Translate

domingo, 22 de enero de 2012

Sierra Nevada: una estación bajo mínimos.

Hace seis años empecé a esquiar. Como mis hijos son unos incondicionales de la montaña y del esquí, decidimos pasar las Navidades en la estación de “La Molina”. Junto a Pablo, Luz y Marcos, mis nietos, me inscribí en un curso de iniciación al esquí. Pasamos mucho frío, me torcí un tobillo, pero disfruté de la montaña, del aire libre y del deporte como hacía mucho tiempo. Y me enganché. Y lo hice de tal forma que cada quince días nos íbamos a Sierra Nevada a esquiar. Allí, tras algunas clases particulares, empecé a disfrutar de las pistas rojas y después de las negras. Si algo tiene de especial la estación de Sierra Nevada es el sol. Un sol fuerte, limpio y deslumbrante que hace olvidar el intenso frío que, en ocasiones, podría desalentar la práctica del esquí. Y cuando el mal tiempo impide esquiar se puede disfrutar, en poco tiempo, de los tesoros y la belleza de una ciudad como Granada, de un paseo por las playas de Motril o por los encalados pueblos de la Sierra.

Cuando empezamos a frecuentar la Estación de Sierra Nevada, hace cinco años, muchos fines de semana o en Navidades estaba colapsada. Era muy difícil encontrar un hueco para aparcar en sus calles o una mesa para comer en la plaza de Pradollano. En muchas ocasiones había que esperar más de una hora para poder coger el telecabina para poder subir a las pistas y una vez arriba la mayor parte de los remontes se encontraban colapsados con esperas medias superiores a los veinte minutos. En los restaurantes de las pistas siempre había mucha gente y nadie se libraba de guardar cola durante bastante tiempo para poder tomar un simple café.

Ahora, el panorama es muy distinto. Desde hace casi dos años, no hay problemas de aparcamiento, no hay colas ni para tomar los telecabinas, ni para comprar los forfaits, ni para conseguir una mesa para comer. La crisis se ve, se palpa. El esquí es un deporte caro, eso es evidente y la crisis se lo está llevando por delante.

Sin embargo, llama mucho la atención la falta de capacidad de adaptación de los responsables de la Estación para afrontar una situación económica tan difícil como la que estamos viviendo. La Estación de Sierra Nevada es, casi con seguridad, la estación más cara de España. Dada su ubicación es, fuera de Andalucía,  el destino más cercano para los esquiadores de Alicante y Murcia. Pero, en las actuales circunstancias, son cada vez más los deportistas de estas provincias que optan por destinos más lejanos. ¿La razón? Los exagerados precios de Sierra Nevada. Parece que los responsables de la Estación, amarrados a la ventaja de su ubicación, no están dispuestos a mejorar sus tarifas para competir con otras ofertas más atractivas. ¿El resultado? La Estación medio vacía. Prefieren mantener unos precios altos aún a costa de perder usuarios. Puede que las cuentas les salgan, a pesar de esta pérdida de usuarios, rentables, pero a quienes no beneficia es a hosteleros y comerciantes de la zona.

Al día de hoy es fácil encontrar ofertas de esquí en Andorra, Pirineos y Alpes franceses que incluyen alojamiento, desayuno y forfait para seis días por menos de 190 euros, mientras que en Sierra Nevada sólo el forfait de seis días cuesta ya 230 euros. Súmese a esa cantidad el alojamiento y desayuno y será muy fácil deducir la falta absoluta de competitividad de Sierra Nevada. Por tres horas más de viaje no son pocos los que se animan a ir a Andorra donde, además, se puede disfrutar de muchos más kilómetros esquiables. Precios altos y pocos usuarios podrán salvar la cuenta de resultados de Cetursa, empresa explotadora de la estación, pero no así la de los cientos de comerciantes y hosteleros del lugar. Están matando la gallina de los huevos de oro como en tantos otros sectores turísticos de nuestro país. Y, lo peor de todo, es que lo está haciendo una sociedad pública dependiente de la Junta de Andalucía. La Estación de Sierra Nevada está mal gestionada, se mire por donde se mire, y no hay más que hablar con los residentes para comprobarlo.

Santiago de Munck Loyola

miércoles, 18 de enero de 2012

De Guindos y Carmen vela ¿harina del mismo costal?

El nombramiento de la socialista y pro abortista Carmen Vela como Secretaria de Estado por parte del nuevo gobierno del PP ha abierto una polémica que aún está lejos de cerrarse. El ministro de Guindos, en lugar de guardar silencio sobre este tema al igual que le ha pedido que haga el ministro Montoro sobre otros asuntos en los que su incontinencia verbal ha ocasionado problemas de comunicación al nuevo ejecutivo, ha salido ahora en defensa de su patrocinada afirmando que es una  "persona de confianza" a la que hay que valorar "por la forma en que realiza su trabajo" y ha asegurado que tiene "un currículum muy importante".

Quizás el Ministro de Guindos debería empezar por ilustrarse un poco más y estudiar o, al menos, leer los estatutos del Partido Popular para hacerse una ligera idea de qué tipo de partido es el que le ha hecho Ministro y repasar las ponencias de carácter ideológico debatidas y aprobadas en los Congresos Nacionales del Partido Popular.

Es muy posible que D. ª Carmen Vela Olmo sea una “persona de confianza” del Ministro. Él sabrá por qué. Pero esa circunstancia no implica que lo sea de los miles de militantes y votantes del PP que hemos pedido el cese de esta señora. Y lo hemos pedido porque entendemos que existen sobradas y lógicas razones para pedirlo. No se trata de ningún capricho. Que el Sr. De Guindos tenga “plena confianza”, se supone que confianza política, en una persona que hace poco más de dos meses no creía en el programa electoral del Partido Popular ni le merecía confianza alguna Mariano Rajoy para gobernar España y que, consecuentemente pedía el voto para Rubalcaba, constituye no sólo todo un misterio político, sino una actitud francamente sospechosa. La actitud política de la Sra. Vela, pedir el voto para uno y gobernar con el contrario, pone de manifiesto una evidente falta de principios éticos y políticos. Si la ausencia de principios éticos merece la plena confianza del Ministro para un cargo de tanta relevancia, quien sobra entonces además es el propio Ministro. D. ª Carmen Vela Olmo es un claro caso de transfuguismo. Se ha vendido al mejor postor y eso no puede tener cabida en un Gobierno del Partido Popular a no ser que se quiera trasladar un mensaje tan denigrante como éste a la ciudadanía. ¿Alguien ha escuchado a la Sra. Vela decir que se equivocó hace dos meses pidiendo el voto para el PSOE? ¿Alguien la ha escuchado pedir perdón por los insultos y descalificaciones vertidos contra los populares y sus votantes en aquel acto público de 2008 en el que ella participó como portavoz de los “zejateros” subvencionados? A que no. ¿Quiere decir ésto que el Sr. De Guindos comparte la actuación de la Sra. Vela?

Miente el Sr. De Guindos al justificar el nombramiento de esta socialista esgrimiendo el supuesto “curriculum importante” de la misma. Miente y lo sabe. La Sra. Vela será una excelente investigadora. Eso no se discute. Pero del mismo modo que el excelente curriculum deportivo de Rafa Nadal no le habilita para dirigir la Dirección General de Urbanismo, por ejemplo, el supuesto excelente curriculum científico de D.ª Carmen Vela Olmo no la habilita para dirigir la Secretaría de Estado, porque una Secretaría de Estado no es un laboratorio, ni una empresa subvencionada como la de esta Señora, sino un departamento político del Gobierno que debe dirigirse, además, conforme a un programa votado por la mayoría de los ciudadanos entre los que, por si fuera poco, no se encuentra la Sra. Vela.  Es más, ni siquiera en ese curriculum se refleja experiencia alguna en el ámbito de las administraciones públicas. ¿O acaso piensa el Ministro que la experiencia en administraciones públicas y los estudios universitarios específicos no tienen valor alguno? Si es así, dígalo claramente, que cualquiera puede valer para ocupar una Secretaría de Estado con tal de que en su profesión, sea cual sea, sea bueno y, por supuesto, cuente con la confianza exclusiva de quien le promociona.

Este nombramiento carece de justificación racional alguna y responde, a la luz de lo anterior, a un claro y evidente caso de amiguismo. Es un insulto y un desprecio a todos cuantos han, o hemos, trabajado estos años por un cambio en el Gobierno de España y entre los que no ha brillado, evidentemente, el Sr. De Guindos que andaba muy atareado en las historias de Lehman Brothers de España. Este nombramiento es un error, un despreciable error. Podrán empeñarse en no rectificarlo, pero eso pasará factura. Un servidor con todo el dolor de corazón, por primera vez en su vida, dejará de votar a su Partido mientras esta señora siga ahí. Sé que no es significativo, pero es una cuestión de principios.

Santiago de Munck Loyola

martes, 17 de enero de 2012

D. Manuel Fraga Iribarne.

Esta tarde ha sido enterrado en el pueblo de Perbes Manuel Fraga Iribarne cerrando una etapa pública de 60 años. Desde muy pequeño escuchaba su nombre en casa. Mi padre, profesor de idiomas, daba clases particulares a algún colaborador directo del entonces Ministro de Información y Turismo y a algún familiar muy cercano al mismo, si no recuerdo mal.

Desde los años 70 seguí constantemente su trayectoria política. Leía sus libros, sus artículos y desde la fundación de Alianza Popular me convertí, primero en seguidor de la misma, y más tarde en afiliado. En 1977, en la zona de Chamartin, existía una sede de AP, en un chalet cerca de la Av. De Pío XII, en la que se distribuía una gacetilla que se titulaba curiosamente “fragancia popular”.

Mucho se ha escrito estos días sobre D. Manuel, mucho y para todos los gustos. Quizás haga falta que el tiempo transcurra más para poder tener una visión más objetiva del alcance y significado de una figura tan controvertida como la de Fraga, pero es inevitable que cada uno, desde su perspectiva, desde su simpatía o su fobia, plasme sin objetividad sus sentimientos. Si hay algo indiscutible es que una personalidad tan fuerte como la de de Fraga no deja indiferente a nadie.

Desde la admiración que me produce la inteligencia, la capacidad de trabajo y la honestidad indiscutible de Manuel Fraga no puedo, por menos, que rechazar de plano muchas descalificaciones que se han vertido desde el sectarismo, el revanchismo y el odio, en muchos casos fundamentadas en la ignorancia oi en la manipulación grosera de la historia. Para reivindicar la memoria histórica no hace falta prostituir los hechos que conforman nuestro pasado reciente.

Prueba de ese sectarismo contumaz y de ignorancia supina es el siguiente ejemplo extraído de un blog refiréndose a Fraga: “…si un tipo es capaz de estar bajo gobiernos de Franco, con el cargo de ministro, durante los años sesenta, y además sentarse en un consejo de ministros que decidió, de forma corresponsable, el asesinato de Julián Grimau, simplemente por ser comunista, sólo puede ser lo que fue. Un tipo despreciable.” Cuando lo cierto es que ningún Gobierno decidió ningún asesinato, ni el de Grimau, ni el de nadie. Julián Grimau, enviado desde el exilio a España por Carrillo en los años 60 pese a la advertencias de personas como Claudin o Semprún que entendían que esa misión equivalía a enviarle a una encerrona, fue responsable, como todo el mundo sabe, de decenas de casos de tortura y asesinatos de civiles cometidos en una checa de Barcelona durante la guerra civil y como tal fue juzgado y condenado por un tribunal, no por ningún Consejo de Ministros. No fue condenado por ser comunista, sino por los crímenes que había cometido. Y para qué mencionar las constantes referencias a los sucesos de Vitoria en los que el Ministro de Gobernación en funciones era Adolfo Suárez ya que Fraga estaba de viaje oficial en Alemania. No importa, la verdad a algunos no les importa mucho.

Pero, claro, que con tal de enfangar y reabrir heridas todo vale, hasta simplezas como la anterior que descalifican a quien las profiere aunque siempre habrá otros simples dispuestos a aceptarlas como dogmas con tal de alimentar odios ancestrales y reafirmar convicciones instintivas más que racionales. Allá ellos, pero qué pena.

Lo cierto es que se ha ido un gran hombre, un hombre de estado, un pensador político, un animal político de los pies a la cabeza, una persona tremendamente honesta, el artífice de la democratización y modernización de la derecha española que contribuyó en gran medida, lo quieran reconocer o no, a que la transición fuera posible. Descanse en Paz Don Manuel.

Santiago de Munck Loyola

domingo, 15 de enero de 2012

Ellos despilfarran, nosotros lo pagamos.

“El dinero público no es de nadie”  dijo hace unos años la inefable ministra de Zapatero, Carmen Calvo, y aunque parezca mentira semejante estupidez parece que es compartida, aunque nunca lo admitirían, por una buena parte de la clase política española, a la luz de los resultados y la forma en que lo manejan. El despilfarro del dinero público, del dinero de todos, estos últimos años ha sido evidente y generalizado, a pesar de que el exministro Sebastián sólo lo admitiese como una excepción en algunos casos de los Planes E. La realidad es muy distinta a lo que la clase política está dispuesta admitir y la responsabilidad en estos despilfarros está muy repartida entre todos los colores de las formaciones políticas, aunque algunos son más responsables que otros por la sencilla razón de que han tenido la oportunidad de manejar más y mayores presupuestos públicos.

Hace tan sólo dos días Antena 3 emitió un programa en el que se daba cuenta de algunos de los despilfarros en obras públicas más escandalosos de estos últimos años: aeropuertos cerrados, aeropuertos con 9 pasajeros al día, autopistas sin vehículos, trenes ruinosos, estaciones para el AVE sin usar o completamente infrautilizadas, gigantescos complejos culturales inacabados y ruinosos y un largo etcétera de obras públicas sin sentido. En los últimos diez años, nuestros gobernantes han dilapidado más de 15.000 millones de euros en este tipo de obras que carecen de rentabilidad económica y social y que constituyen un pesado lastre pues al coste de su construcción hay ahora que sumar los gastos de mantenimiento.

Un pozo sin fondo al que las arcas públicas deben seguir suministrando millones de euros para que dichas obras se mantengan en pie, aunque nadie las utilice.

Los famosos Planes E no sirvieron al objetivo principal para el que fueron diseñados: reactivar la economía y crear empleo. Su puesta en marcha significó para muchas corporaciones locales la oportunidad de dotarse de infraestructuras necesarias pero que, ahora, en tiempos de crisis, hay que mantener lo que supone un incremento de los gastos corrientes de dichas corporaciones precisamente cuando los ingresos corrientes han caído en picado.

El error de aquellos Planes fue rápidamente imitado por muchas Comunidades Autónomas. Nada menos que 5.000 millones de euros destinó la Junta de Andalucía a su particular Plan E y 2.500 millones de euros destinó la Generalitat Valenciana al suyo, el Plan Confianza. Ahora recogemos lo sembrado: muchas obras del Plan Confianza están paralizadas por la sencilla razón de que la Generalitat Valenciana no paga a los promotores de las obras aprobadas. Y no son pocas las empresas las que están en situación de quiebra por culpa de los impagos de las administraciones públicas.

Da la sensación de que como “el dinero no es de nadie” se ha venido gastando sin el cuidado y la responsabilidad que cualquier persona normal pone cuando se trata de su propio dinero. ¿Se han hecho estudios de viabilidad para todas estas inversiones? ¿O se decide construir, por ejemplo, un aeropuerto sin los estudios económicos que avalen y justifiquen la inversión? ¿No deberíamos conocer el nombre de la empresa o de los técnicos que informaron favorablemente para la construcción de un aeropuerto en Huesca que cuenta con sólo 9 pasajeros al día? Y si se decidió en su día acometer estas millonarias inversiones sin los pertinentes estudios de viabilidad ¿no deberían incurrir en algún tipo de responsabilidad los políticos que adoptaron tales decisiones? Habrá quien sostenga que esa responsabilidad se determina en las urnas. Pero no, no basta. Además de la responsabilidad política hay una responsabilidad económica que debería ser depurada.

No conviene olvidar que el montante de estas inversiones ruinosas es muy superior, sin sumar el coste de su mantenimiento actual, a los recortes que el Gobierno de la Nació se vio obligado a adoptar el pasado 31 de diciembre. La clase política nos sube los impuestos porque ha despilfarrado, así de sencillo. Sin estos despilfarros no sería necesario ni subir los impuestos, ni congelar salarios a los funcionarios, ni recortar en educación, sanidad, defensa, … Y, hablando de recortes, llama la atención que haya dirigentes políticos que prefieran recortar en la sanidad de sus ciudadanos antes que suprimir seudo embajadas en el extranjero o antes de eliminar canales de TV ruinosos. Pero eso es harina de otro costal que habrá que analizar en otra ocasión.

Santiago de Munck Loyola


viernes, 13 de enero de 2012

Otegui y Hitler en la misma categoría.

El Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua ofrece sobre la palabra absurdo, da las siguientes definiciones:
(Del lat. absurdus).
1. adj. Contrario y opuesto a la razón; que no tiene sentido. (Usado también como sustantivo).
2. adj. Extravagante, irregular.
3. adj. Chocante, contradictorio.
4. m. Dicho o hecho irracional, arbitrario o disparatado.

Y es ésta la palabra que me viene a la mente al enterarme de algunos acontecimientos o al escuchar algunas de las noticias de actualidad difundidas por los medios de comunicación. Vivimos en una sociedad y en un mundo plagado de absurdos, de situaciones contrarias y opuestas a la razón, que no tienen sentido, que son extravagantes, irregulares, chocantes y contradictorias.

Durante décadas el mundo ha estado dividido en dos grandes bloques enfrentados y en el seno de la confrontación subyacía, como causa última justificativa de la misma, diferentes concepciones sobre la forma de organizar las relaciones económicas y el alcance de las libertades públicas. Dicho de otra forma y simplificando, en un bloque se defendían las libertades incluida la de explotar económicamente a los semejantes y, en el otro, primaba la defensa de los explotados quienes teóricamente administraban también las libertades públicas. Millones de seres humanos murieron en este período a causa de este enfrentamiento. Cada bloque intentaba imponer sus posiciones a lo largo y ancho del mundo.

Hoy, del segundo bloque, el comunista, sobreviven poco más de tres estados y uno de ellos es el estado chino. Y lo absurdo es que la República Popular China, con un 1.333.000.000 de habitantes, último gran exponente del comunismo es uno de los mayores bastiones de la explotación económica entre seres humanos. Conviven allí ejemplos de inmensas fortunas con niveles de extrema pobreza ampliamente extendida. Es decir, que en nombre de la igualdad, de la justicia proletaria y del anticapitalismo, 1.333 millones de seres humanos sufren las consecuencias de un sistema económico explotador, capitalista, y sin los más esenciales derechos políticos y libertades públicas. Absurdo ¿no?

Y qué decir ya del régimen de Corea del Norte, otro de los supervivientes del mundo comunista. Allí, la economía sigue fiel a los cánones estalinistas con la consecuencia de hambrunas y miseria. Pero el régimen coreano se identifica además por ser una “monarquía semidivina” comunista. En este reducto del materialismo histórico, “los cielos” se alegraron el día que nació su actual líder y presidente, Kim Jong-un, uno de los pocos “gorditos” que habita en aquellas lejanas tierras. La proletaria igualdad entre los seres humanos tiene una excepción, la jefatura del estado, que se hereda de padre a hijo en este paraíso comunista. Absurdo ¿no?

Sin ir tan lejos uno puede toparse con muchos otros absurdos, algunos más relevantes y significativos que otros. Circula por ahí la iniciativa de unos cuantos descerebrados, con no sé qué RH, para solicitar la concesión del Premio Nobel de la Paz al terrorista Arnaldo Otegui.

Para los promotores de semejante idea, el hecho de que este individuos forme parte de una organización responsable del asesinato de cientos de ciudadanos españoles no es “óbice, obstáculo o valladar infranqueable” para elevarle a la misma categoría que a la de la Madre Teresa de Calcuta o de Martin Luther King. Claro que puestos a recordar absurdos ya hubo en 1934 un diputado sueco al que se le ocurrió proponer para el mismo galardón a Adolf Hitler, iniciativa que evidentemente no prosperó.

Para no caer en lo absurdo, bueno será que la iniciativa a favor de Otegui también se quede en una propuesta frustrada, como la de Hitler, y permanezcan los dos consecuentemente en la misma categoría.

La verdad es que este mundo está lleno de absurdos y no tenemos que irnos muy lejos para observarlos.

Santiago de Munck Loyola.

jueves, 12 de enero de 2012

Mentiras y cinismo socialistas.

Aunque es muy habitual en el PSOE, el debate de ayer en el Congreso entre el Ministro Montoro y el Portavoz Socialista Alonso evidenció una vez más la técnica permanente de los socialistas de reescribir el pasado, aunque éste sea tan reciente que tal pretensión se exprese como lo que es en toda su extensión: una burda mentira.

“Miente que algo queda” debe ser la consigna impuesta en las filas socialistas y a ello se aplicó con fingido convencimiento el Sr. Alonso. Tiene lo suyo que los autores de la mayor estafa política de los últimos años se atrevan de acusar al Partido Popular y al actual Gobierno de haber cometido un tremendo engaño para llegar al poder a propósito de las medidas económicas de carácter de urgencia adoptadas el pasado 31 de diciembre.

Dijeron a finales de 2007 que no había crisis y era antipatriótico mencionarla. En 2008 afirmaban, cubriéndose de ridículo internacional, que España se encontraba en Champion League de las economías y que los franceses nos miraban con envidian y hasta con temor porque España iba a superar ya a Francia en los niveles de renta. Después, ya instalados en medio de una tremenda recesión, anunciaron la aparición de los famosos brotes verdes que, al menor un servidor, nunca ha visto. Y, mientras tanto, a gastar el dinero a manos llenas: Planes E, millonarias subvenciones repartidas a diestra y siniestra (más a siniestra que a diestra), etc. Y se fueron, diciendo a los españoles el pasado 18 de diciembre por boca de la Ministra Salgado que el déficit público no superaría el 6 % cumpliendo así los compromisos internacionales del Gobierno de España. Ya.

En el “modélico traspaso de poderes” los socialistas ocultaron al nuevo Gobierno la realidad del déficit y ésta no se conoció oficialmente hasta el pasado 27 de diciembre de mano de los técnicos del Ministerio de Economía.

A la luz de estas consideraciones parece evidente que la Sra. Salgado, o sea el Gobierno socialista, mintió con todo descaro a la opinión pública en plena campaña electoral al anunciar un déficit que sabía perfectamente que no era real. E igualmente parece evidente que ahora miente el Sr. Alonso al afirmar que el Partido Popular sabía en campaña electoral que el déficit era mayor y que engañó a los electores al no explicar que se iban a tomar, en caso de ganar las elecciones, las medidas presupuestarias y fiscales que se han adoptado el pasado mes de diciembre. Porque si fuera como dice el Portavoz socialista nos encontraríamos ante una situación surrealista: la Ministra comunicando un déficit falso a la opinión pública y simultáneamente dando el déficit correcto al PP en plena campaña quien, según esta descabellada tesis, se lo callaría para no explicar cómo afrontarlo en caso de ganar las elecciones.

El problema del Sr. Alonso es que ayer hizo un gran esfuerzo por dotar a sus palabras de una credibilidad imposible de sostener. Un cursillo de teatro no le vendría mal. Si además, hubiese esperado unos meses para hacer sus peregrinas afirmaciones quizás habría podido engañar a algún incauto, pero tan cerca de los hechos no cuela. Por mucho que se suban a la escalera para reescribir la historia reciente en las paredes de la granja, no cuela.

Y a esta afición o técnica basada en la mentira hay que añadir un posible desdoblamiento de personalidad o una sobredosis de cinismo: criticar unas medidas cuando ellos mismos impulsaron otras muy similares, aunque más injustas desde una perspectiva social, tiene su aquel. Que los que hace tan sólo unos meses subieron el IVA para todos, ricos o pobres, subrayen que un incremento de impuestos diseñado con criterios de progresividad sólo sirve para crear más paro es mencionar la soga en casa del ahorcado. Ahora va a resultar que los socialistas españoles están en contra de las subidas de impuestos progresivas y que el desempleo les quita el sueño. Vivir para ver.

Santiago de Munck Loyola

miércoles, 11 de enero de 2012

Carta abierta a Dª. Carmen Vela Olmo, Secretaria de Estado.

11-01-2012

Señora Vela:

Permítame que inicie esta carta sin encabezarla con la habitual y protocolaria felicitación que, en otros casos, sería de obligado cumplimiento pero que en el suyo sobra.

Deseo trasladarle mi estupor e indignación por el nombramiento de Secretaria de Estado que ha sido perpetrado sobre su persona por parte del Gobierno de la Nación recientemente constituido. La vida es así, una caja llena de sorpresas a veces francamente desagradables. Tanto esfuerzo, tanto sacrificio, tanta dedicación a la promoción de la causa y de los valores socialistas para nada, para que ganen al final las elecciones estos del PP y la nombren a usted Secretaria de Estado, nada menos, del Ministerio de Economía. Una injusticia. Comprendo perfectamente cómo debe sentirse. Alguien que, como usted, en 2008 leyó aquel Manifiesto de la Plataforma Paz en defensa de la gestión del gran estadista Zapatero, rodeada de tantos y tantos queridos compañeros de la ceja, debe encontrase en estos momentos postrada por la nostalgia y cargando con esta injusta cruz de la Secretaría de Estado recién estrenada. ¡Qué tiempos aquellos! Seguramente aún resonaran en sus oídos las valientes palabras de su amigo, aquel director de cine José Luis Cuerda, llamando imbéciles a los del PP, a esa turba de ignorantes que finalmente ha llegado al poder en España pese a todos sus esfuerzos para evitarlo. Y no será porque usted, como una auténtica heroína, no ha permanecido hasta el final en la trinchera de la vanguardia zapateril. No, todos la hemos visto.

Usted, Señora Vela, ha permanecido firme en el barco sociata hasta su hundimiento blandiendo como sólo sabe hacerlo alguien como usted las banderas de su amiga Aido y de las subvenciones millonarias y pidiendo hace poco más dos meses el voto para Rubalcaba. Su voto para Rubalcaba, su odio hacia el pp y sus votantes, su desprecio hacia al programa de Rajoy no han valido de nada. Han ganado y encima le han nombrado Secretaria de Estado. ¿Cabe mayor injusticia? No, claro que no.

Con lo bien que estaba usted en su empresa recibiendo millones de euros en subvenciones ahora a cargar con este “marrón”. No hay derecho, Señora Vela. Si hubiese tenido usted algún mérito para que la nombraran, sería lógico y razonable que lo hubiesen hecho, pero todos somos conscientes de que no ha sido así y comprendemos de sobra cómo debe sentirse. Tener que gobernar tapándose la nariz debe ser muy fuerte: sin experiencia previa en la administración pública, con un partido al que odia, rodeada de gente a la que desprecia, aplicando un programa en el que no cree e inspirado en unos principios con lo que no comulga debe ser insufrible, Señora Vela.

La comprendo Señora Vela pero quiero decirle que no hace falta que se sacrifique de esta forma en contra de sus nobles ideales y altos principios. No hace falta, váyase a casa y a sus verdaderos amigos. España seguramente podrá sobrevivir sin su desinteresada contribución. No se preocupe por quien desvergonzada y misteriosamente la propuso para este puesto que, a buen seguro, encontrará recambio más adecuado. Hágase un favor Sra. Vela y hágaselo a las personas coherentes y decentes que en España son muchas: dimita y váyase a casa.

Santiago de Munck Loyola

domingo, 8 de enero de 2012

La política económica del Gobierno: ¿Más de lo mismo?

Las recientes medidas económicas de carácter urgente adoptadas por el Gobierno de Rajoy han producido desconcierto más entre los propios que entre los extraños. En efecto, entre el importante paquete de medidas iniciales el Gobierno ha aprobado un incremento “temporal” de determinados impuestos. Reducción del gasto con la aprobación de algunos recortes presupuestarios e incremento de la recaudación con el visto bueno a determinados incrementos impositivos constituyen las dos principales bazas para atajar el déficit existente que, según parecen haber descubierto, es mayor del que venía anunciando el Gobierno socialista saliente.

Llama la atención, en primer lugar, que en un exceso de cortesía política, evidentemente inmerecida, los portavoces del nuevo Gobierno hayan hablado de la existencia de un traspaso de poderes ejemplar. ¿Dónde está la ejemplaridad? ¿En que los ministros cesantes no se han atrincherado tras las mesas de los despachos ministeriales? Si ejemplar es mentir sobre el déficit del Estado a los ministros entrantes, que venga Dios y lo vea. Hablar de un traspaso ejemplar en estas condiciones es, desde luego, engañar a la opinión pública y lo cortés no quita lo valiente. El Gobierno saliente se ha ido mintiendo una vez más. Así de claro y así de poco ejemplar.

En segundo lugar, las medidas adoptadas, por mucho que se alegue la existencia de un déficit superior al previsto o al anunciado por el Gobierno saliente, desconciertan profundamente a quienes desde hace años venimos sosteniendo la existencia de una política económica diferente. Los recortes presupuestarios son absolutamente necesarios y los inicialmente adoptados por el Gobierno son, con seguridad, la punta del iceberg, pero son, en todo caso, claramente insuficientes y, en algunos casos, tienen un carácter más bien simbólico. Hay mucho más campo donde meter la tijera y, según parece, en el segundo paquete de medidas adoptadas por el Gobierno, se ha avanzado algo más en esa dirección.

Sin embargo, lo que chirría desde una perspectiva liberal conservadora es el incremento de la fiscalidad. Recortes y aumento de impuestos eran, al parecer, las dos únicas técnicas usadas hasta ahora por el anterior gobierno para reducir el déficit y de su carácter socialdemócrata nadie duda. Y las nuevas medidas adoptadas por el Gobierno de Rajoy parecen señalar que el Gobierno ha apostado por profundizar en esa línea de carácter socialdemócrata rompiendo así con una trayectoria y unas perspectivas que configuraban una auténtica alternativa económica.

La reducción del déficit exige recortar gastos y aumentar los ingresos. En el recorte de gastos queda mucho campo por explorar. A título de ejemplo, recortar las subvenciones a partidos, sindicatos y patronal en un 20 % es claramente insuficiente. ¿Por qué no el cien por cien? ¿Tiene lógica alguna aumentar los impuestos para poder seguir pagando el 80 % restante? ¿Y el gigantesco parque móvil? ¿Y las televisiones públicas deficitarias? ¿Y los salarios de sus Señorías, los móviles, las dietas, los viajes,…? ¿Por qué no se minoran las transferencias a las Comunidades Autónomas en proporción al coste de los servicios públicos duplicados con los del Estado?

En cuanto al ámbito del incremento de ingresos, un incremento “temporal” de los impuestos conllevará irremediablemente a una nueva reducción del consumo. Con menos dinero en el bolsillo, los ciudadanos reduciremos nuestro consumo y a menos consumo, menos actividad productiva y, por tanto, más desempleo. Es de cajón. La denostada curva de Laffer demostró su efectividad en los Gobiernos de Aznar: la recaudación tributaria del Estado se incrementó con menores tipos impositivos. No tiene, por tanto, mucha lógica ni coherencia alguna con los antecedentes el anunciado incremento de impuestos. El aumento de ingresos puede lograrse ampliando las medidas anunciadas de lucha contra el fraude fiscal. Centrarse como se ha anunciado en el control de los pagos en efectivo constituye el “chocolate del loro” en la persecución del fraude fiscal. Según los técnicos de hacienda la puesta en marcha de otras medidas podría hacer incrementar la recaudación en más de 30.000 millones de euros. Puede también lograrse un aumento de ingresos con la venta de activos de las administraciones públicas, del Estado, tales como participaciones en sociedades, empresa pública y bienes inmuebles. Y, desde luego, se produciría un incremento de la recaudación de ingresos con una bajada de impuestos que reactivara el bajo consumo existente, incentivara la inversión y generase la creación de puestos de trabajo: a más empleados, más contribuyentes, más consumo y más recaudación.

Es de suponer, a falta de explicaciones públicas, que el incremento “temporal” de impuestos obedece a la imperiosa necesidad de obtener liquidez con la que reducir drásticamente el déficit y contentar, de paso, a los mercados y a la Señora Merkel y que, se ha acudido a esta incoherente medida porque no era posible apostar por su reducción como motor de la reactivación económica a medio plazo. En todo caso, conviene recordarlo, no se trata de medidas programáticas anunciadas previamente y suponen un cierto continuismo que podrá de momento aliviar algo las maltrechas arcas públicas, pero que a medio plazo no servirá para generar empleo, que es o debería ser la principal prioridad del Gobierno.

Santiago de Munck Loyola

martes, 3 de enero de 2012

Rajoy nombra a una sinvergüenza Secretaria de Estado.

Cuando esta mañana me he desayunado con la noticia no me lo podía creer: Rajoy ha nombrado Secretaría de Estado de investigación, desarrollo e innovación a una destacada socialista a propuesta del Ministro de Economía, Luis de Guindos.Y de la sorpresa he pasado a la perplejidad y, después, a la indignación. ¿Tanto esfuerzo durante tantos años para esto? Es seguramente lo que se preguntará cualquier militante del PP, lo que se preguntará cualquier persona normal y decente.

La flamante Secretaría de Estado, Doña Carmen Vela Olmo, ha sido hasta hace poco más de un mes una relevante postulante de la causa socialista. En 2008 fue la encargada de dar lectura pública al manifiesto de los de la zeja en apoyo del inefable Zapatero. Ahí están los vídeos en los que esta conversa de último minuto leía el llamamiento de los subvencionados zejateros para que no volvieran al poder los tristones peperos con Rajoy a la cabeza.

Y no hace ni dos meses que esta señora andaba apoyando a Rubalcaba para evitar que el que ahora la acaba de nombrar Secretaria de Estado llegase a Presidente.

No cabe mayor despropósito que este nombramiento. De esta elección parece deducirse que en todo el Partido Popular no hay ningún militante o simpatizante capaz de desempeñar esta Secretaría de Estado. Bueno es saberlo, pero nos lo podrían haber dicho antes de ir a votar. La designación de esta señora es todo un desprecio a los militantes populares que durante los últimos ocho años se han estado partiendo la cara para lograr que Rajoy fuera Presidente mientras que esta señora los insultaba y despreciaba.

Y este nombramiento es, como no, un insulto y un desprecio a todos los votantes que el 20 N optaron por el cambio y no para que se subieran al carro gente sin escrupulos, sin moral y sin vergüenza. Porque si hay una cosa clara y evidente es que Doña Carmen Vela Olmo no tiene vergüenza, ni pizca.

Claro que como es química pertenece al gremio de Freddy y, a lo mejor, le conviene estar en este Gobierno por si necesita hacerle algún favor desde dentro. El Ministro de Guindos nos ha traicionando a los militantes populares y mucho me temo que Rajoy también. Más vale que deshagan rápidamente este entuerto.

Santiago de Munck Loyola

miércoles, 28 de diciembre de 2011

El Gobierno de Rajoy debe auxiliar urgentemente a los Ayuntamientos.

A la imperiosa necesidad de reducir las deudas de las administraciones públicas, cada una de ellas está respondiendo de diferente manera y usando distintos mecanismos. Entre ellas, las Comunidades Autónomas están acudiendo al mercado inmobiliario para hacer caja con la venta de su patrimonio inmobiliario y poder obtener así ingresos que palien su falta de liquidez. En unos casos se trata de la venta de terrenos, solares o edificios y en otros de la venta de participaciones de sus empresas públicas. http://www.elpais.com/articulo/economia/comunidades/venden/patrimonio/3000/millones/reducir/deficit/elpepueco/20111228elpepieco_4/Tes

Muy diferente es el caso de las Administraciones Locales, de los Ayuntamientos. Bien es cierto que en el conjunto de la deuda de las Administraciones públicas de deuda de los municipios, con ser grande, no constituye el eje del problema de las administraciones públicas. Sin embargo, el impacto social de las deudas municipales es enorme. La inmensa mayoría de los Ayuntamientos españoles se encuentra en situación de emergencia. La caída brusca de los ingresos corrientes ha hecho que muchos Ayuntamientos no puedan ya ni pagar con regularidad las nóminas de los empleados públicos. La adopción de planes de saneamiento y de recortes se ha impuesto, pero tarde. Hoy no se puede hacer frente a la mayoría de los gastos contraídos en los tiempos de bonanza. Y lo bancos no prestan la financiación necesaria ni siquiera en los municipios con capacidad de endeudamiento.

Miles de pequeñas y medianas empresas y de autónomos de todos y cada uno de los pueblos de España son acreedores de los Ayuntamientos. Éstos carecen en su inmensa mayoría de liquidez para poder pagar a sus proveedores, con lo que el pago de las deudas se va demorando mes tras mes causándoles enormes perjuicios y conduciéndoles, en un gran número de casos, al cierre directo de sus pequeños negocios. El impago de los Ayuntamientos a sus proveedores ha provocado, además, un efecto dominó: cuando cierra forzosamente un proveedor municipal suele arrastrar en su caída a muchos de sus propios proveedores.

Las medidas adoptadas hasta hora por el anterior gobierno socialista se han demostrado insuficientes, cuando no contraproducentes. No hay que olvidar que el llamado Plan Zapatero supuso la construcción en tiempos de crisis de miles de nuevos centros y dotaciones municipales que ahora deben funcionar y, por tanto, que han incrementado, en muchos casos, los gastos corrientes de Ayuntamientos que a penas podían hacer frente a sus anteriores gastos de funcionamiento. De otra parte los créditos ICO aprobados hace unos meses para que los Ayuntamientos pudieran hacer frente al pago de parte de su deuda con proveedores se han otorgado en condiciones de muy difícil cumplimiento para la mayoría de los pequeños y medianos Ayuntamientos que, en casos de demora de las amortizaciones mensuales, verían en peligro la periódica aportación del Estado con la que actualmente sostienen la mayor parte de sus gastos corrientes. Por último, las severas limitaciones establecidas por el Gobierno Zapatero a la concertación de operaciones de Tesorería no han hecho más que agravar la situación de caja de las entidades locales.

Resulta imperioso que el Gobierno de Rajoy arbitre medidas que alivien la difícil situación de los Ayuntamientos. Conjugar control del gasto, disminución del déficit, reducción de la deuda municipal y alivio de tesorería es posible, difícil pero posible. Junto a todas las limitaciones y restricciones necesarias en cuanto al gasto de los entes locales hay que facilitar financiación para que los Ayuntamientos puedan saldar sus deudas a proveedores y, con ello, salvar miles de puestos de trabajo. Y a tiempos excepcionales corresponden medidas excepcionales. No tiene sentido, ni lógica alguna que, mientras las Comunidades Autónomas pueden vender patrimonio para sanearse, no puedan hacerlo los Ayuntamientos salvo para reinvertir el producto obtenido en vivienda protegida o, en su caso, en nuevo patrimonio. Muchos Ayuntamientos podrían pagar a sus proveedores vendiendo parte de su patrimonio y aunque se trate de una medida excepcional debería autorizarse. De igual modo debería el Gobierno flexibilizar las condiciones de concertación de operaciones de tesorería y, sobre todo, los plazos de amortización de las mismas porque el actual sistema está imposibilitando en un gran número de casos la viabilidad de tales operaciones. Y, por último, el Gobierno debería habilitar fondos a través del ICO para la concertación de estas operaciones de tesorería que, al día de hoy, la banca privada no concede.

Con éstas y con otras medidas de urgencia y de carácter excepcional, el Gobierno de Rajoy puede aliviar en buen aparte la asfixiante situación de la mayoría de los municipios que, mientras tanto y como administración más cercana a los ciudadanos, deben seguir prestando servicios, incluso en muchos casos, supliendo las deficiencias de las manirrotas Comunidades Autónomas.

Santiago de Munck Loyola




martes, 27 de diciembre de 2011

Los anuncios – bazofia de Movistar.

Navegando por Internet me he llevado una sorpresa agradable: parece que no soy el único al que no le gustan los anuncios de Movistar. Bueno, no es que no me gusten, es que me repugnan y me parecen vomitivos. Son esos anuncios en los que un colectivo asambleario discute y propone las nuevas tarifas telefónicas de esta compañía.

O bien se trata de anuncios-guiño al movimiento 15 M o bien se trata de parodias del mismo, depende del punto de vista del espectador. No soy precisamente un simpatizante de este movimiento, pero me parece que, en todo caso, en dicho movimiento han participado y participan miles de ciudadanos, en su inmensa mayoría bienintencionados, que se merecen un respeto.  Sean cuales sean sus ideas y sus propuestas, sea cual sea su color político y al margen de la posible instrumentalización que de este movimiento alguna fuerza política ha tratado de aprovechar, lo cierto es que los anuncios de esta compañía, exponente donde los haya del capitalismo más antisocial, son una burla en toda regla, burla que no se merecen la mayoría de los ciudadanos que forman parte del mismo.

Y, si no se trata de una burla, peor aún si cabe. Porque parodiar el sistema asambleario o emular su supuesto funcionamiento para hacernos creer que las tarifas de esta compañía son permeables a la sensibilidad social es tomarnos a los ciudadanos por tontos. Se trate de anuncios-guiño o de anuncios-parodia del 15 M, Movistar puede contar con un posible cliente menos, un servidor.

Tiene su miga que esta compañía que ha dado evidentes muestras de carecer de lo que se conoce como responsabilidad social corporativa nos empache con estos vomitivos anuncios burlándose del conjunto de los ciudadanos. Es esta misma compañía, la que ahora se disfraza de entidad asamblearia y social, la que hace tan sólo unos meses puso en marcha un ERE para poner de patitas en la calle a miles de sus empleados. Y lo hizo no porque tuviera pérdidas, no. Lo hizo para aumentar sus beneficios en un momento de grave crisis económica y cargando con ello una buena parte del coste de esa operación a las ya maltrechas arcas del Estado. Todo un ejemplo de actitud insolidaria, de descarnada optimización del beneficio económico y de inmoralidad social.

Podrían los señores directivos de Movistar, ya que tanto creen en los movimientos asamblearios, en la democracia y en participación ciudadana, someter de verdad su ERE a consulta popular. Bueno, y sin ir tan lejos, si tienen un poco de decencia podrían someter sus tarifas, tal y como parecen hacer en los anuncios, a una verdadera consulta popular. ¡A que no hay lo que hay que tener! Nos íbamos a reír un rato con el resultado.

Bazofias publicitarias hay muchas, pero esta se lleva la palma. ¡Chapeau, señores de Movistar! Cuenten con uno menos.

Santiago de Munck Loyola.

domingo, 25 de diciembre de 2011

Su Majestad se equivoca.

En su tradicional discurso de Navidad, el Rey D. Juan Carlos, en velada alusión a la conducta de su yerno, ha afirmado que “la justicia es igual para todos”. Pero, esa afirmación no es sólo incorrecta, sino que al día de hoy, en España es rigurosamente falsa. Si su Majestad no lo sabe, debería saberlo porque es su obligación y se le paga para ello.

Una cosa es el plano de lo que “debería ser” y otra muy distinta el plano de lo que “realmente es”. En España, como en cualquier lugar del mundo, la justicia debería ser igual para todos los ciudadanos, independientemente de su condición, pero lo cierto, y la realidad es incontestable, es que la justicia no es igual para todos los ciudadanos. Su Majestad está realmente en un error.

Que la justicia no es igual para todos lo demuestra el hecho de que, al día de hoy, su propio yerno no haya sido aún imputado cuando se han hecho públicos numerosos datos y denuncias sobre sus actividades que en el caso de otras personas ya hace tiempo que habrían dado lugar al inicio de acciones judiciales. En este caso, la difusión de presuntas irregularidades en las actividades del yerno del Rey y la tardanza y lentitud en la actuación de la justicia sólo está dañando al Sr. Duque cuya presunción de inocencia no puede ser judicialmente confirmada.

Cualquiera que se moleste en hablar un poco con la gente sabrá de sobra que eso de que la justicia es igual para todos no es más que una falacia. En cuanto se pregunta o se indaga un poco, a uno le pondrán encima de la mesa cientos de casos concretos que evidencian que no es así, que los ricos y poderosos en España reciben un trato infinitamente mejor que la gente normal y corriente e, incluso, que entre la misma clase política tampoco la justicia es impartida o actúa de forma igualitaria. A un político le pueden procesar por haber recibido presuntamente tres trajes de regalo y a otro no se le puede procesar por haber recibido el regalo en obras gratis en su vivienda a costa de un constructor con intereses en la región que el primero gobernaba.

El mismo Tribunal Constitucional, aunque no sea en puridad un tribunal de justicia sino un órgano político, ha sido en este país capaz de dictar rápidas e inusitadas resoluciones, enmendando la plana al Tribunal Supremo, para que amigos de su Majestad el Rey no terminaran en prisión por los delitos de los que eran culpables.

Y recientemente hemos visto como un destacado banquero y delincuente, D. Alfredo Sáez, ha sido indultado por el Gobierno de España mientras se han venido denegando decenas de indultos solicitados por razones humanitarias de pobres delincuentes.

No, Majestad, en España la Justicia no es igual para todos. Debería serlo, pero no lo es, como tampoco lo es el principio de igualdad ante la Ley. En España, para nuestra vergüenza, unos son más iguales que otros.

Santiago de Munck Loyola