Las
actitudes y comportamientos de los personajes públicos, sus hechos, son mucho
más relevantes que sus palabras. En estos días de agitación y añoranza para
algunos del movimiento 15 M
han coincidido dos comportamientos completamente opuestos y muy significativos
sobre la ética y personalidad de sus protagonistas. De una parte, D. Julio
Anguita ex coordinador de Izquierda Unida ha renunciado por escrito a la paga
de pensión máxima vitalicia a la que tenía derecho como ex-parlamentario y para
justificar tal decisión ha dicho que “con la pensión que le correspondía como
maestro tenía bastante”. ¡Chapeau! Sí señor, un comportamiento más que ejemplar
que pone de manifiesto la honestidad y, sobre todo, la coherencia del Sr.
Anguita. Hay que reconocérselo sin ningún tipo de objeción. Y un servidor lo
hace desde la más profunda discrepancia ideológica. Lo que ha hecho el Sr.
Anguita es todo un ejemplo de un político de los pies a la cabeza, un ejemplo
que le sitúa en un plano de superioridad moral sobre los demás políticos que,
con seguridad, no le van a imitar.
Y
en la otra cara de la moneda de la coherencia y honestidad política tenemos a
Pedro Almodóvar (Peeeeedro…). Al Sr. Almodóvar le ha faltado tiempo para correr
a la Puerta del Sol y solidarizarse con los indignados. Foto por aquí,
declaraciones por allí, un autógrafo por allá y un pequeño baño de multitudes.
Almodóvar es un indignado más. Claro, que Pedrito, que no es un pozo de
sabiduría política (no se puede n pedir peras al olmo) debe ignorar que entre
muchas otras cosas los indignados piden la supresión de las SICAV, ese invento
para que los ricos paguen pocos impuestos. Y da la casualidad que nuestro
renombrado cineasta, con un patrimonio superior a los 41 millones de euros,
tiene varias de estas sociedades para pagar pocos impuestos, proporcionalmente
mucho menos impuestos que cualquiera de los indignados.
Como
buen miembro de la ceja, la sociedad de Almodóvar El Deseo ha percibido de las
arcas públicas las siguientes subvenciones desde 2004 a 2008 por:
1.270.000
euros: para la distribución de “La mala educación”.
399.000
euros: para la presencia en festivales (Cannes, Venecia, San Sebastián) y la
ceremonia de los Oscar .
383.000
euros: para la producción de ‘El patio de mi cárcel' .
300.506
euros: para la producción de ‘Hable con ella' .
250.000
euros: para la obra experimental ‘Historia de la montaña de la bruma'.
167.000
euros: para la conservación de negativos de diversas películas de Almodóvar.
Más
de 2.7 millones de euros de dinero público para la SICAV y a tributar al 1 %.
Casualmente las sociedades de Almodóvar invirtieron en 2008 dinero en Lux
Invest, fondo que invertía en productos tóxicos de Bernard Madoff ¿les suena
este pájaro financiero, no?
En
fin, que no parece muy coherente que alguien que recibe dinero público en
subvenciones, que goza de un considerable patrimonio y que elude el pago de
impuestos a través de sociedades financieras legales pero éticamente
reprobables, ande por ahí de “indignado”. Sus méritos cinematográficos no se
cuestionan, pero su papel de figurante con pretensiones estelares en la Puerta
del Sol es patético e indigno. No hay en su comportamiento la más mínima
coherencia ética o política. Es la otra cara de la moneda. Y es la cara más
dura e impresentable de estos agitados días.
Con
su actitud no sólo se pone en evidencia, sino que además pone en evidencia las
reivindicaciones de todo un colectivo que con más o menos argumentos reivindica
unos postulados muy alejados de los que practica el Sr. Almodóvar. Mi
admiración y respeto para el Sr. Anguita y todo lo contrario para Peeeeedro.
Santiago
de Munck Loyola