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domingo, 21 de julio de 2013
miércoles, 17 de julio de 2013
Para la dignidad del Congreso nada mejor que una moción de censura en fraude de ley.
Vaya por delante que un servidor
cree que el Presidente Rajoy debería haber comparecido de motu propio ante el
Congreso de los Diputados para ofrecer las explicaciones que fueren precisas
sobre las nuevas revelaciones o nuevas versiones que el Sr. Bárcenas anda
divulgando. Bien es cierto que el Congreso está para legislar y para controlar
la acción del Gobierno y no para dilucidar otras cuestiones, pero dada la
relevancia que han alcanzado las nuevas versiones del ex tesorero del PP parece
que las explicaciones ofrecidas por Rajoy en febrero ya no son suficientes y
que, por tanto, aplicar las técnicas arriolistas es más bien contraproducente.
Más vale una vez colorado que ciento amarillo dice nuestro refranero y con la
doctrina Arriola parece que el color amarillo va a permanecer largo tiempo en
la faz del Presidente. Pero de ahí a comparecer en los términos solicitados por
el PSOE, es decir “admitiendo su culpabilidad y de forma previa a su dimisión”
hay un verdadero abismo. El PSOE no quiere que el Presidente comparezca ante el
Congreso para dar explicaciones y conocer así su versión, no. El PSOE no quiere
conocer ninguna explicación, ni ninguna versión. El PSOE cree ciegamente a Luis
Bárcenas y ya ha dictado su peculiar sentencia: el Presidente es culpable, no
se sabe muy bien de qué, y por tanto debe dimitir. Por tanto, es perfectamente
comprensible que una comparecencia presidencial establecida en esos términos,
con dimisión incluida, sea inaceptable para el Presidente y, por supuesto, para
la mayor parte de los representantes de la soberanía popular. Pero dicho esto,
no hay nada que impida que el Presidente comparezca en los términos que le
señale la mayoría de la cámara y esa comparecencia serviría para dejar de
alimentar la posición de una oposición sin liderazgo, sin legitimidad moral y
sin proyecto para sacar a España de la crisis a la que ella misma la condujo en
la anterior legislatura.
Es especialmente significativo
que el Sr. Rubalcaba y su partido anuncien la presentación de una moción de
censura en el caso de incomparecencia de Rajoy y que para ello apelen a la
“dignidad” de la Cámara
donde reside la soberanía popular. Una moción de censura requiere la presentación
de candidato alternativo, con un programa concreto, que debe ser sometido
primero a examen y después a votación. La moción de censura no obliga al
Presidente censurado a comparecer ante la cámara para responder a ninguna
cuestión. El que ha de responder es el aspirante. Y lo que llama la atención es
que, de una parte, se intente usar un mecanismo constitucional para lograr un
efecto, la comparecencia presidencial, que no está asegurado y, de otra, que
apelando a la dignidad de la cámara, la que elabora y aprueba leyes, se intente
usar un mecanismo legal en auténtico “fraude de ley”. ¿Tienen patente de corso
los parlamentarios, en este caso los socialistas, para institucionalizar el
“fraude de ley” en el propio parlamento? ¿Ésa es la base de la ejemplaridad y
la dignidad de la cámara que predican?
Una ventaja añadida que
proporciona la peregrina ocurrencia de esta moción de censura fraudulenta es
que permite retratar mejor a los actores e ir poniendo a cada uno en su sitio.
Los comunistas de IU no quieren ni oír hablar de la dichosa moción. Lo que a
ellos interesa son elecciones anticipadas que para ello las últimas encuestas
les favorecen. Los nacionalistas miran para otro lado, de una parte porque los
grupos independentistas catalanes están metidos de lleno en casos de corrupción
y de financiación ilegal de sus formaciones políticas y, de otro, porque una
hipotética moción de censura solo les interesaría si con ello aseguran su
proyecto secesionista. Y finalmente tenemos a UPyD que se ha retratado perfectamente.
Rosa Díez y los suyos están dispuestos a avalar a Rubalcaba como candidato a la Presidencia del
Gobierno y por consiguiente sí apoyarían la presentación de la citada moción.
Bueno es que se sepa, así todos los ex votantes del PP que según las últimas
encuestas estarían dispuestos a transferir su voto a la formación de Rosa Díez
saben ahora que significaría votar, en última instancia, al PSOE. Ya ocurrió en
Asturias por lo que nadie debería llamarse a engaño. Y es que la cabra siempre
tira al monte.
Por el bien de nuestra
democracia, por su estabilidad y, sobre todo, por au tan necesitada
regeneración es imprescindible que se aclare la verdad sobre el asunto Bárcenas
y sobre la posible financiación ilegal del Partido Popular como también lo es
que se aclare la verdad y se depuren las responsabilidades a que hubiere lugar
en el otro escándalo, aún bajo investigación, y que afecta al principal partido
de la oposición, el caso del ERES falsos que por su cuantía y por el origen de
los fondos defraudados es de primera magnitud. No se trata de jugar al “y tú
más” sino de que los dos principales partidos de España den la cara y asuman
las responsabilidades que les corresponden. Porque así no se puede seguir.
Santiago de Munck Loyola
martes, 16 de julio de 2013
Nuestro Bárcenas es su musa.
La
incesante lluvia de noticias sobre el Partido Popular, sobre sus cuentas y
sobre Bárcenas estará causando entre los votantes y, sobre todo, entre los
militantes populares mucho desconcierto, desasosiego o indignación y más entre
aquellos que llevan en el Partido Popular toda la vida, los que no provienen de
otros partidos, porque seguramente se resistirán a creer lo que oyen o leen y
porque no se identificarán con la imagen pública que se está creando. Hay que
dejar cierto reposo y reflexionar bastante antes de otorgar credibilidad a lo
que estamos escuchando.
Es
cierto que esa supuesta contabilidad que se ha hecho pública y que nadie ha
desmentido refleja gastos que no son acordes con lo que los populares hemos
venido defendiendo como criterios de actuación política en el ámbito de las
administraciones públicas. Esos gastos reflejados pueden desvelar muchas cosas,
pero desde luego no se puede hablar ni de principios de austeridad ni de
eficacia en el gasto cuando se analizan esas partidas: lencería, tabaco, ponis,
comilonas, etc. No parece muy ético que la dirección provincial de Alicante se
gastase tan sólo en el año 2011 más de 35.000 euros en comilonas, tal y como se
ha publicado. Y más si se tiene en cuenta que un año después se pide un euro
por afiliado para tapar un agujero de más de 100.000 euros sin explicarnos de
dónde viene. ¿Qué militante daría el visto bueno a esos gastos? Más bien pocos.
El dinero gastado de tan alegre forma provenía de subvenciones públicas, de donaciones
y de cuotas de afiliados. Todo aquel que sienta que su dinero ha sido mal
empleado, por usar un término suave, tendrá cuando menos el derecho a pedir las
explicaciones que considere necesarias. Y el Partido Popular deberá darlas.
Pero
el principal asunto que está ocupando las portadas y que tiene a todo el mundo
en vilo es el asunto Bárcenas. Las últimas declaraciones del ex tesorero
popular son de lo más inquietante y están siendo aprovechadas por la izquierda
de forma bastante miserable, por cierto. Del asunto de los sobresueldos ahora
se ha pasado a una presunta financiación ilegal del Partido Popular y se exige la
comparecencia ipso facto del Presidente Rajoy tras cada nueva revelación, su
inmediata dimisión y hasta la convocatoria de elecciones anticipadas. Bárcenas
se ha convertido en el perfecto aliado de la izquierda que da por ciertas todas y cada una de sus
afirmaciones las pruebe o no, se contradiga o no con declaraciones anteriores.
¿De qué estamos hablando realmente? Hay dos asuntos importantes en todo este
embrollo: de una parta las afirmaciones de Bárcenas relativas a que ha ido
repartiendo en la cúpula popular sobresueldos, a que dichos sobresueldos han
podido ser en B (es decir, engañando a hacienda) y a que algunos de ellos podrían
haber sido percibidos por ministros de Aznar, entre los que se cita a Rajoy,
teniéndolo prohibido y, de otra parte, relativas a la posible financiación
irregular o ilegal del Partido Popular. Salvo el famoso cuaderno de Bárcenas
reflejando una hipotética contabilidad B del Partido Popular no ha aparecido
aún prueba alguna que sustente todas las acusaciones del “cabrón” de Luis. Se
sabe que el Sr. Bárcenas posee una considerable fortuna y se sospecha que su
origen no es el que él cuenta. Se sospecha, pero aún no se sabe, que ese dinero
puede provenir de donaciones superiores a las legalmente permitidas que el Sr.
Bárcenas podría haber repartido con un exceso de caridad hacia si mismo, ya se
sabe, la mitad para él, la mitad para el partido. De momento hay declaraciones
suyas contradictorias, un cuaderno con una supuesta contabilidad B que él ha
fabricado y unos SMS que no comprometen legalmente, aunque puede que moralmente
sí, al Presidente Rajoy. Y con estos ingredientes el PSOE la está montando. Hay
que reconocer que el Sr. Bárcenas le ha venido muy bien a los socialistas. Y en
esta ocasión, como en el 11M, el Partido Popular está gestionando muy mal, muy
torpemente la crisis. Por cierto, Bárcenas no chantajea al Estado de Derecho,
si está haciendo algún chantaje será, en todo caso, al Partido Popular y a sus
dirigentes. Las cosas claras.
Con
la munición de Bárcenas, el PSOE ha aprovechado para pedir que Rajoy
comparezca, para pedir su dimisión, para romper relaciones con el Partido
Popular (¡qué les importa el paro o la ruptura de España!) y para anunciar
hasta una hipotética moción de censura condenada al fracaso de antemano. El
PSOE con un candidato al que ni en su casa lo quieren como tal, sin acuerdos
parlamentarios viables y creíbles y sin los votos necesarios para que prospere
está dispuesto a usar el mecanismo de censura con total y absoluta
irresponsabilidad, sólo para hacer ruido y para desgastar más al gobierno. No
hace falta insistir, por cierto, que a los socialistas además de un candidato
solvente, además de los votos, les falta legitimidad moral para poder articular
una moción de censura y es evidente que los responsables y encubridores en
estos momento del latrocinio de más de 1.000 millones de los ERES andaluces
carecen de legitimidad moral alguna, al igual que sus cómplices encubridores de
IU de Andalucía. Estos no quieren moción de censura, quieren elecciones anticipadas para aprovechar el tirón vaticinado por las últimas encuestas. Su motivación es sólo pragmatismo electoral.
No
hay por ahora prueba alguna de la existencia de sobresueldos ilegales en la
cúpula popular (hechos en B o estando vigente alguna prohibición expresa como
en el caso de los ministros). Tampoco hay prueba de financiación ilegal. Pero
aún en este supuesto no está de más alguna observación. La financiación ilegal
de los partidos políticos no es un delito. Puede que la haya en el Partido
Popular, aún no se sabe y habrá de demostrarlo, pero hasta el día de hoy sí ha
habido partidos condenados por casos de financiación ilegal. Tenemos el caso
reciente de Unión Democrática de Cataluña y tenemos el lejano caso del PSOE con
FILESA, MALESA Y TIME EXPORT. ¿Dimitió Felipe González por aquello? ¿Dimitió por
haber nombrado en los cargos orgánicos de su partido a los que organizaron
aquel tinglado? Evidentemente no. No resulta por tanto muy coherente que
quienes entonces defendieron la continuidad de González reclamen ahora con
tanto teatro la doctrina contraria. Y esto no quiere decir, ni mucho menos, que
quienes creemos en la regeneración democrática no pensemos ni vayamos a dejar
de exigir que se depuren responsabilidades, caiga quien caiga, si se demuestran
irregularidades en la financiación de Partido Popular. Pero haya que exigir
cada cosa en su momento y hacerlo cuando se puede hacer, es decir, cuando se
tiene legitimidad moral y política para hacerlo.
A
pesar de la desazón, de la tristeza y de la incertidumbre que muchos puedan
sentir desde sus ideales políticos, ahora puestos en cuestión, hay que tener la
certeza de que de esta negativa experiencia, de esta oscuridad política saldrá
algo positivo. Más luz, más transparencia y más democracia interna que digan lo
que digan sigue siendo el mejor antídoto contra estas situaciones.
Santiago
de Munck Loyola
jueves, 11 de julio de 2013
¿Llueve?... pues que dimita Rajoy (Cayo Lara y adjuntos)
Desde el minuto 0, desde el
primer días que Mariano Rajoy pisó la Moncloa como Presidente de Gobierno, gran parte de la izquierda
española, la que se sienta en las instituciones democráticas y la que no, está
pidiendo la dimisión del mismo. Todo vale para esta estrategia permanente de
descalificación y deslegitimación de un gobierno que goza de un amplio respaldo
electoral. Y en este empeño cerril los socialistas siempre tienen como aliados
a la variopinta amalgama de IU y a cualquier clase de movimiento antisistema.
Los mismos que mintieron con el déficit público a los españoles y a la Unión Europea acusaban después
al Gobierno de haber mentido en el programa electoral que, como es lógico,
estaba previsto para una situación económica determinada y no para la
encontrada tras descubrirse los engaños contables socialistas. Y a pesar de
ello, la izquierda española se convirtió, de repente, en la mayor defensora del
programa electoral del Partido Popular de noviembre de 2011, exigiendo su
íntegro cumplimiento y la dimisión, como no, del Presidente Rajoy. Es decir, la
súbita conversión a los postulados programáticos populares nos ha dejado una
izquierda sedicente.
A esta izquierda le gustan las
mareas y las concentraciones. La marea blanca, la marea verde, la marea roja,…
y cada una con la guinda: una de concentraciones ante las sedes del PP y que
dimita Rajoy. Una marea para cada reforma. Lo dejaron todo tan bien tras su
paso por el Gobierno que, al parecer, cada iniciativa del nuevo gobierno es un
sacrilegio, se rasgan las vestiduras y que dimita Rajoy.
Ahora, la izquierda cuenta con un
nuevo profeta, un icono de la veracidad, Luis Bárcenas y ha caído rendida a sus
pies. Bárcenas marca ahora el ritmo y la agenda de los socialistas y sus
satélites. Cada palabra del ex tesorero popular provoca inmediatamente un
indisimulado estímulo en las filas socialistas, cada frase del exportador de
euros provoca corrientes de satisfacción y orgasmos, incluso golpistas, en
buena parte de la izquierda española. Es tal la empatía con el Sr. Bárcenas que
su credibilidad no es puesta en duda y sus revelaciones o sus mentiras marcan
ya la agenda de la izquierda. Da lo mismo que ahora diga lo contrario a lo que
hace unos meses afirmó, lo de ahora es lo que cuenta y que dimita Rajoy.
Ayer, sin ir más lejos, el Sr.
Bárcenas sirvió de perfecta coartada para que los grupos de izquierdas se
marcharan de la Comisión
que estudia el proyecto de Ley de Transparencia. Los partidos, cuyos sindicatos
no quieren someterse a esta Ley, encontraron en las revelaciones del Diario El
Mundo del pasado lunes una buena excusa para abandonar la comisión. Tiene lo
suyo que IU salga corriendo de esta Comisión y no esté dispuesta a abandonar al
PSOE andaluz a pesar del asunto de los ERES. Se ve que tira más el dinero de
Suiza que el de los parados andaluces.
Contrasta mucho esta actitud de
la izquierda, sometiéndose a los dictados de un presunto delincuente y un
comprobado mentiroso, a la que mantienen respecto a la
Juez Alaya en el caso de los falsos ERES
andaluces. En este caso, hasta el peinado de la Juez es cuestionable. Cualquier paso que de
respeto a la instrucción de este enorme caso de corrupción es descalificado. No
importa que se hayan esfumado más de 1.200 millones de euros destinados a los
parados en un entramado organizado desde la Junta de Andalucía con el concurso de militantes
socialistas, sindicalistas y empresarios afines. Allí nadie sabía nada. Y
encima el inefable Óscar López tiene la cara dura de ir diciendo que la Junta fue la primera en
investigar el asunto y que está colaborando con la Justicia justo cuando la Guardia Civil denuncia ante el
Juzgado que dicha institución esta bloqueando las investigaciones al retrasar
más de un año la entrega de determinados documentos.
La doble moral de esta izquierda
es evidente: desprecio y acoso a la Juez Alaya y genuflexiones ante Bárcenas. Altavoz
para el ex tesorero y sordina para la juez. Nadie, con un mínimo de
imparcialidad, puede negar que el caso de los ERES falso es cualitativa y
cuantitativamente mucho más grave que el caso Bárcenas y, sin embargo, no es
ésa la percepción social y política existente. Esta irresponsable actitud de
una buena parte de la izquierda sólo sirve consolidar la sensación de que todos
son iguales y que lo que a muchos importa es únicamente que a los suyos no se
les toque y poder utilizar la corrupción como una simple arma arrojadiza con la
que desgastar al enemigo. Y como diría Cayo Lara, ese paladín de las
libertades, “¿Llueve?... pues que dimita Rajoy”.
Santiago de Munck Loyola
miércoles, 10 de julio de 2013
A escándalo por día.
No hay día que pase sin que se
produzcan nuevas revelaciones en torno a las andanzas del Sr. Bárcenas, a la
supuesta contabilidad del Partido Popular o a algún que otro escándalo que
afecta al partido del gobierno. Y no es que a la vez no se produzcan también
revelaciones tan escandalosas o más sobre el PSOE y su ristra charcutera de
imputados por el caso de los EREs falsos y el latrocinio sistemático del dinero
destinado a los desempleados, pero es evidente que estas revelaciones no alcanzan
el mismo eco ni en los medios de comunicación que, salvo honrosas excepciones,
utilizan sordina ni en las redes sociales en las que no pocos han dado rienda
suelta a sus delirios y a sus instintos antidemocráticos apelando al golpismo
de la peor especie.
Sin embargo, dejando al margen
las informaciones sobre Bárcenas, que todavía no se sabe si mintió ante el juez
cuando negó los sobresueldos o miente ahora cuando dice lo contrario aunque su
palabra sea ahora dogma para la izquierda, y dejando también al margen el
asunto de los ERES, el mayor latrocinio de la historia de la democracia aunque
el robo a los parados no incite a la convocatoria de ninguna concentración ante
las sedes socialistas, es preciso detenerse sobre las informaciones publicadas ayer
en torno a la supuesta contabilidad oficial del PPCV porque son especialmente
significativas para quienes hemos dedicado nuestro trabajo, nuestro tiempo y
nuestro dinero al mismo.
Ayer, el Diario Información de
Alicante se hacía eco de la publicación de la supuesta contabilidad oficial del
PP en una página de Internet. Hay que tener en cuenta, en primer lugar, que los
datos publicados se refieren exclusivamente a la supuesta contabilidad de las
direcciones provinciales y no de las Juntas Locales del PP que, al parecer,
campan a su aire en estos temas de contabilidad con asociaciones paralelas
donde se reciben ingresos y se cargan gastos. Por tanto, no se habla del dinero
movido por ciudades tan importantes como Alicante o Elche, en el caso de
nuestra Provincia. En el caso concreto de la Junta Local de
Alicante la contabilidad es un auténtico misterio. Los afiliados no hemos
recibido jamás la más mínima información, ni se nos ha rendido cuenta de qué se
ha hecho con nuestro dinero y algo raro debe pasar porque se niegan a mostrar
las cuentas a los afiliados que lo hemos solicitado. Se niegan a decirnos, por
ejemplo, qué presupuesto extraordinario de campaña electoral se aprobó en 2011
y cómo se gestionó. Y lo más lamentable es que tendremos que ir a los juzgados
para conocer esa contabilidad de la Junta Local de Alicante.
Pero dicho esto y en un primer
repaso de la supuesta contabilidad publicada hay algunos datos que sorprenden
enormemente. Primero que nuestros diputados se premien a si mismos en plena crisis
con sobresueldos, eso sí aparentemente legales, por casi 500.000 euros en 2011,
un año en el que por cierto tuvieron poco trabajo parlamentario. Y ésta no es
una cifra supuesta, sino cierta. No hay que olvidar que los parlamentarios se
fijan a si mismos sus retribuciones y que es de suponer que la cuantía
estipulada es la justa por el trabajo que realizan. ¿Entonces por qué se
asignan cantidades extras como gastos de representación? ¿Por qué se disfrazan
las retribuciones de forma tan vergonzante? Segundo, aparecen reflejados gastos
de desplazamientos de campaña electoral en el Grupo Parlamentario por importe
de 113.500 euros. Una vez más algunos confunden el Partido con el Grupo
Parlamentario y caen en lo mismo que en su día denunciaban a los adversarios
políticos. Que el Presidente Zapatero acudiera a los mítines de su partido en
un avión oficial estaba mal porque con dinero público se cubrían gastos
electorales de partido y eso, se quiera o no, es lo mismo que pagar los
kilometrajes de los mítines de los diputados.
Y hay que ver lo bien que tenemos
alimentados a nuestros dirigentes políticos. Como a los pobres no les llega el
sueldo y, al parecer, el trabajo les cunde mucho más mientras comen en un
establecimiento público y no en su casa, pues nada les pagamos las comidas.
Así, los miembros de la ejecutiva provincial de Alicante se sacrificaron en
2011 por la causa y se gastaron 35.000 euros en comidas. ¡Ahí es nada! Por la
diferencia de gasto entre provincias se ve que los dirigentes alicantinos son más
comilones o tienen más trabajo gastronómico que sus conmilitones regionales. Y
para qué hablar ya de algunos otros gastos en lencería o en tabaco para las
reuniones.
Al final de todo esto quedan
algunas sensaciones y se fortalecen algunas convicciones. Queda cierta
sensación de engaño, de estafa, porque queda patente que mientras muchos miles
de militantes han sacrificado su tiempo, su esfuerzo y su dinero generosa y
desinteresadamente por unos ideales, otros se han aprovechado de ello y han
puesto el cazo. Unos pocos, pero bien situados, han manejado y siguen manejando
toda una estructura de forma poco escrupulosa. Y se fortalece la convicción de
que con más democracia interna no ocurrirían estas cosas con la frecuencia que
se producen porque más democracia interna implica más control sobre los
dirigentes y más responsabilidad de los mismos antes las bases. Se fortalece
igualmente la convicción de que los partidos políticos sólo deben ser
financiados por las cuotas de sus afiliados, de que hay que acabar con las
subvenciones que riegan tan generosamente sus arcas. Y, sobre todo, crece la
convicción de que tarde o temprano los que hoy nos hacen sentir vergüenza
terminarán por pagarlo.
Santiago de Munck Loyola
viernes, 5 de julio de 2013
¿Fin del sistema bipartidista?
La encuesta publicada hoy por el
Periódico de Cataluña confirma las tendencias que han venido señalando otros
estudios demoscópicos anteriores. Se confirma una gran caída en intención de
voto de los dos grandes partidos nacionales, PP y PSOE (aunque llamar ahora
partido nacional al PSOE sea inexacto) y un notable incremento tanto de IU y
UPyD. Según las proyecciones de esta encuesta el PP seguiría siendo el partido
más votado y obtendría en torno a un 28 % de los votos, es decir, un 16 % menos
que en noviembre de 2011 y el PSOE, incapaz de aprovechar el desgate del
partido del gobierno, se situaría de nuevo en el segundo puesto alcanzando un
25,5 % de los votos, el peor resultado de su historia electoral. La suma de los
votos de ambos partidos que tradicionalmente se ha venido situando en torno al
80 % se derrumba hasta un 53,6 % lo que es interpretado por muchos analistas
como el preludio del fin del bipartidismo en España.
Según esta misma encuesta y
confirmando la tendencia apuntada en las anteriores, el derrumbe de PP y PSOE
es aprovechado por los comunistas de IU que superarían el 15 % de los votos y
por los híbridos de UPyD, el personalista partido de Rosa Díez, que rebasaría
el 12 % de los votos. Y estas expectativas de voto en medio de una abstención
record en la historia de nuestra democracia, el 40 %, que evidencia claramente
una profunda desafección de una buena parte de la población hacia el sistema
democrático vigente.
Desde la perspectiva de la
gobernabilidad de nuestro país, el panorama no es muy alentador. Tenemos
antecedentes históricos más que suficientes como para sospechar que un sistema de
partidos tan fragmentado no es precisamente lo mejor para garantizar la
imprescindible estabilidad gubernamental y, menos aún, cuando la propia
supervivencia del Estado está puesta en tela de juicio por los desafíos de los
partidos independentistas.
Parece claro que la fuga de votos
del PSOE se dirige fundamentalmente hacia su izquierda, es decir, a favor de
IU. Entre las causas de esta creciente pérdida de peso electoral seguramente
estarán el recuerdo de la desastrosa gestión de la crisis por parte del
Gobierno de Zapatero, la inexistencia de autocrítica, la ausencia de renovación
dentro del socialismo, la falta de credibilidad en las labores de oposición
lastradas por un clamoroso oportunismo, la debilidad del liderazgo de Pérez
Rubalcaba, la desaparición del sentido nacional del PSOE siempre dispuesto a
ceder terreno a los socialistas catalanes y escándalos tan graves como el caso
de los EREs de Andalucía.
En cuanto al PP, la encuesta
proporciona un dato importante: la mitad de los electores que se marchan votarían
a UPyD. Este dato es muy significativo porque evidencia que una buena parte de
votantes populares desencantados están dispuestos a otorgar su voto a un
partido cuyos orígenes están en la izquierda y que, aunque ideológicamente
confuso, mantiene posiciones alejadas del ideario político del centro derecha.
Es muy probable que, aunque UPyD pueda ser caracterizado como un partido de
centro izquierda, una buena parte del votante de centro derecho esté dispuesta
a darle su voto porque encuentra en su discurso tres elementos importantes que
no termina de distinguir con la suficiente nitidez en el discurso popular:
- Una posición más beligerante y nítida a la hora de abordar el proceso para acabar con el terrorismo etarra.
- Una posición más contundente frente a los nacionalistas y los diferentes procesos independentistas puestos en marcha.
- Un discurso más radical respecto a la unidad del Estado y la reforma del sistema autonómico.
Si a esta peculiaridad se suma el
evidente desgaste que toda acción de gobierno comporta y especialmente en una
situación tan difícil como la que le ha tocado lidiar al Gobierno de Rajoy que
ha derivado en graves incumplimientos del programa electoral y un profundo
desencanto y bochorno por las continuas noticias sobre presuntos casos de
corrupción que afectan al Partido Popular en todos los niveles y frente a los
cuales no se transmite la imagen de una reacción contundente para acabar con
los mismos, es fácil comprender esta fuga de votos. La política de comunicación
del Gobierno no es buena y la del Partido Popular tampoco. Está pesando mucho
más ante la opinión pública lo negativo que los logros del Gobierno que los hay
y muy importantes. Es evidente que los resultados de la doctrina Arriola,
“ponerse de perfil frente a los problemas”, no sirve o al menos así lo señalan
las encuestas. El PP tiene delante una importante tarea si quiere seguir siendo
un gran partido con capacidad de gobierno y en la casa deberían preguntarse
quién se va, por qué se va y rectificar lo que haya que rectificar que no es
poco.
Santiago de Munck Loyola
miércoles, 3 de julio de 2013
Contra la corrupción no valen las lágrimas de cocodrilo.
Durante las últimas semanas se
han venido sucediendo distintas declaraciones de líderes del Partido Popular,
Arantza Quiroga, Esperanza Aguirre, Ignacio González o Martínez Pujalte, por
citar sólo a algunos, en las que manifiestan su asco, su vergüenza o bochorno
por las continuas noticias relativas a presuntos casos de corrupción que
afectan al Partido Popular. Todos ellos se hacen eco, de una forma u otra, del
enorme disgusto o de la indignación que los casos de corrupción causan, no sólo
entre los ciudadanos, sino también entre los militantes del partido que se
sienten defraudados y, además, desorientados con las respuestas que estas
informaciones reciben desde la dirección del Partido Popular.
Como decía Arantza Quiroga, el
militante no puede comprender, ni acepta, que mientras su condición de
militante exigía sacrificios económicos y personales, otros se lo estaban
llevando crudo por el simple hecho de ostentar puestos orgánicos de
responsabilidad, a saber, sueldos institucionales, más sueldos orgánicos en el
partido más toda clase de gratificaciones o indemnizaciones. El militante no
puede comprender, ni acepta, que compañeros del Partido que ostentan
responsabilidades institucionales están incursos en diferentes procesos
judiciales por corrupción sin que el Partido, en la mayoría de los casos,
reacciones con firmeza apartándoles de los grupos populares institucionales
alegando una supuesta defensa del derecho a la presunción de inocencia. Que se sepa,
la defensa de este derecho no está reñida con la adopción de medidas cautelares
como le ocurre a cualquier ciudadano no perteneciente a la clase política.
La falta de una reacción
contundente y convincente por parte del Partido Popular sigue alimentando la
desafección ciudadana en general y el profundo malestar en particular de los
militantes populares. Bueno, lo de la falta de reacción no es del todo cierto,
a algunos militantes se nos quiere expulsar del Partido por criticar conductas
inadecuadas y por exigir más honradez. Y es que no basta con expresar
públicamente sentimientos de indignación, de bochorno o de asco ante esta
situación. La pública expresión de sentimientos está muy bien para copar los
titulares de los medios de comunicación y para tratar de mostrar cierta empatía
con el militante, pero no es suficiente. Los sentimientos deben traducirse en
ideas y las ideas en acciones concretas que sirvan para corregir los problemas
y para demostrar, con hechos, la firme actitud del Partido Popular ante el
grave problema de la corrupción. Y eso solo puede lograrse combatiendo sus
causas. Hacen falta hechos ejemplares, medidas eficaces y una eficaz
comunicación ante los ciudadanos. El Partido Popular no es un partido de
corruptos aunque haya en su seno algunos aprovechados y eso debería quedar bien
claro. Pero ese mensaje no cuajará sin acciones concretas.
Algunos, además de denunciar este
estado de cosas, no nos hemos venido limitando a ello, sino que hemos venido
proponiendo la adopción de medidas concretas que podrían contribuir a combatir
la corrupción y los negativos efectos que se están produciendo en la imagen del
conjunto de la clase política. Tanto a título individual como desde el Foro
Esperanza Popular Movimiento de Bases hemos defendido la necesidad de promover
una regeneración democrática de las instituciones y de sus gerentes, los
partidos políticos. Entre otras, proponemos las siguientes:
En el ámbito interno del Partido Popular: más
democracia interna promoviendo el protagonismo que corresponde a los militantes
e incluso la democracia participativa de los mismos a través de las redes
sociales de modo que puedan elegir directamente a sus dirigentes territoriales
y participar en la elaboración de las candidaturas; el establecimiento de rígidas
incompatibilidades de los cargos públicos: una persona, un cargo; más
transparencia de modo que los militantes conozcan las cuentas del partido, las
fiscalicen y sepan en qué se emplea el dinero; la adopción de un nuevo código
ético más concreto que las normas actuales; prohibición del acceso a cargos
públicos de personas sin experiencia laboral previa; exclusión temporal del los
grupos institucionales populares de todo cargo público imputado que
voluntariamente no solicite su baja temporal de los mismos; limitación de los
mandatos tanto orgánicos como de representación; más cauces de participación y
debate internos; establecimiento de la figura del defensor del afiliado que
impida las persecuciones políticas internas y garantice el libre ejercicio de los
derechos políticos recogidos en la Ley de Partidos; rendición de cuentas de los
cargos representativos en las instituciones ante los militantes del ámbito
territorial respectivo; prohibición de percepción de retribuciones por el
desempeño de cargos orgánicos.
En el ámbito externo:
- Elaboración de un Estatuto del Cargo Público que elimine los privilegios de la clase política: reducción de aforados, establecimiento del régimen fiscal general a todos los parlamentarios y el mismo régimen general de seguridad social a efectos de cotizaciones para las pensiones, eliminación de indemnizaciones por razón de cese, limitación de mandatos, limitaciones retributivas, limitación de puestos de libre designación en todas las administraciones públicas, nuevo régimen de incompatibilidades más severo, etc.
- Aprobación de una Ley sobre Retribuciones Públicas que afecte a cualquier retribución que tenga su origen en fondos públicos ya sea abonada por administraciones públicas o empresas y/o asociaciones subvencionadas y que suponga una limitación de las cuantías mediante el establecimiento de una tabla salarial cuya máxima cuantía corresponda a la Presidencia del Gobierno.
- Reforma de la Ley de contratación de las Administraciones Públicas de modo que se eliminen de la misma los criterios de discrecionalidad en la adjudicación de contratos.
- Reforma de la Legislación sobre el Suelo para reducir los criterios subjetivos o discrecionales en la tramitación de las aprobaciones del planeamiento.
- Reforma de las leyes procesales para agilizar la tramitación de los procedimientos penales.
- Reforzar la independencia judicial despolitizando la elección de los órganos de gobierno del poder judicial.
- Reforma de la financiación de los Partidos Políticos eliminando las subvenciones públicas de modo que se sostengan según la voluntad de su militancia y limitación y publicidad de las donaciones a los mismos.
- Reducción del límite de los gastos de campañas electorales y fiscalización inmediata de los mismos por una nueva Sección de las Juntas Electorales.
Éstas son algunas de las medidas
que hemos venido proponiendo, pero hay aún más otras medidas que podrían
adoptarse. No basta con lamentarse, no basta con quejarse. Es preciso actuar
con medidas concretas si de verdad se quiere dar un paso más, si se desea
convertir las palabras en hechos y volver a recuperar la confianza ciudadana.
De lo contrario habrá quien piense que las lágrimas sólo son de cocodrilo.
Santiago de Munck Loyola
viernes, 28 de junio de 2013
Seguimos creciendo.
En una reunión celebrada en
Elche, en la sede del Foro de Elche, el pasado 11 de junio, entre
representantes de esta entidad y miembros del Foro Esperanza Popular –
Movimiento de Bases, se acordó estrechar la colaboración entre ambas entidades
con el fin de fortalecer el trabajo en favor de la regeneración democrática en
el ámbito de la Comunidad Valenciana.
En dicha reunión los participantes entre los que se encontraban Miguel Picher,
Lola Romeralo y Santiago de Munck se expusieron los principales objetivos de la Asociación Foro
Esperanza Popular Movimiento de Bases: que ya cuenta con miembros en más de 65
municipios de la
Comunidad Valenciana y en la que tienen cabida tanto
ciudadanos a título personal como personas jurídicas.
Finalmente, en este encuentro, se
acordó la incorporación del Foro de Elche en la Asociación Foro
Esperanza Popular Movimiento de Bases así como la incorporación de ciudadanos
de Elche a título individual. En los próximos días del mes de julio se desarrollará
el acto de formalización de esta decisión. Con ello, el movimiento regenerador
que representa nuestra asociación recibe un notable impulso que redundará, con
toda seguridad, en su capacidad de actuación.
Es preciso insistir, una vez más,
que el Foro Esperanza Popular Movimiento de Bases no es un partido político ni,
por supuesto, ninguna corriente de opinión dentro de un determinado partido
político. Es una asociación cívica cuyo principal objetivo es promover la
regeneración democrática de las instituciones y de los partidos desde unos
determinados principios ideológicos que algunos podrían definir propios del
centro derecha. Los miembros de la Asociación , militando en diferentes partidos o
sin militancia alguna, compartimos le necesidad de promover la regeneración
democrática como requisito imprescindible para fortalecer las instituciones
democráticas y su arraigo en el conjunto de la ciudadanía y adquirimos, por
tanto, el compromiso de defender allí donde es posible valores y pautas de
conducta como la honradez de los cargos públicos, la ejemplaridad de la clase
política, la austeridad y la eficacia en la gestión pública, la democracia
interna y participativa en los agentes políticos y sociales, la participación,
el debate público y la libertad para los militantes y afiliados de dichos
agentes sociales, la transparencia en su financiación, la limitación de
mandatos de los cargos públicos, la responsabilidad y rendición de cuentas ante
los militantes de los cargos institucionales o la exigencia de experiencia
laboral previa para el acceso a cargos públicos sean electos o de libre
designación.
No pasa un día sin que las
diferentes noticias publicadas en torno a los problemas de corrupción o de
ineficacia en la gestión pública dejen de confirmar y ratificar la necesidad de
un movimiento como el que representa la Asociación Foro
Esperanza Popular Movimiento de Bases. Es una exigencia ética trabajar para que
una actividad tan noble como la política recobre el aprecio ciudadano que, por
la conducta poco ejemplar de unos pocos y la pasividad o complicidad de muchos,
ha disminuido de forma tan notable.
Santiago de Munck Loyola
martes, 25 de junio de 2013
¡Cuanta razón tienes Arantza!
Ayer, la nueva Presidenta del PP
vasco, Arantza Quiroga aseguró ante Mariano Rajoy que el “caso Bárcenas” le
parecía “vomitivo” y que el Partido Popular, cuando pudiese, debería “afrontar
la recuperación de la confianza perdida” por culpa de “algunos”. Quiroga afirmó
con rotundidad que “todos los militantes del PP están asqueados” con el tema de
Bárcenas y desean que la
Justicia “actúe con rapidez”. De forma muy elocuente recordó
que mientras que a algunos les temblaban las piernas cuando tenían que ir a un
Pleno en el País Vasco, otros estaban a otra cosa, estaban dedicados a hacer
“caja”. ¡Qué gran verdad! ¡Qué contraste entre el valor, la generosidad y el
heroísmo de algunos y la miseria política y moral de otros!
No se equivoca un ápice Arantza
Quiroga cuando afirma que todos los militantes del PP están asqueados por este
asunto, pero se queda corta. La mayoría de los militantes del PP estamos
asqueados por este y por otros asuntos que afectan a la trayectoria política y
a la imagen de nuestro partido y no queremos consolarnos con la idea de que en
todas partes cuecen habas. Hablamos de nuestra propia casa y lo que ocurra en
ella será un grave condicionante de la credibilidad del discurso popular. No se
puede señalar la paja en el ojo ajeno ignorando la viga que ciega el propio.
Asquea a cualquier militante el
llamado caso Bárcenas y todo lo que en torno al mismo se va conociendo con
cuentagotas. Asquea, no ya el simple hecho de que un señor se haya “forrado”
durante años a costa de las cuentas del Partido Popular sin que nadie notase
nada extraño, sino también que algunos dirigentes hayan estado cobrando
sobresueldos, indemnizaciones o gratificaciones, legales o ilegales, porque
parece que la suma de las retribuciones de los cargos públicos que desempeñaban
más los sueldos de los cargos orgánicos suponen unas cifras más que dignas para
vivir. Asquea saber que mientras que algunos teníamos que poner dinero de
nuestro bolsillo hasta para comprar la cola de las pegadas de carteles o para
pagar los autobuses con los que nos desplazábamos al país Vasco para apoyar a
nuestros compañeros otros nadaban en la abundancia nacida de donativos,
seguramente poco desinteresados.
Asquea a cualquier militante que
el nombre de nuestro partido se asocie con tramas presuntamente corruptas y
dadivosas hasta extremos increíbles. Asquea que se mantengan privilegios
fiscales o en materia de pensiones a sus señorías mientras se imponen duras
cargas al resto de los ciudadanos. Asquea el hecho de que la presencia de
imputados y procesados en diferentes bancadas populares no se salde con la
pública reprobación de los mismos o, al menos, con su apartamiento cautelar de la
protección del paraguas de las siglas del partido. Asquea que diputados sean
sorprendidos in fraganti conduciendo ebrios y no presenten su dimisión ante la
absoluta irresponsabilidad y falta de ejemplaridad que su conducta implica.
Asquea que haya cargos públicos ostentando muy altas responsabilidades habiendo
mentido en su curriculum durante años y que el descubrimiento de esta
circunstancia no suponga su cese inmediato. Asquea que los militantes sean
ignorados en muchas ocasiones a la hora de designar a los líderes territoriales
del partido o a la hora de informarles debidamente sobre las finanzas del
Partido y que los incumplimientos sistemáticos de los Estatutos del Partido o
del Código de Buenas Prácticas por parte de algunos dirigentes no reciba el
reproche público de quienes tienen potestad para ello.
Da asco, en definitiva, que una vocación
tan noble como la política esté siendo envilecida por algunos mercenarios,
pocos, es verdad, pero muy significativos y estratégicamente situados no por la
voluntad del militante sino del “dedazo” superior. Da asco que algunos, sin formación
alguna y sin más mérito profesional que la especialización en el arte de hacer
pasillo, en el del peloteo, o en el derivado de su parentesco o de sus
amistades, hayan logrado ocupar escaños, concejalías o alcaldías, convirtiendo
la política en un simple modus vivendi y no en un servicio al interés general y
al ciudadano.
Bárcenas es algo más que un señor
espabilado. Es la representación, la personificación de un peculiar modo de
entender la política que desgraciadamente es, en su esencia, perfectamente
asimilable a muchos otros comportamientos que, sin un componente económico tan
claro, participan de todo lo contrario a lo que significan los valores y los
nobles ideales de una vocación de servicio al bien común. Hay muchos motivos
para sentir asco pero todo dependerá del grado de escrupulosidad de cada uno.
Santiago de Munck Loyola
lunes, 24 de junio de 2013
Democracia interna 3.0.
En medio del descrédito
generalizado de los partidos políticos y de la clase política, se ha puesto en
marcha en las redes sociales una iniciativa de recogida de firmas para que los
partidos, sindicatos y patronales vivan exclusivamente de sus ingresos y no de
las subvenciones públicas (https://www.change.org/es/peticiones/que-partidos-sindicatos-y-patronal-vivan-de-la-x-en-la-declaraci%C3%B3n).
Esta iniciativa popular no podía ser más oportuna y coincide con un creciente
número de voces que reclaman la regeneración de nuestra democracia. Hay que ser
conscientes de que no es posible regenerar nuestro sistema democrático sin el
requisito previo de la regeneración de sus actores principales, es decir, de
los partidos políticos. Y no son pocos los problemas y deficiencias que aquejan
a los partidos políticos en general.
Entre estos problemas están el
déficit de democracia interna que se refleja en un procedimiento piramidal
inverso en la renovación periódica de sus estructuras, un sistema de
financiación poco transparente, sustentado fundamentalmente en la percepción de
subvenciones públicas y de donativos de empresas vinculadas a las grandes
contrataciones públicas y no en las cuotas de sus afiliados, una parasitación
de las administraciones públicas convirtiéndose en agencias de colocación de
amigos, una gran distancia de los dirigentes respecto a los ciudadanos, o una
ausencia de ejemplaridad de buena parte de la clase política instalada en
privilegios fiscales, sociales y económicos. Sin embargo, prácticamente todos
los problemas que aquejan a los partidos políticos tienen su raíz última en el
fuerte déficit democrático interno. Los liderazgos artificiales, las
indefiniciones ideológicas y la consecuente acomodación a las circunstancias
coyunturales alejándose de los principios ideológicos, los incumplimientos
programáticos y la profesionalización de la política en el peor sentido del
término tienen su causa en el incumplimiento del mandato constitucional del
funcionamiento democrático interno de los partidos políticos. La adhesión
desinteresada y entusiasta del militante ha ido siendo sustituida de forma
progresiva por la mercantilización de los cuadros de los partidos, el debate
interno por las consignas y los argumentarios, la contribución de profesionales
experimentados en la sociedad civil por la colocación de medradores sin
formación ni experiencia que terminan ocupando los cargos públicos por
designación superior. Y todo ello,
porque la militancia, que no es otra cosa que un reflejo parcial de la sociedad,
se ha convertido en un elemento perfectamente prescindible ya que no es
necesaria ni su aportación económica ni personal para el éxito electoral.
Hace tan sólo unas semanas, se
produjo un debate entre la Secretaria
General del PP, Mª Dolores de Cospedal, y el eurodiputado
Popular, Alejo Vidal Cuadras, en torno a la democracia interna. Uno de los
argumentos usados para medir la menor o mayor democracia interna de los
partidos políticos era el número de compromisarios o delegados de los
militantes en los congresos nacionales de las formaciones políticas. ¡Ridículo!
Los partidos políticos y nuestras instituciones representativas siguen ancladas
en los modelos de representación esbozados siglos atrás. Lo que, con muchos
matices, podría seguir siendo aplicable a las instituciones representativas que
han de debatir, dialogar, consensuar y finalmente tomar decisiones en nombre
del cuerpo electoral que, por operatividad, no podía ser consultado de forma
continua para tomar decisiones y, por ello, delegaba su soberanía mediante el
mandato a sus representantes, no lo es para algo tan simple como es elegir,
cada cierto número de años, a los dirigentes de un partido político.
Hoy en día, cuando a través de
Internet podemos hacer la declaración de la renta, promover actos
administrativos o firmar electrónicamente documentos oficiales ¿para qué
necesita un afiliado de un partido político que alguien, en su nombre, elija al
líder del mismo? Lo cierto es que los militantes de un partido político no
necesitan ni delegados ni compromisarios para elegir a sus líderes porque
cuentan con nuevas herramientas a su servicio para manifestar su voluntad, para
ejercer su soberanía en cualquier momento y en cualquier lugar. Ni siquiera los
necesitan para aprobar las ponencias y demás documentos que suelen someterse a
votación en estos eventos. Hasta hace poco, era evidente que en el Congreso o
en la Asamblea de un partido político con decenas o cientos de miles de
afiliados fuese imposible que todos asistiesen para ejercer su derecho político
de participación y de elección y que, por tanto, tuviesen que elegir delegados
para que en su nombre actuasen. Hoy ya no es necesario. Hoy es técnicamente
posible que los afiliados de un partido político se inscriban para participar
en los congresos o asambleas a través de la red, que participen en la
elaboración de propuestas y, lo que es más importante, en la elección de sus
líderes locales, regionales o nacionales sin necesidad de ningún intermediario,
sin ningún filtro, ejerciendo directamente su voto. Y lo mismo es perfectamente
aplicable para que los afiliados puedan elegir a sus candidatos en los
distintos procesos electorales. Si los partidos políticos no ponen en marcha
las nuevas herramientas participativas no es por dificultades técnicas, es por
miedo a la democracia directa, por el temor de sus cúpulas y de sus burocracias
internas a la pérdida del control de unas poderosas organizaciones, todavía
necesarias, pero alejadas de la idea de servicio al ciudadano.
La recuperación de la confianza
ciudadana pasa necesariamente por la promoción de la regeneración democrática
de las instituciones y ésta por la regeneración de los partidos políticos. La
primera tarea debería ser su puesta al día, su actualización en sintonía con
las aspiraciones y objetivos de sus militantes y eso sólo puede lograrse con
más democracia interna, con más calidad democrática. Hoy no existe ningún
obstáculo ni ningún argumento político de peso que impida pasar de la
democracia interna representativa a la democracia interna participativa. Es
hora, guste o no a algunos, de promover en los partidos y en las demás
asociaciones de peso institucional lo que algunos han venido en llamar la
democracia interna 3.0. No hacerlo, aferrarse a la defensa numantina de unos
modelos caducos y trasnochados, será poner puertas al campo. Una pérdida de un
tiempo precioso.
Santiago de Munck Loyola
lunes, 17 de junio de 2013
Con AVE y con foto por los pelos.
Tal
y como vaticinaban muchos comentaristas en los diferentes medios de
comunicación, el trato protocolario que ha recibido hoy la Alcaldesa de
Alicante, Sonia Castedo, con ocasión de los actos de inauguración del nuevo AVE
a Alicante, ha sido objeto de un detallado seguimiento y análisis. Todos los
medios de comunicación, casi sin excepción, han coincidido en varias cosas: que
la Alcaldesa de Alicante ha sido relegada en el protocolo oficial, que Mariano
Rajoy la ha eludido cuanto ha podido y que la Alcaldesa ha conseguido
finalmente “salir” en la foto, aunque fuera a costa de la Bellea del Foc y del
Presidente de las Hogueras de San Juan. Incluso a última hora, la Presidenta de
Castilla la Mancha y Secretaria General del Partido Popular, Mª Dolores de
Cospedal, ha tenido que acudir a los medios para aclarar que ella no ha tratado
de evitar a la Alcaldesa de Alicante durante la ceremonia. ¡Cómo habrá sido la
cosa para tener que realizar esta aclaración!
Al
ver las imágenes y leer las diferentes crónicas sobre este importante día para
Alicante, como vecino, tengo cierta sensación de malestar y de vergüenza.
Malestar porque cuando alguien evita a la Alcaldesa de nuestra ciudad porque
está imputada por tres graves delitos o cuando se la margina en los actos
protocolarios, con diferentes excusas, pero se la margina al fin y al cabo, a
quien se está evitando o marginando es a la representante de todos los vecinos
de Alicante, a la máxima autoridad de la ciudad de Alicante. Vergüenza por los
intentos, aparentemente desesperados, de la máxima autoridad municipal por
arrancar una foto con quienes no tienen muchas ganas de fotografiarse con ella.
Da
la sensación de que hace tiempo que la dignidad política ha desaparecido de
nuestro entorno próximo. Cuando se leen las transcripciones de las grabaciones
de las conversaciones de toda una Alcaldesa con un proveedor municipal se
siente bochorno por el tono cutre que se emplea. Cuando se leen determinadas
declaraciones judiciales en las que se reconoce abiertamente que se usa el más
alto cargo de la ciudad para pedir empleo para los amigos y conocidos, se
siente bochorno. Cuando se conocen las informaciones sobre cómo se realizan
determinadas adjudicaciones y a quien en una ciudad como la nuestra, se siente
bochorno. Y cuando se ven determinadas escenas como las de hoy se siente también
bochorno y vuelve la pregunta ¿dónde está la dignidad inherente al desempeño de
un cargo político representativo?
Es
francamente difícil entender la situación porque quienes deberían haber tomado
determinadas decisiones no lo han hecho o lo han hecho de forma bastante tibia.
Y ello sólo contribuye a aumentar el desconcierto de los ciudadanos. Es
bastante difícil comprender que alguien que esté imputado no pueda ostentar
ningún cargo interno en el PPCV, tal y como ha establecido el Presidente Fabra,
y simultáneamente no exista inconveniente alguno para que siga perteneciendo al
Grupo Popular en las Cortes Valencianas o en su Ayuntamiento. Es difícil de
entender que el Secretario Provincial del Partido Popular de Alicante presida
una cena de homenaje a la Alcaldesa organizada tras su imputación y el
Presidente Nacional del Partido Popular, Mariano Rajoy, evite saludarla o
fotografiarse con ella. Tiene poca lógica que los cargos de designación directa
que resultan imputados sean cesados fulminantemente y que los cargos electos
igualmente imputados no reciban la petición pública de dimisión, aunque dicha
petición resulte inútil en la mayoría de las ocasiones. Era imprescindible trazar
una línea roja como hizo el Presidente Fabra, pero resulta bastante
desconcertante que esa línea roja sea discontinua. No es sencillo el problema,
hay muchas variables a tener en cuenta, pero es imprescindible un criterio
único y muy claro.
No
es difícil lograr hoy en día que un cargo público sea imputado y, en muchas
ocasiones, la imputación se ha convertido en un estigma y en un instrumento de
la lucha partidista. Hay quienes tratan de ganar en los tribunales lo que no
ganan en las urnas. Sin embargo, establecer un criterio en función de las
circunstancias de cada caso parece bastante complicado. Habría que atender a la
gravedad de las acusaciones, el origen de las mismas o a los indicios
incriminatorias existentes lo que terminaría por promover unos juicios
paralelos inaceptables. Más fácil parece el caso de los cargos públicos
procesados porque en esos casos, el juez ya aprecia indicios racionales de
criminalidad. Y no se trata de vulnerar, como algunos argumentan, la presunción
de inocencia. Al día de hoy el Sr. Blesa es inocente de cualquier delito y, sin
embargo, está en la cárcel de forma preventiva sin vulnerar su derecho a la
presunción de inocencia.
Sin
embargo y a pesar de las dificultades que entraña establecer un criterio claro
y ejemplarizante, lo cierto es que cuando el egoísmo o la falta de altura de
miras de los imputados dañan gravemente a la imagen de las instituciones a las
que representan y a los partidos que los han aupado a esas responsabilidades,
no queda más remedio que tomar una decisión que signifique públicamente que no
se comparte su situación y que no se les protege. Y más vale una vez colorado
que ciento amarillo.
Santiago
de Munck Loyola
viernes, 14 de junio de 2013
El AVE a Alicante ¡por fin!
La llegada del Ave a Alicante es,
se mire por donde se mire, una excelente noticia para la ciudad y para la
Provincia. Tras no pocas dificultades, rumores e incertidumbre la nueva línea
será inaugurada el próximo lunes 17 de junio, unos pocos días antes de las
Hogueras, por el Príncipe Felipe, el Presidente Rajoy y el Presidente Fabra. En
el anecdotario de ese día quedará seguramente lo que ocurra protocolariamente
con nuestra Alcaldesa imputada, Sonia Castedo, si interviene o no entre los
oradores, aunque todos los pronósticos apuntan a que no lo hará, y dónde o con
quién es fotografiada ya que según algunos medios de comunicación existe entre
los dirigentes políticos cierta alergia a dejarse fotografiar junto a ella.
Algunos comentaristas apuntan a que el hecho de que no hable en el acto o sea
marginada protocolariamente por su imputación judicial supondrá nuevamente un
“feo” a Alicante y a los alicantinos. No creo que sea para tanto, pero de ser
así la responsabilidad incumbe solamente a quien por sus acciones se ha situado
bajo el ojo de la Justicia y, con ello, a la institución y a los ciudadanos a los que representa.
Pero al margen de estos dimes y
diretes, lo relevante es que el AVE va a suponer un importante revulsivo para
la economía de la Provincia. Según las previsiones de la Generalitat, la
llegada del AVE a Alicante tendrá un impacto económico en el PIB de la
provincia de Alicante de unos 70 millones de euros al año y generará 735 nuevos
empleos. Con el AVE, según estas previsiones, el número de viajeros
ferroviarios se incrementará en 650.00 al año, un 40 % más, alcanzándose una
cifra total de 2.250.000 viajeros al año. De acuerdo con estas previsiones, el
AVE servirá también para impulsar el sector inmobiliario de la provincia, líder
en la venta de inmuebles a extranjeros, y que ya el año pasado fue la preferida
para los madrileños que adquieren una segunda residencia produciéndose más
4.300 ventas a los mismos. Es indudable que poder llegar desde Madrid a
Alicante en poco más de dos horas, y esperemos que una vez probada y
consolidada la línea pueda reducirse este tiempo, supone un importante
aliciente para adquirir y disfrutar de una segunda residencia en la provincia.
Es evidente que no todo está
hecho y que quedan aún pendientes de resolver y organizar muchas cuestiones en
torno al AVE, sobre todo para tratar de rentabilizar al máximo esta
infraestructura para beneficiar a todas las localidades alicantinas que puedan
aprovechar sus beneficios. Se está trabajando en la organización de todos los
enlaces de otros medios de transporte para conectar mejor esta infraestructura,
aunque parece evidente que estas cuestiones ya deberían haber sido planificadas
y resueltas hace tiempo.
Desde otra perspectiva habría que
subrayar que la llegada del AVE a la provincia supone una mejora respecto al
deficitario saldo que presentan las inversiones de la Generalitat y el Estado
en nuestra provincia. Del mismo modo que las cifras señalan que la Generalitat
está infrafinanciada respecto a las demás autonomía, no es menos cierto que la
Provincia de Alicante está a la cola de las inversiones públicas por habitante
tanto en la Comunidad Autónoma como en el Estado. Y si existe una “deuda”
histórica del Estado hacia la Generalitat, también existe respecto a la Provincia
de Alicante. Y el AVE no la salda.
Santiago de Munck Loyola
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