El nuevo Presidente de la
Generalidad de Cataluña y vicario de Puigdemont Joaquín Torra es el autor del deleznable
siguiente texto:
“En Espanya (…) mestizaje que se reconoce por unos caracteres
morfológicos externos (cabellos más oscuros y rizados y color de la piel más
oscuro y que es debido a mayor poder pigmentario y no al sol), además el ángulo
anterior mandibular es inferior al del catalán.
Se puede considerar al espanyol como un elemento de la raza blanca en franca
evolución hacia el componente racial africano-semítico (árabe). El coeficiente
de inteligencia de un espanyol y un catalán según las estadísticas publicadas
por el Ministerio de Educación y Ciencia espanyol da una clara ventaja a los
catalanes.
La progresiva degradación racial
espanyola puede contagiarse a los catalanes debido a la fuerte inmigración,
los frutos se pueden ver si observamos la diferencia caracteriológica entre el
hombre del campo, no contaminado por el linaje espanyol, y el de las ciudades.
El carácter trabajador y europeo
del catalán es un factor anímico bien contrario al gandul y pro-africano
espanyol.
Por todo esto tenemos que considerar que la configuración racial catalana es más puramente blanca que la
espanyola y por tanto el catalán es superior al espanyol en el aspecto racial“.
Traducido del original en catalán
y archivado en la UAB 1982.
¿Parece increíble, verdad? Pues
es cierto. Alguien que es capaz de escribir semejante basura es un auténtico
miserable además de un majadero, por “molt honorable” que sea. Estas lindezas y
muchas otras a través de tuits son las que este impresentable dedica a los
españoles. Pero, cuidado, esto es mucho más serio de lo que a primera vista
pudiera parecer.
El nuevo Presidente de la
Generalidad de Cataluña es un racista de primer orden. Su pensamiento político
y ético, si es que se le puede calificar de tal, entronca perfectamente con los
nacionalcatalanistas de finales del S. XIX, Valentín Almirall, Gener y Babot o
Joaquín Lluhí i Rissech y con los nazis Alfred Rosenberg o Adolf Hitler.
Todos parten de un falseamiento
constante de la historia, del pasado, de las leyendas construyendo un relato
que les permita establecer la existencia de una raza superior, la catalana en
el caso de los primeros, la raza aria en el caso de los segundos. Estas
supuestas razas superiores han sido, según esta gente, las promotoras y
generadoras de diferentes culturas desde la egipcia hasta la griega. Y tanto
los racistas catalanes, como el propio Joaquín Torra, como los racistas arios,
los nazis, alertan del peligro que supone para la supervivencia de su raza
superior la contaminación que se produce con las mezclas raciales que, según
ellos, conlleva un inevitable resultado degenerador. Racistas catalanes y
racistas nazis comparten además la necesidad de la existencia de un “espacio
vital” para la prosperidad de sus razas, la necesidad de un espacio vital que
inevitablemente otorga por el hecho de servir a una raza superior al derecho a
anexionarse los territorios limítrofes que ellos consideren imprescindibles
para preservar su superioridad racial.
El Lebensraum del Tercer Reich traducido
según Adolf Hitler en el derecho moral de
los alemanes de adquirir territorios ajenos gracias a los cuales se espera
atender al crecimiento de la población.
Y, en el caso del Sr. Torra y sus
correligionarios el derecho de los catalanes a constituir los “Països Catalans”
anexionándose los territorios vecinos.
Es evidente que el paralelismo
entre los nazis y los separatistas catalanes es indudable. Nada puede ser más
vil y abyecto que creer en la superioridad de unos seres humanos sobre otros en
función del color de la piel o de unas supuestas ventajas genéticas. La
experiencia histórica es muy aleccionadora: quienes se creen superiores en
virtud de su raza, se creen con el derecho moral a adoptar cualquier decisión
que sirva a la preservación de la misma incluyendo la eliminación física de quienes
puedan ponerla en peligro.
¿Puede alguien hoy imaginarse que
en Alemania fuera legal que un sujeto con las ideas de Joaquín Torra pudiera
presentarse a unas elecciones, que fuera elegido y que pudiera alcanzar la
Presidencia de un Estado federal? Creo que no.
¡Ojo! El peligro está ahí. Los
supremacistas nazis o catalanes son iguales. Que nadie se engañe. Un
supremacista sólo ansía la supervivencia de su raza sobre las demás y no
vacilará en usar cualquier medio para conseguirlo.
Santiago de Munck Loyola