El sistema político que padecemos,
la feroz partitocracia, permite que algunos sujetos se permitan ciertos lujos
que en una sociedad plural, viva, responsable y moralmente sana serían
inadmisibles. Ciertos sujetos, cómodamente instalados a dedo en las cúpulas de
los partidos y en las instituciones, se creen que la política es puro teatro y
en consecuencia deambulan por la misma como simples actores interpretando
aleatoriamente cualquier papel que se les encargue, prescindiendo de cualquier
convicción ética y del más mínimo principio moral. Su problema y, por tanto, el
todos los ciudadanos es que la política no es teatro; su problema es que se
nota, y mucho, que están actuando y que detrás de sus palabras y de sus
discursos sólo hay vacío intelectual y oquedad moral; su problema es que sus
actos, sus hechos ponen de relieve su auténtica catadura moral. Como bien dice
el Evangelio de San Mateo “Por sus obras
los conoceréis”.
Viene este reflexión a colación de
la noticia publicada hoy 4 de abril de 2014, en el Diario Información, en la
que se da cuenta de la participación de un consumado actor político, José Juan
Zaplana, Secretario Provincial del PP de Alicante, en una mesa redonda sobre la
regeneración democrática: “El club
Información acogió ayer por la tarde la mesa redonda «Vías para la regeneración
democrática», enmarcadas dentro de las VII Jornadas Católicas y Vida Pública,
organizadas por la
Asociación Católica de Propagandistas y la Universidad CEU
Cardenal Herrera. Intervinieron José Juan Zaplana (PP), Loles Fernández (PSOE),
Silvia Poveda (UPyD) y David Abad (Compromís). Francisco Sánchez moderó el
debate”.
José Juan Zaplana, nada menos, que
representando al PP para hablar sobre regeneración democrática. Increíble, pero
cierto. Desconozco si la
Asociación Católica de Propagandistas y la Universidad CEU
Cardenal Herrera invitó directamente a este sujeto sin conocer su forma de
proceder en torno a la regeneración democrática y los problemas de corrupción.
Es posible que sí le conociesen y que le invitaran precisamente por eso, por
representar todo lo contrario a la regeneración democrática. Puede que
simplemente formulasen una invitación al Partido Popular y que éste le enviase
como su representante más cualificado para hablar sobre el tema o, simplemente,
que este señor se ofreciese con tal de salir en la foto, una de sus obsesiones.
Es igual. Es de suponer que como habitual intérprete secundario y cínico
consumado intentaría aparecer como un defensor a ultranza de la regeneración
democrática, pero sus obras, sus acciones y antecedentes le delatan.
Hay que recordar una vez más que
cuando los tribunales imputaron a la Alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo, por cuatro
delitos, el Sr. José Juan Zaplana acudió raudo y veloz a presidir una cena de
homenaje a la misma, algo que dista mucho de lo que implica trabajar por la
regeneración democrática. Hay que recordar que el Sr. Zaplana y su jefe el
Presidente Provincial José Císcar promovieron la expulsión de los afiliados
populares que promovían la regeneración democrática suscribiendo un documento
oficial del Partido Popular de la Comunidad Valenciana ,
redactado por otro pésimo actor, el ex diputado Felipe del Baño, en el que
literalmente se dice: “criticar la política
de la Alcaldesa
de Alicante, Sonia Castedo, (imputada por cuatro delitos) es criticar la política del Partido Popular”
o que “el mero hecho de impulsar una
campaña bajo la regeneración, y apoyar el lema, en comentarios que inducen a
pensar que la corrupción campa a sus anchas en la organización del Partido,
lejos de ser una opinión admisible en el debate democrático, es una falsedad
inadmisible en cualquier foro”.
Hay que recordar que impedir la
democracia interna en un partido político, y los hechos lo demuestran, como
hace el tandem Císcar – Zaplana tiene muy poco que ver con el concepto de
regeneración democrática. Hay que recordar igualmente que vivir de la política
sin haber sabido ganarse la vida fuera de ella tampoco tiene mucho que ver con
la regeneración. Como tampoco lo tiene ocultar a los afiliados del partido que
lo piden el examen las cuentas de las campañas electorales que están bajo
sospecha judicial.
En fin, que constituye una auténtica
decepción y un despropósito digno de una película de Almodóvar que la fuerza
mayoritaria del centro derecha alicantino no cuente entre sus filas con
personas suficientemente capacitadas para poder hablar en público, con
convicción y con una sólida trayectoria ética, sobre la regeneración
democrática y que se envíe a semejante representante. Es un síntoma más de que
el Partido Popular de Alicante no sólo no cree en esta necesaria idea, sino que
además se burla del conjunto de los sufridos ciudadanos designando a un
embajador como éste, perfectamente conocido y retratado por sus obras. Salvando
las distancias ¿se imagina el lector a Bárcenas participando en un coloquio
sobre la transparencia en la contabilidad de los partidos? De pena.
Santiago de Munck Loyola
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