los plenos municipales para provocar
el desgaste político del adversario aún sabiendo que los Ayuntamientos carecen
de competencias legales sobre la mayor parte de los asuntos que en esas
mociones son llevados a debate.
Y, si no
lo saben, deberían saberlo. Sin ir más lejos, en el Ayuntamiento de Alicante,
los concejales Pavón y Simón de Izquierda Unida han solicitado un Pleno
extraordinario para tratar un asunto que, al parecer, es muy urgente: un
hipotético referéndum sobre la monarquía o república, saltándose por supuesto
las previsiones de reforma de la Carta Magna. D. Miguel Ángel Pavón y D. Daniel
Simón piden que ese pleno se celebre cuanto antes ante la urgencia con la que
el Gobierno de España quiere tramitar la ley orgánica que daría amparo legal a
la abdicación de Juan Carlos I y a su sucesión por Felipe VI. Y como no quieren
quedarse atrás en esta carrera de despropósitos, los concejales del Grupo
socialista del Ayuntamiento alicantino también llevarán al Pleno una propuesta
de reforma de la Constitución que abarque el modelo de Estado y, además,
demandas sociales y económicas, de garantías jurídicas y de derechos ciudadanos.
No parece que se trate de un asunto de simple ignorancia política, de
desconocimiento de las competencias de un Ayuntamiento, no, porque tratándose
de un Ayuntamiento como el de Alicante que cuenta con 55 asesores para 29
concejales, parece que los ediles están suficientemente asesorados e informados
sobre su misión y sobre el contenido y alcance del trabajo por el que cobran. Parece
más bien que a nuestros ediles les importa un pito las competencias municipales
atribuidas a los Ayuntamientos por nuestras leyes y que anteponen sus intereses
partidistas, sus soflamas ideológicas, al interés y a las necesidades de los
vecinos de Alicante que les pagamos el sueldo con nuestros impuestos.
Argumentarán
en su favor que el Pleno debe debatir y reflejar el sentir de la calles y que
su libertad de opinión prevalece ante cualquier otra consideración. Lo de
siempre. Pero lo cierto es que un Ayuntamiento y sus concejales están para lo
que dice la Ley y para satisfacer las necesidades de los vecinos desde las
competencias municipales. Y para otras materias que no son de competencia
municipal los contribuyentes ya costeamos un parlamento regional y otro
nacional. Utilizar los medios municipales y el dinero de los contribuyentes
para otros fines que no sean los expresamente señalados por la Ley se llama
malversar fondos públicos.
Elegimos
a los concejales y les pagamos para que se ocupen de nuestra ciudad y falta le
hace, por cierto. Nuestros concejales están unos para gobernar y otros para
controlar la acción de gobierno y proponer alternativas de gobierno municipal.
Falta hace que alguien se ocupe en serio de acabar con la sensación de podredumbre
que parece haber invadido la gestión municipal. Falta hace que se denuncie el
abandono que se detecta en muchos de nuestros barrios y nuestras calles, que se
acaben infraestructuras aletargadas desde hace años y que se planifiquen las
imprescindibles para maximizar la posición estratégica de nuestra ciudad. Falta
hace que se potencie nuestro comercio, nuestro turismo, nuestras actividades
empresariales. Falta hace que se acabe con la espiral inflacionista de los
tributos municipales y que se acabe con la falta de transparencia y las
irregularidades en las contrataciones municipales. La lista de las tareas a
realizar por nuestros concejales es inmensa y es para esas tareas
exclusivamente municipales para las que los contribuyentes alicantinos les
pagamos. No para otras. Y mientras algunos no cambien el paso será imposible
que nuestra ciudad recupere el peso y el brillo que algunos incompetentes le
han robado.
Santiago
de Munck Loyola
http://santiagodemunck.blogspot.com.es/
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