Ocurrió lo que tenía que ocurrir en un país en el que la justicia, en su más alta instancia, está politizada o más bien podrida por la partitocracia. El guión que al parecer había pactado el gobierno socialista con ETA se ha cumplido, tal y como predijo hace meses Jaime Mayor Oreja y tal y como se deducía de las famosas actas de ETA, cuya veracidad, es de suponer, no será nuevamente puesta en duda.
Demostrado ha quedado que ETA había diseñado una estrategia para estar presente en las instituciones municipales. Demostrado ha quedado que los batasunos son etarras en labores de activismo político y social. Demostrado está también que en las listas de Bildu, junto a personas no terroristas, se han situado muchos batasunos, muchos etarras. Demostrado está entonces que en las listas de Bildu hay etarras.
La infame decisión del Tribunal Constitucional no es comprensible desde una óptica de estricta observancia jurídica ni desde una perspectiva ética o moral. En el fondo el Tribunal Constitucional ha optado por la supremacía del Art. 23.2 de la Constitución “…tienen derecho a acceder en condiciones de igualdad a las funciones y cargos públicos, con los requisitos que señalen las Leyes” sobre el Art. 15 del mismo cuerpo legal “todos tienen derecho a la vida y a la integridad física y moral, sin que, en ningún caso, puedan ser sometidos a tortura ni a penas o tratos inhumanos o degradantes. Queda abolida la pena de muerte, salvo lo que puedan disponer las Leyes penales militares para tiempos de guerra”. El derecho de los asesinos y sus cómplices a presentarse a las elecciones frente el derecho de todos a la vida y a la integridad física y moral. Ni más, ni menos. Y el Tribunal Constitucional ha elegido proteger el derecho de los primeros.
A partir de hoy, los asesinos y sus cómplices dispondrán de los censos electorales con los nombres y domicilios de todos los ciudadanos, recibirán dinero público por presentarse y, en caso de resultar elegidos, podrán gestionar unos 225 millones de euros con lo que ello implica.
Los “buenistas” llevan días diciendo que es bueno que se presenten a las elecciones, que hay que integrar a esta gente en las instituciones, que hay que dar una oportunidad a la paz y más simplezas del mismo calibre. ¡Qué flaca memoria la suya! Deberían repasar las hemerotecas y comprobar que cuando Batasuna ha estado en los Ayuntamientos, ETA ha matado, robado y extorsionado más. Y que cuando Batasuna ha salido de los mismos, la actividad de ETA ha decrecido radicalmente. Ahí están los datos, compruébenlos y si después de hacerlo siguen pensando lo mismo es que son necios o algo peor.
La paz no puede llegar por la vía de los acuerdos y concesiones a los asesinos. La paz sólo puede llegar con la victoria de las víctimas y del Estado. Aquí debe haber vencedores y vencidos y entre éstos todos los terroristas y sus cómplices.
La infame decisión del Tribunal Constitucional no es comprensible desde una óptica de estricta observancia jurídica ni desde una perspectiva ética o moral. En el fondo el Tribunal Constitucional ha optado por la supremacía del Art. 23.2 de la Constitución “…tienen derecho a acceder en condiciones de igualdad a las funciones y cargos públicos, con los requisitos que señalen las Leyes” sobre el Art. 15 del mismo cuerpo legal “todos tienen derecho a la vida y a la integridad física y moral, sin que, en ningún caso, puedan ser sometidos a tortura ni a penas o tratos inhumanos o degradantes. Queda abolida la pena de muerte, salvo lo que puedan disponer las Leyes penales militares para tiempos de guerra”. El derecho de los asesinos y sus cómplices a presentarse a las elecciones frente el derecho de todos a la vida y a la integridad física y moral. Ni más, ni menos. Y el Tribunal Constitucional ha elegido proteger el derecho de los primeros.
A partir de hoy, los asesinos y sus cómplices dispondrán de los censos electorales con los nombres y domicilios de todos los ciudadanos, recibirán dinero público por presentarse y, en caso de resultar elegidos, podrán gestionar unos 225 millones de euros con lo que ello implica.
Los “buenistas” llevan días diciendo que es bueno que se presenten a las elecciones, que hay que integrar a esta gente en las instituciones, que hay que dar una oportunidad a la paz y más simplezas del mismo calibre. ¡Qué flaca memoria la suya! Deberían repasar las hemerotecas y comprobar que cuando Batasuna ha estado en los Ayuntamientos, ETA ha matado, robado y extorsionado más. Y que cuando Batasuna ha salido de los mismos, la actividad de ETA ha decrecido radicalmente. Ahí están los datos, compruébenlos y si después de hacerlo siguen pensando lo mismo es que son necios o algo peor.
La paz no puede llegar por la vía de los acuerdos y concesiones a los asesinos. La paz sólo puede llegar con la victoria de las víctimas y del Estado. Aquí debe haber vencedores y vencidos y entre éstos todos los terroristas y sus cómplices.
Sabemos los nombres de los autores de esta vomitiva sentencia: Pascual Sala, Eugeni Gay, Pablo Pérez Tremps, Elisa Pérez Vera, Adela Asúa y Luis Ignacio Ortega. Sabemos el nombre del partido impulsor de esta decisión: PSOE. Aún no sabemos el nombre de la próxima víctima de ETA y ojala tardemos mucho en saberlo pero, sin duda, sabemos quienes están ayudando, voluntaria o involuntariamente, a la organización terrorista.
Santiago de Munck Loyola