A la luz de los resultados
electorales es evidente que la estrategia de oposición que el PP ha seguido
durante los últimos cuatro años ha sido un error. Muchos vecinos lo decían y se
preguntaban ¿qué hace el PP? ¿Por qué no responden a las críticas? ¿Por qué no
denuncian esto o aquello? No corresponde aquí formular las respuestas a estas u
otras preguntas similares, sino tan solo intentar describir cómo se ha ejercido
la oposición.
A lo largo de la legislatura el
PP ni ha ejercido prácticamente la labor de control, de fiscalización del
Gobierno Municipal ni ha planteado un proyecto alternativo. No se trata de que
el tripartito lo haya hecho todo bien, ni mucho menos, sino que el PP no ha
desarrollado las labores de control como debe hacerlo la oposición y se ha
dejado colar toda clase goles (2). De otra parte, no proponer alternativas como
en el caso de los presupuestos municipales ha trasladado al electorado la
sensación de que el gobierno ejecutaba la única política posible. En estas
circunstancias ¿Para qué y sobre qué iba a desarrollar la oposición una
adecuada política de comunicación? Si no fiscalizas y si no planteas
alternativas ¿qué vas a comunicar a los vecinos?
Todo ello ha conducido a que el
discurso público que el electorado ha percibido durante cuatro años ha sido el
del Gobierno Municipal. Los mensajes y hasta el lenguaje que a través de una
hábil manipulación de los medios de comunicación ha llegado al votante han sido
los que el tripartito, o más bien una parte de él, ha querido que llegue. Desde
el primer día, el PP ha aceptado hasta la terminología sin poner las cosas un
sitio. Ya el primer día IU justificaba su llegada al poder sobre la base de la
supuesta voluntad de cambio de los vecinos. Y los datos eran recientes además
de incontestables: ganó la candidatura del PP encabezada por Antonia Cervera, la
mayoría de los vecinos había votado al centro derecha, un 54 % nada menos, y
tan sólo un 24% había votado a favor de una Alcaldesa comunista. La voluntad de
cambio, lo que dispuso ese 54% de votantes de centro-derecha fue una
redistribución del equilibrio de fuerzas, que el PP dejase de ser hegemónico en
el centro-derecha. Sin embargo, la formación del tripartito merced a un pacto
secreto, negociado de antemano a la celebración de las elecciones y facilitado
por los intereses personales y los ánimos de venganzas de la cabeza de lista de
Ciudadanos, fue vendida como el cumplimiento de la voluntad de los votantes,
sin que prácticamente nadie denunciase semejante estafa electoral. Y así con
todo lo demás: se acepta usar el término “sobrecostes” cuando en realidad se
trata de ampliaciones de contratos de obras ya fiscalizadas sin objeción alguna
hace una década por el Sindic de Comptes y el ministerio de Hacienda, se calla
ante las injurias de la alcaldesa llamando saqueadores a los ediles del PP y a
sus votantes y así un largo etcétera que evidencia el sometimiento de la
oposición incluso a la terminología de la izquierda. Y es que la izquierda
siempre ha sido muy hábil a la hora de manipular el lenguaje hasta el punto de
hacer creer que los comunistas lucharon por las libertades.
La falta de fiscalización y
control al gobierno se ha puesto de manifiesto en multitud de ocasiones y
cuando se ha ejercido no se ha actuado en consecuencia. Así, el PP tuvo
constancia de que la Alcaldesa ordenó publicar un presupuesto diferente al
inicialmente en el Pleno, el PP preguntó en el Pleno, la Alcaldesa y el
interventor lo reconocieron justificando dicha alteración por la existencia de
errores materiales que no eran tales y ahí quedó todo en lugar de acudir a los
tribunales de justicia por la comisión de un nuevo delito. La pérdida de
subvenciones en servicios sociales para la contratación de personal no ha sido
controlada ni denunciada o el ilegal nombramiento del Secretario o la no
incoación de una sanción multimillonaria a una urbanizadora.
El hecho es que los votantes han
debido percibir mayoritariamente que el tripartito no estaría haciendo tan mal
las cosas cuando la oposición estaba tan tranquila y de ahí el resultado en las
urnas. Sin control, sin muchas propuestas y sin comunicación no es posible
levantar una alternativa de Gobierno.
El gobierno municipal.
«El PP ha impuesto su relato con una campaña electoral de 4 años que no
hemos podido contrarrestar mientras gestionábamos» declaraba ayer el
portavoz del grupo municipal de Los Verdes de Torrevieja, José Hurtado, para explicar
la derrota de la izquierda en esta localidad y el triunfo del PP. No es el caso
de Monforte del Cid. Aquí, la izquierda, el gobierno municipal ha gestionado
poco porque carecía de recursos, lo ha hecho regular o mal en muchas áreas y de
ha dedicado más a imponer un relato propio, a imponer un discurso que ha calado
entre los votantes ya que ha ejercido más de oposición de la oposición que de
gobierno. Y ésta ha sido la gran habilidad del gobierno municipal, bueno, para
ser exactos de IU, construir e imponer un discurso, un relato falso pero idóneo
para calar en el electorado ante una oposición vencida y sin capacidad de
reacción desde el primer día.
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Es evidente que IU ha sabido
utilizar los mecanismos de gobierno y la comunicación en detrimento de sus socios.
Ha vendido proyectos como iniciativas suyas y ha culpado siempre de los
fracasos o errores a sus socios. Unas veces, sobre todos sus socios para vender
proyectos o méritos, ha utilizado la TV local o los periódicos, y otras, cuando
se trataba de “colgar” muertos a sus socios, usando el “boca oreja” entre los
vecinos: “es que todo lo tenemos que solucionar nosotros”, “es que éste es un
inútil y sólo nos mete en líos, “es que ésta no da más de si”,…
Por otra parte IU ha jugado a
desvincularse de la marca. Mientras el asesor de la alcaldesa mantenía en su
despacho las fotos de Marx y del asesino Lenin, la alcaldesa renegaba del
comunismo. Es un hecho incuestionable que en IU predomina el partido comunista,
la ideología más sanguinaria de la historia, que defiende actualmente la
desaparición de la soberanía nacional en favor del derecho a decidir de los
separatistas, el arrinconamiento de la religión católica, su expulsión de la
educación, la eliminación de los trasvases, el aborto libre o la supresión de
la prisión permanente revisable, cuestiones todas ellas inaceptables para una
gran mayoría de monfortinos. La habilidad de IU ha consistido en obviar esos
principios programáticos, disfrazarlos y presentar al electorado “un rostro
amable” capaz de esconder sus verdaderos propósitos y principios.
IU ha utilizado también todos los
resortes que la acción de gobierno, legítima o ilegítimamente, podía poner a su
disposición y no ha dudado en hacerlo:
- Estableciendo una red clientelar a través de las prestaciones sociales. En este sentido hay que subrayar que los ciudadanos tienen por ley derecho a determinadas prestaciones si reúnen los requisitos establecidos sin que sea necesaria la intervención en el proceso de concesión ni de la Alcaldesa, ni de la concejala, ni del asesor. Sin embargo, en la inmensa mayoría de las concesiones de ayudas los beneficiarios han pasado previamente por sus manos y en la concesión de las ayudas no se ha guardado el anonimato de los beneficiarios ante los políticos.
- Estableciendo una red clientelar a través de determinadas entidades y asociaciones a las que se subvenciona subjetivamente, sin criterios tasados objetivos.
- Presionando a medios de comunicación, bajo la amenaza de no recibir publicidad municipal, para que no difundan noticias o comunicados de la oposición.
- Usando la TV local para autoconcederse entrevistas, por ejemplo sobre los presupuestos o la sentencia del Walaig, sin posibilidad de réplica de la oposición.
- Presionando a los empleados municipales y controlando sus publicaciones en las redes sociales.
- Fiscalizando las redes sociales y poniéndose incluso en contacto con los usuarios cuando publicaban críticas a la gestión municipal.
- Judicializando la política municipal e iniciando acciones judiciales contra políticos rivales y funcionarios “díscolos”.
- Realizando nombramientos ilegales para respaldar esa judicialización.
- Victimizando a la Alcaldesa escudándose en su condición femenina ante las críticas políticas transformándolas en supuestos ataques personales.
- Difamando a los concejales de la oposición, coaccionarles en el pleno para hacerles cambiar su intención de voto e incluso amenazándoles con acciones judiciales si no votaban lo que el gobierno quería.
Así pues, con una gestión
mediocre que hasta en lo económico se ha limitado a cumplir los planes de
saneamiento ya aprobados por el gobierno anterior, siendo incluso incapaces de
aprobar ni un solo presupuesto municipal en plazo legal, pero con una hábil
política de comunicación, IU ha sabido destruir electoralmente a sus socios de
gobierno y a la oposición logrando un magnífico resultado electoral.
El futuro.
Es indudable que con una mayoría
de 9 concejales sobre 13, IU dispondría de capacidad para afrontar con cierta
soltura la próxima legislatura. Sin embargo, su estrategia de judicializar la
política le va a pasar factura porque va a obtener la misma respuesta. Se
avecina un futuro judicial complicado para los miembros del gobierno municipal
anterior, para algunos funcionarios y directivos de algunas entidades
colaboradoras lo que indudablemente restará capacidad de maniobra al nuevo
gobierno municipal.
Mientras tanto, el centro derecha
tendrá que replantearse sus estrategias que necesariamente habrán de pasar por
la colaboración entre los partidos que lo componen para poder ejercer una
verdadera oposición, una oposición fiscalizadora de la acción de gobierno y una
oposición capaz de plantear alternativas.
Y finalmente hay que valorar la
situación del PSOE que tras el paso del Sr. Vicente García por el Gobierno
Municipal ha quedado hecho unos zorros. Sus dirigentes solo tienen dos opciones
o aceptar la limosna de IU incorporándose al gobierno municipal y certificar
así su defunción como partido político o ejercer de oposición con la difícil
tarea de reconstruir una alternativa de izquierdas y democrática.
Santiago de Munck Loyola