Hace unos días, la presidenta del Partido
Popular de Madrid, Esperanza Aguirre, publicaba en su Blog un interesante
artículo titulado "Ha llegado la hora" en el que desarrollaba algunas
reflexiones sobre la necesidad de aumentar el protagonismo y la capacidad de
decisión de los militantes del Partido Popular. Señalaba que “ha llegado la hora de remover las aguas
demasiado quietas de la vida interna de los partidos" y, reclama
implantar un sistema electoral con listas abiertas y primarias para designar
candidatos.

Esperanza Aguirre dice que “con el actual sistema que impera en los
partidos a la hora de designar a los candidatos a las elecciones resulta que,
para lograr ser candidato, es más importante cuidar a los líderes y a las cúpulas
de los partidos, que son los que elaboran las listas, que ocuparse de los
ciudadanos, que son los que votan”. Y consecuentemente la Presidenta
Popular madrileña señala que “en España,
por el contrario, todos los políticos tienen claro que deben sus puestos (y
su sueldo) a las cúpulas de los partidos
que los ponen en las listas, y por eso es tan difícil encontrar una voz ni
mínimamente crítica hacia esas cúpulas por parte de los políticos que les deben
el puesto”. Añade también Esperanza Aguirre que “nadie quiere conocer de verdad la opinión y las ilusiones de esos
miles de militantes que lo dan todo por los ideales y por los objetivos de su
partido, que llenan las plazas de toros y los estadios de fútbol para apoyar a
sus líderes, que trabajan desinteresadamente en las campañas electorales, que
son interventores y apoderados en las elecciones, y que defienden las
posiciones de su partido siempre que tienen que hacerlo. También sería
un chorro de aire fresco arbitrar los sistemas adecuados para que esas opiniones
de los militantes de base lleguen a conocerse en las cúpulas de los partidos. Y
no cabe duda de que las primarias para designar candidatos podrían ser uno de
esos sistemas”.
En definitiva, las reflexiones de
Esperanza Aguirre, que coinciden plenamente con las propuestas de quienes
promovemos la regeneración democrática de la vida política, apuntan a la
necesidad de introducir importantes cambios organizativos internos en el
Partido Popular que significan más democracia interna, más responsabilidad ante
los electores y más participación de los militantes. Se trata de propuestas
llenas de sentido común y de carácter plenamente democrático que merecen, al
menos, debate y reflexión.

Sin embargo, hoy, el Portavoz Popular
Alfonso Alonso, en su papel de guardián de la ortodoxia, se ha apresurado a
despacharlas sin esgrimir el más mínimo sentido autocrítico. Según Alonso el PP
cuenta ya con un sistema para la designación de los miembros de los órganos de
dirección y de los candidatos, un sistema que, según él, ha sido decidido por
los militantes. Alonso ha añadido que establecer primarias en el Partido
Popular es una decisión que tienen que tomar sus militantes recordando que en
el último congreso popular este asunto se planteó y se apostó por un sistema "que no era exactamente el de
primarias" como el que propone Aguirre. Y ha añadido que esta
propuesta de primarias se debe plantear "donde
corresponde", esto es, "en
los congresos para que pueda ser decidido por los militantes" del PP.
Pues bien, el Sr. Alonso debería saber
que, hoy por hoy, el único foro en el que los militantes y simpatizantes del
Partido Popular pueden debatir en libertad, si no te expediente el propio PP,
está en la calle, en los medios de comunicación y en las redes sociales. Hablar
y debatir sobre primarias o listas abiertas no es malo y lo importante es que
si alguno de estos temas o cualquier otro llega un día a otro congreso nacional
sea después de un amplio y largo debate. Cualquier militante popular sabe, y el
Sr. Alonso lo debería saber también, que la democracia interna en el Partido
Popular es mejorable y nadie que no tema perder su posición debería tener miedo
a ello. Al día de hoy, los militantes del Partido Popular no eligen en ningún
nivel del mismo a sus candidatos a las elecciones locales, autonómicas,
nacionales o europeas. Los candidatos siempre son designados por una instancia
superior. El 90 % de los conflictos internos y rupturas del PP en muchos
municipios se debe a que desde la instancia superior, provincial o autonómica,
o bien se designan a candidatos sin liderazgo local o bien se fuerza la
inclusión de advenedizos en las listas o bien se veta la presencia de
determinadas personas. Pero nunca y basta repasar los Estatutos del Partido
Popular para saber que no son los militantes los que eligen a los candidatos.

Algo parecido ocurre cuando se trata de
elegir a los cargos orgánicos del Partido. Sólo a nivel local, los militantes
tienen la oportunidad de elegir a sus Presidentes y siempre que no ocurra como
ocurre en Alicante cuando en algunas ocasiones de interfiere en el proceso
electoral anulando candidaturas, anulando elecciones o exigiendo al afiliado
que esté al corriente de pago de la cuota en unos casos y en otros no. Por
cierto, es muy curioso que al militante se le exija estar al corriente de pago
de la cuota para poder votar pero no se le exija lo mismo cuando se le requiere
para que sea apoderado o interventor en las elecciones. Y si subimos un escalón
se acabó la participación del militante. Entra en juego entonces la figura del
compromisario, esa especie de delegado que votará lo que personalmente le
plazca o le manden desde arriba pero que no tendrá mandato de sus electores. Y
hay ocasiones, como en la ciudad de Alicante, donde ni se comunica a los
afiliados que pueden ser compromisarios o que pueden elegir a compromisarios
porque las plazas de compromisarios para un congreso (los que han de aprobar
las ponencias o elegir a los líderes) ya están repartidas mediante pasteleo
entre las diferentes “familias y sensibilidades” de la ciudad, tal y como en
una ocasión me comunicó el Secretario General Provincial, José Juan Zaplana.
Por tanto, no es del todo correcto afirmar que en los congresos del PP son los
militantes del Partido los que toman las decisiones. Es más, el militante hoy
por hoy no tiene derecho a presentar enmiendas a las ponencias en los congresos
del PP.
Hay un gran margen de maniobra para
profundizar en la democracia interna y en la participación del militante. Hoy
resulta anacrónico que un militante no pueda asistir y votar en el congreso del
Partido a través de las redes sociales y que tenga que estar representado por
un compromisario al que, en muchos casos, ni ha elegido o que no pueda enviar
telepáticamente sus enmiendas. ¿Por qué en un Partido con cientos de miles de
afiliados éstos no pueden elegir directamente a sus líderes habiendo como hay
medios informáticos para hacerlo? ¿Por qué se sigue usando un sistema de
representación piramidal que filtra la voluntad del afiliado a través de
delegados? No hay razones técnicas ni prácticas para ello. Profundizar en la
democracia no sólo es bueno sino necesario para recuperar la confianza
ciudadana y para regenerar el sistema político. Sólo es cuestión de principios
y de voluntad política. Un servidor está con Esperanza Aguirre.
Santiago de Munck Loyola