Lo han vuelto a conseguir. La
ciudad de Alicante vuelve a ser noticia en toda España gracias a los líos
judiciales de su Alcaldesa, Sonia Castedo. Por segunda vez en menos de dos
años, un juez vuelve a imputar a la Alcaldesa , en este caso el juez que instruye el
'Caso Rabasa', por los presuntos delitos de prevaricación y tráfico de
influencias. Y junta a ella ha imputado a su amigo, el autodenominado “la polla
insaciable”, el empresario Enrique Ortiz.
Nuestro Ayuntamiento vuelve a ser
un referente nacional y no precisamente por la calidad de los servicios que
presta, sino por las sospechas de corrupción que salpican a varios de sus más
relevantes cargos públicos. Todo un logro labrado, paso a paso, desde hace
muchos años y del que quedan muchas facetas por descubrir. El descrédito del
Ayuntamiento de Alicante y de los cargos políticos que lo dirigen es absoluto y
merece una condena sin paliativos. Al margen de las responsabilidades que los
procedimientos judiciales en curso contra la alcaldesa y varios concejales
populares terminen por determinar (hasta ahora todos son inocentes) lo cierto e
innegable es que existe una clara responsabilidad política por haber
deteriorado y arrastrado por el fango la imagen y el nombre del Ayuntamiento de
Alicante. Y las cosas claras: la responsabilidad política de haber llegado
hasta este punto de descrédito es exclusivamente del Partido Popular, de sus
dirigentes que no sólo no han querido adoptar medidas para evitarlo, sino que
además han sido encubridores políticos y protectores de esta escandalosa
situación, y de sus afiliados que, salvo honrosas excepciones, han permanecido
mudos, dóciles y sumisos ante esta desastrosa y repugnante forma de hacer
política.
Hoy, en el Partido Popular andan
muy preocupados con esta situación. Pero que no se engañe el lector, la
preocupación no deriva de cuestiones éticas o de principios políticos, no. La
preocupación deriva de un simple cálculo electoral. Están evaluando el daño en
término de votos que toda esta situación les va a reportar en las próximas
elecciones municipales. Y hoy existe esta preocupación porque cuando debían
haber tomado medidas ejemplarizantes no sólo no las tomaron, sino que además
reforzaron la posición política de la Alcaldesa.
Cuando hace casi dos años Sonia
Castedo fue imputada por primera vez, los responsables del PP alicantino, José
Ciscar y José Juan Zaplana, se alinearon con ella, asistiendo incluso el
segundo a una cena de homenaje organizada con ocasión de la imputación.
Pusieron en marcha los mecanismos para expulsar a los pocos afiliados que
entonces reclamaron que la alcaldesa y cualquier otro concejal imputado fuesen
apartados del Grupo Municipal Popular. Y fraccionaron al PP alicantino para
poder sortear las normas internas que impedían que la Alcaldesa pudiera
presidirlo y la nombraron Coordinadora de las fracciones resultantes. Es
evidente que si entonces hubiesen actuado con firmeza, si entonces la hubiesen
apartado del Grupo Popular (otra cosa no podían hacer porque el acta de
concejal es de ella) hoy el panorama sería muy diferente y no estarían hablando
de “buscarle una salida digna” o de encontrar un “recambio” que esquive el
fatal pronóstico electoral que se anuncia para mayo.
José Císcar, José Juan Zaplana y
todos los concejales del equipo de gobierno, cómplices con su silencio de toda
esta situación, son los principales responsables de lo que está pasando. Han sido
incompetentes, sectarios, complacientes y tolerantes con conductas
inaceptables, encubridores políticos de una forma de gobernar “bananera” en el
peor sentido de la expresión. Ahora andan como locos buscando una solución al
problema que ellos mismos han creado pero no lo hacen porque crean en la
regeneración política, no lo hacen por principios, lo hacen sólo por puro
mercantilismo electoral. Y decidan lo que decidan, la solución que encuentren,
el recambio que busquen nacerá viciado de origen porque, una vez más, lo harán
sin contar con sus abnegados militantes cuya opinión les importa muy poco. Si
los problemas judiciales de Sonia Castedo la incapacitan políticamente para
seguir gobernando y tienen que “buscarle una salida digna” (o sea otro cargo
público) ¿no la incapacitan para seguir cobrando de otro presupuesto público?
La única salida digna es dejar la política y buscarse la vida como cualquier
ciudadano. ¿Y el recambio? ¿Van a preguntar a los afiliados? ¿Va a salir de
entre los miembros de un Equipo de Gobierno responsable de adjudicaciones
escandalosas y corresponsable de la sucia imagen de nuestro Ayuntamiento?
Peor no se podía haber gestionado
esta situación. Los José Ciscar, José Juan Zaplana, Sonia Castedo, Andrés
Llorens, Marta García-Romeu, Juan Seva, Antonio Ardid, Miguel Valor, Carlos
Castillo, María Ángeles Goitia, Sonia Alegría, Pablo Sandoval, Adrián Santos,
Belén González, Oti García-Pertusa, Juan Zaragoza, Mariano Postigo, María del
Carmen de España, Luis Barcala y Tomy Duarte han estafado políticamente a los
ciudadanos de Alicante, han defraudado la confianza de los votantes y han
abierto la puerta del gobierno de la ciudad a la izquierda alicantina.
Lamentablemente lo comprobaremos en unos meses.
Santiago de Munck Loyola