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miércoles, 20 de octubre de 2010

El “gatillazo” de la reforma de la Ley Electoral. (2ª parte).

Una de las reformas propuestas para mejorar la representatividad de las instituciones ha sido formulada insistentemente por IU que se considera muy perjudicada por el actual sistema. Su propuesta incluye elevar el número de diputados del Congreso al máximo previsto por la Constitución, es decir, a 400 diputados. Con el sistema vigente, una vez asignados los diputados mínimos por provincias, dos, sólo quedan 248 diputados para distribuir según la población de cada provincia. Es evidente que aumentando el número de diputados a 400 se mejora la proporcionalidad ya que el número de diputados a distribuir según la población pasa de 248 a 298. Sin embargo, no es suficiente. La proporcionalidad puede mejorar reformando también el art. 162.2 de la LOREG asignando un diputado inicial por provincia en lugar de los dos actuales. Con ello, habría 348 diputados a distribuir según la población.

Con 400 escaños en el congreso y un diputado inicial por provincia en lugar de dos, podemos comparar cómo quedaría el reparto de escaños por circunscripción electoral en relación al sistema actual:
Con esta distribución (400 diputados y 1 diputado inicial por provincia) se mejora algo la representación y las diferencias se hacen menores, pero aún así no se resuelve la desigualdad:

- Ahora, en Madrid hay 1 diputado por cada 182.483 habitantes mientras que en Soria hay 1 diputado por cada 47.550 habitantes.

- Con 400 diputados y sólo 1 inicial por circunscripción, en Madrid habría 1 diputado por cada 130.345 habitantes, mientras que en Soria seguiría habiendo 1 diputado por cada 47.550 habitantes.

Es cierto que la diferencia disminuye mejorando algo la representatividad pero aún así resulta insuficiente. Con 400 diputados, en las 37 mayores circunscripciones electorales haría falta entre 100.000 y 130.000 habitantes para asignar un diputado. Mientras que en 15 circunscripciones habría 1 diputado con menos de 100.000 habitantes. Dicho de otro modo, habría 361 diputados que representarían a una media de 120.596 habitantes por diputado (las 37 mayores circunscripciones) y 39 diputados que representarían a una media de 82.319 habitantes por diputado. El problema se origina lógicamente por la asignación del diputado mínimo inicial (dos según la LOREG vigente) impuesto por la Constitución. Aunque insuficiente, se trata de una mejora en la calidad de la representación de los diputados y desdeñar esta propuesta, tal y como se ha hecho ya, escudándose en la inoportunidad del aumento del gasto en tiempos de crisis resulta un claro desprecio hacia el conjunto de los ciudadanos que contemplamos atónitos cómo se tira el dinero público en asuntos mucho menos trascendentes y que, desde luego, no afectan a la calidad democrática de nuestras instituciones representativas.

Santiago de Munck Loyola

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