El afloramiento de parte de la
escandalosa trama de corrupción organizada en torno al Partido Popular de la Comunidad Valenciana
no podía haberse producido en peor momento para las aspiraciones de los
populares de seguir en el Gobierno mediante acuerdos con otras formaciones
políticas. Son muchos años seguidos de corrupción política y económica como
para que al final no terminase por explotar la olla en la cara de los
dirigentes nacionales del Partido Popular. A la trama Gürtel, hay que sumar
ahora el asunto de Aquamed y el del Sr. Rus y su cuadrilla. Y no se trata sólo
de que algunos desaprensivos utilizasen el poder para llenarse los bolsillos a
costa de los contribuyentes, sino que, además, lo utilizaban para financiar al
propio partido que los había encumbrado, sin el aval de los militantes, a esos
puestos de poder. Muchos lo sabían y callaban. Muchísimos lo sospechaban, y
salvo denuncias aisladas, también callaban. Y es que cuando un partido
prescinde de la voluntad de sus afiliados a la hora de seleccionar a sus cargos
públicos, cuando una maquinaria partidista endogámica y pesetera se nutre y
nutre en parte a las instituciones públicas de amigotes, familiares, chulos,
golfos, indocumentados, advenedizos, medradores e incompetentes pasa lo que
pasa. No es un secreto que muchos han usado los cargos públicos para su
beneficio personal y también para el beneficio político de la cúpula del
Partido Popular. De lo primero estamos viendo estos días un pequeño botón de
muestra. De lo segundo, se pudo ver y comprobar cómo se usaron los presupuestos
de la Generalidad
Valenciana para presionar a Alcaldes y Concejales populares
para que avalasen la candidatura de Rajoy en 2008.
Señalan algunos medios de
comunicación que en Génova están sorprendidos y escandalizados por las noticias
que están apareciendo estos días sobre la corrupción en el PPCV. Pues será
porque quieren o será una simple y obligada pose porque lo cierto es que
mientras el PPCV era poderoso y aportaba avales y votos ignoraron, hasta la
vulneración de sus propios estatutos, las denuncias y las firmas que algunos
militantes de la Provincia
de Alicante les hicimos llegar. Es más, la Secretaria General ,
Mª Dolores de Cospedal, ni siquiera se dignó a contestar a los escritos en los
que se denunciaba la falta de democracia interna del PP alicantino, la mala
imagen del mismo y la necesidad de una profunda regeneración. Y cuando un
pequeño grupo de militantes iniciamos un modesto movimiento en pro de la
regeneración, cuando pedimos el examen de las cuentas electorales alicantinas
del 2007 y 2011 y fuimos fulminantemente expulsados del PP, tras un expediente
instruido por un diputado imputado por corrupción, ni siquiera tuvo la decencia
de contestar a nuestro recurso el Comité Nacional de Garantías del Partido
Popular del Sr. Rajoy. En Génova, desde el Presidente Nacional, pasando por la Secretaria General
hasta la última secretaría, sabían o debían saber, porque denuncias no les
faltaban, que algo olía a podrido en el PPCV y en el PP de Alicante. Así que
ahora mejor que no se hagan los sorprendidos, que los demás no somos tontos. No
tocaron al PPCV porque tenían una deuda política con él.
Los populares presumen de que a
lo largo de la pasada legislatura aprobaron decenas de iniciativas para
combatir la corrupción. Pero olvidaron lo básico: empezar por limpiar su propia
casa. Como señalaba hace poco un periódico basta recordar que la Ley 19/2013, de 9 de
diciembre, de transparencia, acceso a la información pública y buen gobierno
fue defendida en el Congreso por Pedro
Gómez de la Serna ,
que ahora tiene una causa abierta en la Audiencia Nacional
por cobrar comisiones ilegales presuntamente a empresas españolas para hacer
negocios en el extranjero. Este señor dijo entonces desde la tribuna del
Congreso: "con las 70 medidas que este Gobierno ha puesto en marcha habrá
mucha menos corrupción en España de la que hubo después de que ustedes dejaran
el Gobierno. No se trata señorías del y tú más, no se trata de ver qué partido
ha padecido y ha sufrido más bochorno por hechos relacionados con la
corrupción, pero sí se trata de ver quién cuando llega a las responsabilidades
del Gobierno ha hecho más por combatirla. Y en ese tema, señores del Partido
Socialista, lo digo con toda humildad, no nos llegan ustedes ni a la suela del
zapato". Y se quedó tan fresco.
La corrupción no es un fenómeno
exclusivo de gente del PP, ni ADN ni gaitas. Y, si no, que se lo digan a los
socialistas y a los sindicatos de los ERES, a los convergentes catalanes y sus
pujoles o a los nacionalistas vascos con el caso “De Miguel”. Pero es evidente
que cúpula del PP no ha sabido ni querido reaccionar a tiempo en los casos que
afectan al partido y que no ha dado ni un solo paso para democratizar
internamente al partido y, con ello, legitimar el acceso y el control por las
bases de sus militantes a los cargos públicos. Por negligencia y por omisión la
cúpula del Partido Popular está tocada por estos casos de corrupción. Y deberá
rendir cuenta por ello y, consecuentemente, por poner a España en una difícil
situación de gobernabilidad.
Santiago de Munck Loyola