Así son las cosas. Los medios de “comunicación”
no nos han invitado a los partidos nuevos y pequeños a participar en los
debates entre candidatos. Dejando al margen las razones crematísticas que se
esconden detrás de esta apuesta contra la pluralidad informativa y política, lo
cierto es que han hecho un flaco favor a la riqueza democrática de nuestra
ciudad.
Yo me he quedado con las ganas no
sólo de poder explicar las propuestas de mi formación política “Esperanza
Ciudadana – Juntos por Alicante” sino también de hacer balance, que es lo que
procede, cuando se cierran cuatro años de un determinado gobierno municipal. Y
me he quedado con las ganas de decir a otros candidatos un par de cosas.
Aunque sirva de poco voy a darme
el gusto de dejar aquí algunas consideraciones que habría dejado en un debate
si hubiese sido invitado. A la representante del PP, el partido que ha
gobernado los últimos años, la candidata Asunción Sánchez Zaplana, que se
atreve en un alarde ignorancia política a ir diciendo que es antidemocrático
que los demás partidos quieran apearle del poder, le habría preguntado que de
qué guindo se ha caído o que si no sabe que las elecciones son precisamente
para eso, para elegir a un gobernante y no necesariamente al mismo, que para
eso ya está Cuba. Le habría dicho que lo antidemocrático es haber manchado el
buen nombre de Alicante como lo ha hecho el Partido Popular y no pedir perdón
por ello a los alicantinos, que lo antidemocrático es haber sido nombrada
candidata a dedo desde Madrid y no por los afiliados populares alicantinos, que
lo antidemocrático es encabezar una lista con gente como el Sr. Ciscar que no
cree en la regeneración democrática, que ha protegido a los responsables de los
escándalos en el Ayuntamiento, que figura en los informes de la Guardia Civil
como uno de los que pagaba con dinero negro a la trama Gürtel y que va en la
lista, sin vivir ni trabajar en Alicante, para saltar a la diputación porque,
en realidad, los vecinos de esta ciudad le importamos un pimiento. Y, por
último, le habría dicho que su programa, sus promesas, valen lo mismo que las
que Rajoy hizo en 2011 a todos los españoles, es decir, que son papel mojado.
Al candidato socialista, Sr.
Echávarri le habría preguntado sobre la inexistente labor de oposición del
grupo socialista durante estos últimos cuatro años en los que, en vez de
ocuparse de los problemas de la ciudad, se han dedicado a pelearse entre ellos
y a dinamitar cualquier posibilidad de una alternativa al Gobierno de Sonia
Castedo. ¿Han arreglado ya sus problemas internos los socialistas o se trata
tan sólo de una tregua a ver si “pillan cacho”? Y, por supuesto, le habría
recordado que sobre honestidad y regeneración poco tiene que decir porque su
silencio sobre los desmanes socialistas en Andalucía ya lo dice todo sobre su
honestidad intelectual. Ah y también le habría reiterado una pregunta que ya le
he venido formulando infructuosamente en las redes sociales ¿Sigue el Sr.
Echávarri apoyando la propuesta del PSOE de despojar de la propiedad de sus
viviendas a las casi 1000 familias de Rocafel? ¿Sigue queriendo el Sr.
Echávarri, como el PSOE, demoler estas viviendas?
Y al Sr. Candidato de Ciudadanos
no le habría preguntado nada nuevo, bastaría haberle preguntado lo mismo que al
candidato socialista porque no en balde hasta hace dos meses él era militante
del PSOE. Bueno, sí, quizás podría haberle preguntado ¿dónde estaba mientras
que nuestra ciudad era noticia por los escándalos de corrupción? ¿Por qué
estaba de perfil y no defendía a nuestra ciudad?
En fin, el debate que no fue
podría haber sido mucho más ilustrativo del que diseñaron los medios de
comunicación, pero no lo han querido. Al menos me quedo a gusto dejando alguna
de las cosas que me habría gustado expresar, aunque hay bastantes más. Otra vez
será.
Santiago de Munck Loyola
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